Cuando un par de helicópteros Black Hawk de los Estados Unidos fueron derribados en Mogadiscio, la capital de Somalia, lo que era una misión de noventa minutos se convirtió en una batalla de 15 horas cuando soldados estadounidenses quedaron rodeados por el enemigo. Un grupo conjunto conformado por varios miembros de diversas fuerzas especiales de élite de los Estados Unidos recibió la misión de atrapar a los colaboradores de Mohamed Farrah Aidid, el violento señor de la guerra somalí.
Las terribles consecuencias de la Independencia de Somalia.
Somalia es un país en África Oriental con una superficie territorial de 637,655 km² y un clima tan árido que apenas y hace posible la cría del ganado. Pese a la falta de tierras fértiles, Somalia se encuentra en una posición estratégica de África Oriental, una zona que históricamente figuró como un objetivo tentador para los colonizadores europeos hasta buena parte del siglo XX.
Sin embargo, cuando Somalia logró independizarse de los colonizadores europeos en 1960, el despiadado dictador militar Muhammad Siad Barre tomó las riendas del país y se hizo con el poder.
Después que Barre tomara el control del gobierno mediante un golpe de estado, instauró en la nación un estilo de vida denominado “socialismo científico”. El resultado fue una economía profundamente devastada y la hambruna generalizada de los habitantes.
En 1991, una serie de manifestaciones civiles lograron que Barre fuera expulsado del cargo. Sin embargo, en esta ocasión el mando de la nación no lo tomó un solo dictador, Somalia quedó a cargo de varios clanes de guerreros extremadamente violentos, entre los que se encontraba un sujeto entrenado por los soviéticos llamado Mohamed Farrah Aidid.
Una terrible hambruna en Somalia.
El 1992, la hambruna en Somalia ya se había cobrado la friolera de 100 mil víctimas en el transcurso de tan sólo cinco meses. Más de 600 personas morían todos los días de hambre. El caos que gobernaba al país frustró los intentos de las Naciones Unidas para desplegar la ayuda humanitaria y proporcionar alimento a la población. A través de una votación, la ONU decidió enviar 13,000 soldados de distintas nacionalidades para poner un alto a la violencia. Estaban realmente preocupados por evitar que más de dos millones de somalíes terminaran desapareciendo por la hambruna.
Sin embargo, esta acción no fue bien recibida por el General Aidid. “No necesitamos extranjeros”, dijo, y amenazó con “regresarlos a casa en bolsas para cadáveres”.
Un año después la violencia se mostraba imparable. Después que hombres de Aidid emboscaron y asesinaron a miembros de una fuerza de mantenimiento de la paz en junio de 1993, la misión de las tropas desplegadas por las Naciones Unidas en Somalia cambió de mantener la paz a atrapar a Aidid y sus secuaces. Sin embargo, jamás anticiparon una batalla en Mogadiscio.
La épica Batalla de Mogadiscio.
Corría el día 3 de octubre de 1993 cuando 160 soldados estadounidenses llevaban a cabo la Operación Serpiente Gótica en Mogadiscio, ciudad capital de Somalia. El objetivo de la misión era capturar a Aidid y sus principales lugartenientes. El grupo estaba conformado mayoritariamente por Rangers del Ejército y Operadores de la Fuerza Delta: algunas de las unidades de combate y fuerzas especiales más elitistas del mundo, aunque también se incluyeron fuerzas de tarea provenientes de Pakistán y Malasia.
Se suponía que la misión no debía extenderse más allá de la hora y media, pero cuando los soldados hicieron una aproximación en sus helicópteros Black Hawk, las tropas en tierra se encontraron con un escenario dantesco: edificios enteros reducidos a escombros, calles convertidas en basureros y refugiados por todas partes.
Posteriormente, uno de los soldados que descendía por uno de los helicópteros soltó la cuerda y cayó 20 metros hasta el suelo. Aunque sufrió heridas graves, posteriormente lograría recuperarse.
Una multitud se congregó en la calle donde había caído el soldado para observar lo que estaba sucediendo, y rápidamente la situación terminó saliéndose de control. Entonces, aconteció lo impensable. Como lo relató el periodista Mark Bowden en su libro Black Hawk Down: los aterradores eventos iniciaron cuando milicianos somalíes lanzaron granadas propulsadas por cohetes, derribando a dos helicópteros estadounidenses. En el suelo, “los soldados observaron la estela de humo de la granada” dirigirse directamente al Black Hawk Súper 6-1. Después, “todos escucharon la explosión”.
Había comenzado la Batalla de Mogadiscio.
La verdadera historia de “La caída del halcón negro”.
El piloto y copiloto del helicóptero Black Hawk Súper 6-1 perdieron la vida al instante. Aunque una fuerza de rescate acudiría a retirar a los heridos, otro hombre más perdería la vida por las heridas producto del ataque. El oficial en jefe Mike Durant, que también se encontraba pilotando un segundo Black Hawk, recibió el impacto de otro lanzagranadas que le produjo una fractura en la espalda y le impidió moverse. En el suelo, Durant recuerda escuchar a la multitud acercarse y pensar “ya vienen, me van a matar”.
Sin embargo, el Sargento Maestro Gary Gordon y el Sargento de Primera Clase Randy Shughart intentarían voluntariamente hacer la contención de la refriega para intentar salvar a su colega. “La cantidad de disparos fue increíble”, recordó Durant mientras su apoyo intentaba contener al enemigo en una última batalla épica.
Los estadounidenses eran ampliamente rebasados en número por los somalíes. Gordon y Shughart fueron asesinados pronto y Durant se convirtió en prisionero durante 11 días, tiempo en el que estuvo atado con una cadena para perros hasta que fue liberado por fuerzas de los Estados Unidos.
La misión se había convertido en una batalla de 15 horas.
Cuando la 10.ª División de Montaña llegó para relevar a los soldados atrapados, estaba acompañada por fuerzas militares de Pakistán y Malasia. Sin embargo, en la misión no se había planeado, y mucho menos coordinado, actuar junto a fuerzas de las Naciones Unidas en caso de un desastre como éste, por lo que la recuperación de las tropas estadounidenses asediadas resultó complicada y tardía.
El recuento de los daños.
La operación terminó cobrando una factura muy alta: dos helicópteros Black Hawk, 18 soldados estadounidenses muertos y 73 heridos. En estas cifras no se incluyeron los muertos de las fuerzas paquistaníes y malayas. Los cadáveres de los soldados de las Naciones Unidas también fueron arrastrados por las calles de Mogadiscio.
Aunque muchos recuerdan a la Batalla de Mogadiscio como un rotundo fracaso, cabe destacar de las Fuerzas Especiales tuvieron éxito en su misión de capturar a dos tenientes de Aidid.
Como veterano de la misión que posteriormente se desempeñó como asesor para el desarrollo de la película La caída del halcón negro, Mike Durant señaló: “les pateamos el trasero, aunque sólo a nivel táctico. Desde un punto de vista estratégico y político, cuando tienes algunas bajas pareciera un gran problema”.
La prensa también se encargó de presentar esta misión como un completo desastre. Bill Clinton, que en esa época se desempeñaba como presidente de los Estados Unidos, llegó a declarar más tarde que los eventos en Somalia fueron una de “las horas más oscuras”. Las Naciones Unidas salieron de Somalia en 1995 y Aidid murió un año después. Aunque la admirable valentía de los hombres que lucharon en la Batalla de Mogadiscio será recordada gracias al libro y la película, Somalia todavía figura como un país inestable.