Además, la investigación concluye que será muy complicado alimentar a 9,000 millones de personas para 2050 y mantener la sustentabilidad de los recursos en la Tierra. Se trata de un estudio publicado en la revista científica Sustainability, con sombrías expectativas para la enorme población del futuro que no sólo será más alta y pesada, sino que demandará una mayor cantidad de alimentos.
El estudio, dirigido por el profesor Daniel B. Müller en colaboración con sus colegas Gibran Vita y Felipe Vásquez, todos de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), se basó en un análisis de los cambios en las poblaciones de 186 naciones comprendidos entre 1975 y 2014. Al comparar la información disponible, observaron que el adulto promedio en el año 2014 resultaba un 14% más pesado, aproximadamente 1.3% más alto, 6.2% más viejo y requería de 6.1% más energía que un adulto promedio en 1975. Y de acuerdo con los investigadores, la tendencia se mantendrá en la mayoría de los países.
“Un adulto promedio en el mundo consumía 2,465 calorías al día en 1975. En 2014, el adulto promedio llegó a consumir 2615 calorías”, dice Vita.
En términos globales, el consumo de los humanos aumentó en un 129% durante el período antes mencionado. Del porcentaje total, un 116% corresponde al crecimiento poblacional, mientras que el 15% fue a causa del aumento en el peso y la altura. Es verdad que los ancianos requieren una menor cantidad de alimento, pero el envejecimiento de la población únicamente resta un 2% al porcentaje de consumo.
La conclusión general es que necesitaremos más comida de la que somos capaces de producir hoy, pues la población mundial, que actualmente se aproxima a los 7,600 millones, deberá alcanzar los 8,600 millones en 2030, 9,800 millones para 2050 y 11,200 millones para el año 2100, según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas. “Resultará mucho más complicado alimentar a nueve mil millones de personas en 2050 de lo que nos resulta hoy”, apunta Vita.
Particularidades en el desarrollo de los humanos.
A pesar del panorama poco favorable para los humanos en el futuro, es importante destacar algunas variaciones considerables entre los países analizados. Por ejemplo, la ganancia de peso por persona de 1975 a 2014 varía entre 6% y 33%, lo mismo sucede con el aumento en la demanda de energía que puede ir del 0.9% al 16%.
En la práctica, esto quiere decir que los individuos de diferentes países presentan crecimientos distintos. Como ejemplo podemos apuntar a una persona del Reino de Tonga que pesa 93 kilogramos y a un vietnamita promedio, cuyo peso es de 52 kilogramos. Esto quiere decir que en Tonga requieren de 800 calorías extras al día, lo que correspondería a 10 manzanas por individuo.
Algunos países cambian de forma acelerada. Santa Lucía, en el Caribe, aumentó el peso promedio de sus ciudadanos en 20 kg desde 1975. Los cambios más altos y más bajos se distinguen en África y Asia, como un reflejo de la desigualdad que existe entre los países de estos continentes.
De acuerdo con los autores del estudio, este documento ofrece información oportuna para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), líder en los esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria para todos.
Vásquez y Vita apuntan que se debe observar más allá de un número de personas en un área determinada para comprender los mecanismos tras el consumo, un proceso que requiere de un abordaje multidisciplinario donde se tomen en cuenta factores fisiológicos y sociales. “Los estudios previos no tuvieron en cuenta la demanda creciente de los individuos más grandes y sociedades ancianas al calcular las futuras necesidades alimentarias de una población en crecimiento”, concluye Vásquez.