domingo, 15 de abril de 2018

Léo Major, el Rambo canadiense

El franco-canadiense Léo Major nació en el año de 1921 y tal vez jamás imaginó que su nivel de heroicidad superaría por mucho a la del soldado promedio cuando se enlistó en el ejército canadiense al arranque de la Segunda Guerra Mundial. Se dice que decidió ir a combate para mostrar a su padre, con quien llevaba una relación algo complicada, que podía convertirse en un hombre del que se sintiera orgulloso.

Leo major
En el año de 1941, Léo Major inició su épico viaje en tierras extranjeras sirviendo para Le Regiment de la Chaudiere. En aquel histórico Día D, una granada lo hirió de gravedad y como resultado perdió parcialmente la visión de su ojo izquierdo. Major se negó a regresar a Canadá, afirmando que solamente necesitaba su ojo derecho para apuntar con el rifle.
Una vez que se recuperó de las lesiones lo integraron a un pelotón de exploración y se volvió bastante hábil con el rifle, forjando una reputación como excelente francotirador.

La liberación de Zwolle.

En el mes de abril del año 1945, el regimiento de Major se encontraba cerca de la ciudad de Zwolle, en Países Bajos. Los comandantes solicitaron un par de soldados voluntarios para realizar un reconocimiento en el área y elaborar un informe sobre el número de tropas alemanas que patrullaba el lugar.
De ser posible, los voluntarios también debían establecer contacto con la resistencia holandesa pues el regimiento Chaudiere iniciaría las maniobras de ofensiva al día siguiente. Para ese entonces, Zwolle tenía una población aproximada de 50,000 habitantes por lo que resultaba bastante probable que civiles inocentes terminaran en medio del fuego cruzado.

Willy Arseneault y Léo Major.

Major y un amigo llamado Willy Arseneault se postularon como voluntarios para escabullirse en la ciudad. Willy terminó muriendo por fuego alemán después que la pareja se encontrara con una barricada poco después de la media noche. De acuerdo con el informe, antes de perder la vida Willy fue capaz de llevarse consigo al más allá a su atacante.
Comprensiblemente lleno de ira, Léo Major tomó la ametralladora de Arseneault y se dirigió directamente al enemigo, aniquilando al par de soldados nazis que restaba. Otros huyeron a bordo de un vehículo.
Major siguió adelante y logró emboscar al vehículo, capturando al conductor alemán que lo llevó hasta un oficial que se encontraba emborrachándose en una taberna cercana. Allí, informó al oficial que fuerzas canadienses desplegarían un ataque con artillería pesada contra la ciudad, lo que generaría la muerte de bastantes soldados y civiles en Zwolle. Jamás mencionó que se encontraba solo.
Estatua comando

Misión imposible.

Posteriormente, Major devolvió el arma al oficial y, con esa habilidad que rápidamente se haría famosa entre las tropas alemanas, inmediatamente empezó a correr por las calles de la ciudad disparando la ametralladora y arrojando granadas a diestra y siniestra. Los estallidos resultaron muy estruendosos, pero se aseguró de arrojar las granadas en lugares donde no causaran demasiado daño a los ciudadanos o a los edificios de la ciudad.
Durante las primeras horas de la madrugada, se encontró con un grupo de 8 soldados alemanes. Aunque lograron encañonarlo, Major mató a cuatro e hizo que los demás salieron huyendo. Léo salió de aquel contratiempo sin lesiones y con un solo arrepentimiento: después confesaría que tenía la sensación de que su deber era matarlos a todos.
Mientras seguía desplegando su campaña de terror al cobijo de la noche, los alemanes empezaron a entrar en pánico creyendo que un pelotón entero de fuerzas canadienses empezaba a atacarlos. Para las 4 de la mañana, los soldados alemanes se habían esfumado de Zwolle.

Soldado rebelde.

Una guarnición alemana entera -se estima que conformada por varias centenas de soldados- fue ahuyentada por un soldado tuerto que escapaba de la ciudad. La localidad quedó libre sin necesidad de derramar sangre de civiles o de los muchos soldados de ambos bandos que seguramente habrían parecido en aquella batalla desordenada.
En lugar de ir a dormir después de correr por toda la ciudad a altas horas de la madrugada esquivando disparos de armas alemanas y provocando un auténtico infierno, Major solicitó a varios civiles holandeses que le ayudaran a recuperar el cuerpo de su amigo Willy.
Liberación de zwolle segunda guerra mundial
Sólo después que logró recuperar el cadáver de su compañero, Léo Major se dirigió a su comandante para informar que no había “ningún enemigo” en Zwolle. En lugar de disparos, el ejército canadiense ingresó con el sonido de aplausos. Por sus acciones en batalla, Léo Major recibió la Medalla de Conducta Distinguida.

Léo Major en la batalla del estuario del Escalda.


Tal vez está de más, pero en 1944 (un año antes a la liberación de Zwolle) batalla del estuario del Escalda, Léo Major logró capturar 93 soldados alemanes por su cuenta y los llevó a esperar la llegada de las tropas canadienses.
En aquella época, Willy y Léo se disponían a emprender una misión de reconocimiento para descubrir lo que había sucedido con una compañía de soldados que aparentemente se había esfumado. Por desgracia, Willy enfermó y Major tuvo que arreglárselas solo. Rápidamente descubrió que la compañía entera se las había arreglado para hacerse capturar.
Fiel a su estilo (y como tenía frío), en lugar de regresar a informar de la situación a sus superiores, Major decidió refugiarse en una casa cercana para calentarse. En este lugar, divisó un par de soldados alemanes a través de las ventanas y tomó la decisión de hacerlos prisioneros.
Este par de desgraciados, que presumiblemente lo ayudaron a cargar sus enormes bolas de acero, lo condujeron directamente con su comandante, que se encontraba entre otros 100 soldados alemanes en ese momento.

Danzando con la muerte.

Básicamente le ofreció dos cosas: la rendición o la muerte. Evidentemente, también cabía la posibilidad de que la jugada de Léo fuera descubierta y terminara muerto, pero milagrosamente su plan funcionó.
¿Por qué? Básicamente por pura suerte, y es que unas tropas cercanas de la SS observaron aquel intercambio y lo malinterpretaron, creyendo que el comandante y sus hombres se estaban rindiendo. Así, la SS abrió fuego sobre Major y los soldados alemanes que lo rodeaban.
Aquellos alemanes que habían quedado bajo “fuego amigo” tomaron la decisión de que rendirse ante Major era preferible a morir a manos de la SS, por lo que fueron con el canadiense, con la SS pisándole los pies y matando algunos en el camino. Al final, 93 soldados alemanes regresaron con Léo Major y se convirtieron en prisioneros de guerra.
Prisioneros de guerra alemanes
Por su increíble hazaña, Major se hizo acreedor a la Medalla de Conducta Distinguida, pero terminó rechazándola pues creyó que su comandante, el Mariscal de campo Montgomery, era un “incompetente” y que, “había cometido un error terrible. No me agrada para nada”. Por lo que jamás recibiría una medalla de manos del Mariscal de campo.

Guerra de Corea y la histórica Hill 335.

¿Aún te parece que no merece la distinción de súper soldado? Tal vez cuando escuches la historia sobre cómo obtuvo su segunda Medalla de Conducta Distinguida termines de convencerte.
La segunda de estas medallas que aceptó recibir no la obtuvo por su participación en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la ganó durante la Guerra de Corea con acciones que, de muchas formas, superaron sus dos hazañas anteriores, aunque en esta ocasión con la colaboración de un par de decenas de otros individuos. Pero esto no le quita mérito a las acciones ridículamente increíbles de este sujeto, y creo que pronto estarás de acuerdo.
Guerra de corea
Un grupo de aproximadamente 40 mil soldados chinos había tenido éxito desalojando a un enorme cuerpo de soldados estadounidenses de una locación clave llamada Hill 335. Ante la incapacidad de volver a tomar la posición, se desplegó a un pequeño grupo de francotiradores dirigido por Léo Major.
La misión era escabullirse hasta la colina, sorteando aquel mar de soldados chinos, y entonces abrir fuego contra todo lo que se moviera. Después de realizar precisamente estas indicaciones y provocar pánico entre los chinos, en lugar de emprender la retirada, Major logró que sus hombres mantuvieran el fuego continuo y logró lo que miles de soldados gringos no podían: volver a tomar la colina.

Haciendo frente al infierno.

Evidentemente, las fuerzas chinas rápidamente se reagruparon y contraatacaron con dos divisiones, que sumaban más de 14,000 soldados, para arrebatarle la colina a Major y su pequeño grupo de francotiradores (eran 20 hombres). Otra vez, en lugar de seguir órdenes y emprender la retirada, Major y su grupo decidieron resistir en aquella colina.
Tras 72 horas de fuego continuo por parte de los miles de soldados chinos que emplearon toda clase de armamento, llegaron los refuerzos para relevar a Major y sus hombres, quienes habían resguardado la colina todo ese tiempo.
Supongo que después de sentirse aliviado al ver los refuerzos, Major se incomodó un poco cuando el comandante que lo relevaría le dijo que mantener la colina era una locura.

Tumba de leo major

Léo Major murió en 2008, a los 87 años de edad, lejos de aquellos días y lugares que lo convirtieron en una leyenda. Además de las medallas antes mencionadas, el regimiento donde participó Major durante la Segunda Guerra Mundial más tarde creó un trofeo que era entregado durante las competiciones de la compañía para aquellos con mejor rendimiento. El trofeo fue nombrado en su honor.