A pesar de que es abundante y renovable, la energía solar enfrenta un gran problema: carece de medios económicos y eficientes para su almacenamiento a largo plazo. Debido a esto, los avances en la tecnología se desaceleraron durante algún tiempo hasta que, el año pasado, una serie de estudios presentó una solución intrigante. El más reciente de todos fue publicado en la revista Energy & Environmental Science.
“Baterías” de energía solar.
Para ser más precisos, el fluido en realidad es una molécula en forma líquida que los científicos de la Universidad Tecnológica Chalmers, en Suecia, han intentado mejorar desde hace más de un año. Se trata de una molécula compuesta por hidrógeno, nitrógeno y carbono que, al recibir luz solar, reacciona de forma que los enlaces entre sus átomos sufren un reordenamiento, transformándola en una nueva versión energizada llamada isómero.
La energía solar se almacena en estos fuertes enlaces químicos del isómero, donde se conserva incluso cuando la molécula se enfría a temperatura ambiente. Así, cuando la energía es requerida, durante la noche o en época invernal, el fluido se extrae utilizando un catalizador que regresa la molécula a su estado original, proceso en el que se libera energía en forma de calor.
De acuerdo con Kasper Moth-Poulsen, especialista en nano materiales de la Universidad Tecnológica Chalmers, en el isómero la energía puede quedar almacenada hasta por 18 años.
Para poner el fluido a prueba, los investigadores fabricaron un sistema prototipo en el techo de un edificio de la universidad. Y de acuerdo con los testimonios, los resultados terminaron llamando la atención de numerosos inversores.
Un sistema revolucionario en energías renovables.
Se trata de un dispositivo que, además de poner a disposición del usuario una fuente de energía renovable y libre de emisiones, cuenta con un reflector cóncavo y un tubo en el centro, que se orienta al Sol como si se tratara de una antena parabólica.
Los investigadores están convencidos de que su sistema puede aplicarse en el futuro a instalaciones domésticas de calefacción, para alimentar calentadores de agua en edificios, lavadoras, secadoras de ropa y toda una variedad de dispositivos.
Tras una serie de experimentos, los investigadores concluyeron que el fluido es capaz de almacenar hasta 250 watts-hora de energía por kilogramo, hablamos de que supera al doble la capacidad de las baterías Powerwall comercializadas por Tesla.
Sin embargo, la tecnología todavía tiene mucho que perfeccionar. Los investigadores creen que con las correcciones pertinentes se podría extraer todavía más calor del sistema, logrando un calentamiento de por lo menos 110 grados Celsius más de lo que se consigue actualmente.
Moth-Poulsen tiene la esperanza de que la tecnología esté disponible para su uso de forma comercial en una década, si todo sale según lo planeado.