¿Qué tienen en común Justin Bieber, George W. Bush, Avril Lavigne y Bella Hadid? Además de ser individuos famosos, todos han padecido la enfermedad de Lyme. Hablamos de una infección bacteriana transmitida por garrapatas que puede generar complicaciones cardíacas y neurológicas. Una víctima fatal de la enfermedad de Lyme sería el consagrado biólogo británico Charles Darwin, según una investigación publicada el año pasado.
La bacteria Borrelia burgdorferi es la causante de la enfermedad que se transmite por la picadura de los artrópodos más comunes en Estados Unidos. Sin embargo, la enfermedad de Lyme no es exclusiva de ese país pues se han documentado casos frecuentes en Europa, Japón, China y Rusia.
¿Pero, qué es la enfermedad de Lyme?
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) la definen como una infección bacteriana transmitida por la picadura de garrapatas. Estos insectos, popularmente conocidos como «garrapatas de venado«, se infectan al alimentarse de la sangre de estos animales.
Sin embargo, la sola picadura de uno de estos animales no es garantía de que la enfermedad se desarrolle. Para que la infección prolifere, el artrópodo parásito debe mantenerse pegado a la piel del huésped durante 36 horas.
La recomendación de los CDC es que, al encontrar uno de estos animales sobre la piel, el individuo debe retirarlo con unas pinzas lo más pronto posible para minimizar el riesgo de infección. Pero eso no es todo: los especialistas advierten que es necesaria la intervención médica, aunque no aparezcan síntomas inmediatamente después de la picadura.
Los síntomas de la enfermedad de Lyme.
Los síntomas pueden aparecer entre 3 y 30 días después de la picadura, el tiempo que puede llevar a la bacteria instalarse en la piel de la persona infectada. Las erupciones cutáneas se caracterizan por estar acompañadas de moretones y comezón. El cuadro también puede incluir fatiga, dolor de cabeza, rigidez en el cuello, dolor en las articulaciones, náuseas e hinchazón.
Una vez confirmado el diagnóstico, el paciente debe someterse a un tratamiento lo más pronto posible para evitar que la infección alcancé el torrente sanguíneo y/o el sistema linfático, diseminándose por el cuerpo. Aproximadamente el 15% de los casos presenta afectaciones en el sistema nervioso, generando problemas como la meningitis y parálisis de Bell (debilidad en uno o ambos lados de la cara). Alrededor del 8% de los infectados generan problemas cardíacos.
Pero, no todas las personas saben que están infectadas. Los CDC apuntan que uno de cada cuatro infectados no presentan o no se dan cuenta de los moretones y la inusual comezón en la piel. Es algo peligroso, pues un diagnóstico tardío puede resultar en complicaciones graves.
La enfermedad de Lyme se trata con antibióticos. Sin embargo, en los casos más graves una recuperación completa es poco probable, por lo que el paciente debe someterse a vigilancia médica constante.
La recomendación que hacen los especialistas es la prevención: repelentes con permetrina, la sustancia insecticida y acaricida más común. Además, señalan la importancia de evitar los recorridos en lugares desconocidos, vestir ropa que cubra el cuerpo en ambientes con mucha vegetación y revisar el cuerpo en busca de garrapatas tras el contacto con flora y fauna.