François Vatel llevaba dos semanas con un terrible insomnio y ese día, tras un par de horas recostado en la cama, se levantó a las 4 de la mañana para revisar si había llegado su encargo de pescado para el banquete en honor al rey Luis XIV de Francia.
Los inicios de François Vatel como cocinero real.
En la historia de la gastronomía, el episodio del maestre de cocina que se suicidó por falta de pescado es uno de los más populares. Incluso produjeron una película con la trama (Vatel, estrenada en el año 2000 y dirigida por Roland Joffé). François Vatel nació en el año de 1631 en el seno de una familia humilde, y a muy temprana edad se convirtió en aprendiz de cocinero. Cuando tenía 22 años, ingresó al servicio de la corte como ayudante del cocinero de Nicolas Fouquet, el ministro de finanzas.
La ambición, el talento, su excelente desempeño y obsesiva organización lograron que al muy poco tiempo Vatel pasara a ocupar el lugar de su jefe. Sin embargo, desde hacía mucho tiempo se había establecido un solo objetivo en la vida: demostrar a Luis XIV que era el mejor cocinero real. En 1661, Vatel llevó a cabo uno de sus primeros intentos al crear una crema batida, dulce y perfumada con la intención de impresionar a la corte durante un banquete.
Para su mala fortuna, el rey ni siquiera notó aquella delicatesse. Además, el banquete tampoco trajo cosas buenas para Fouquet pues poco tiempo después lo acusaron de conspirar contra la corona y lo llevaron a prisión. Vatel organizó una pequeña revuelta, pero los guardias simplemente lo ignoraron. Antes que el rey terminara volcando su irá sobre él, decidió exiliarse en Inglaterra.
De regreso a Francia.
Un par de años después regresó a Francia y encontró trabajo con el Príncipe de Condé, en el castillo de Chantilly. Evidentemente, en este lugar su crema sí fue apreciada por todo mundo. Completamente satisfecho, Vatel bautizó su creación con el nombre del lugar.
La vida de Vatel pasó sin contratiempos hasta el trágico año de 1671. Condé había invitado al rey Luis XIV a un fin de semana de cacería en el castillo. Al cocinero se le avisó con dos semanas de antelación para que preparara una recepción espectacular. Completamente estresado por el evento, Vatel sufrió 12 días seguidos de un terrible insomnio. Sin embargo, el rey llegó con más invitados de los esperados.
Vatel se dio cuenta que el faisán asado que tenía pensado preparar no alcanzaría para los asistentes. “Mi honor está perdido”, comentó. El Príncipe de Condé intentó consolarlo diciéndole “Vatel, jamás existió comida tan magnifica como la de hoy”. Pero de poco sirvieron estas palabras. El cocinero se preocupó todavía más por el banquete que le esperaba el sábado, el más grande que había organizado en su carrera: filete de lenguado, melón con jamón de Parma, anchoas, langosta con salsa de camarón, pernil de cordero, pato con salsa de Madeira y para el postre, bombas de mermelada de fresa.
Los gritos de Vatel al enterrarse el puñal terminaron despertando a todo el castillo.Una hora después del trágico acontecimiento, numerosos pescadores empezaron a llegar con sus cargas: se habían atrasado en los puertos. Esa noche, el banquete fue todo un éxito. Como una forma de mostrar respeto a la memoria de Vatel, no sirvieron el filete de pescado. Por fin, Luis XIV había quedado encantado con el talento del cocinero, pero Vatel ya no pudo ver su sueño convertido en realidad.