Teófilo Sehidis (Σεχίδης Θεόφιλος) es recordado por el infame apodo de «Hijo de Frankenstein». A los 24 años de edad, este griego asesinó brutalmente a sus padres, hermana, un tío y la abuela en un frenesí de locura y violencia que conmocionó a la comunidad. El detalle más escabroso sobre el caso es que Sehidis almacenó en un congelador los cerebros de las víctimas.
Hijo de Frankenstein.
En Grecia, los crímenes atroces de este personaje ocuparon los titulares de periódicos y noticieros a medida que se revelaban detalles sobre el caso. Teófilo Sehidis, que por esas épocas estudiaba derecho, confesó ante la policía que almacenó los cerebros de sus víctimas para «estudiarlos más adelante». Tal y como hacía el Dr. Víctor Frankenstein en la novela escrita por Mary Shelley.
La macabra historia aconteció en la isla de Tasos, la zona más septentrional del mar Egeo, entre el 19 y 20 de mayo de 1996. En la retorcida mente de Sehidis la idea de que la familia conspiraba en su contra se arraigó tanto, que terminó desquiciándolo. “Planeaban asesinarme, pero yo los maté primero. Todos estaban locos”, testificó durante el interrogatorio policial.
Tras su aprehensión, el joven asesino confesó con lujo de detalles cada uno de sus horrendos crímenes. Y sin el más mínimo remordimiento describió lo que hizo con los cuerpos. Mientras escuchaba a Tchaikovsky, Teófilo Sehidis decapitó los cadáveres y extrajo los sesos. Los cuerpos los cortó en pedazos, pero la materia encefálica la conservó para, según él, estudiarla en el futuro.
“Extraje un par de sesos y los puse en el refrigerador”, confesó a unos sorprendidos detectives. “Tenía ciertas nociones de medicina y psiquiatría. Solo quería observar la anotomía de un cerebro humano. Eso fue todo. De hecho, una de las cabezas ya estaba abierta y con los sesos de fuera, así que ¿por qué no guardarlos en el refrigerador”, agregó.
Las víctimas de Teófilo Sehidis.
La primera víctima de Teófilo Sehidis fue su tío, un hombre de 58 años llamado Vasilis. Tras una fuerte discusión que terminó en una pelea cuerpo a cuerpo, el joven arrojó al anciano al vacío. Según el testimonio de Sehidis, el tío seguía con vida tras la caída y lo decapitó para “aliviar su sufrimiento”. Arrastró el cadáver hasta una arboleda, se cambió de ropa y compró un rifle de caza.
Al regresar a casa inmediatamente disparó a Dimitris Sehidis, su padre de 55 años. Después, tomó un cuchillo y apuñaló en repetidas ocasiones a su madre María, de 48 años, para finalmente dispararle en la cabeza. Emmy (27 años) y Ermioni (75 años) su hermana y abuela respectivamente, resultaron las últimas en perecer a manos de este demente. Según Teófilo, a las últimas dos víctimas las mató en defensa propia, pues tomaron un cuchillo e intentaron matarlo.
Tras desmembrar los cuerpos con ayuda de una motosierra, puso los restos en bolsas de basura y se dirigió a la parte continental de Grecia. Cuando llegó a la ciudad de Kavala, se deshizo de las bolsas en el basurero local.
Teófilo Sehidis y la desaparición de su familia.
El asesinó jamás planeó entregarse a la policía. Previo al horrendo crimen, engañó durante varios días a la esposa de Vasilis. Eleni, que en ese entonces se encontraba en Bélgica, llamó por teléfono a casa de los Sehidis para hablar con su esposo, pero este nunca contestó. Siempre atendía Teófilo, afirmando que la familia estaba de viaje por Alemania.
Eleni acudió a la policía en Bélgica y denunció la desaparición de su esposo. Las autoridades belgas se coordinaron con las griegas y Teófilo Sehidis se volvió el principal sospechoso en el caso. Todo ese tiempo, el asesino engañó a la policía con la historia de que su familia se encontraba vacacionando en Alemania. Sin embargo, los detectives no le creyeron y continuaron la investigación.
El 21 de julio de 1996, Teófilo Sehidis conducía un automóvil acompañado del rifle con el que mató a su padre. La policía no lo detuvo por el multihomicidio, sino por la portación del rifle, un arma corta y diversos cartuchos. Un juez lo sentenció a pasar 10 meses tras las rejas y pagar una multa relativamente baja. Sin embargo, salió antes de cumplir sentencia por su buen comportamiento.
Teófilo Sehidis confiesa el crimen.
Un mes después y tras muchas horas de interrogatorio, admitió que era responsable por la desaparición de toda su familia. Tras un allanamiento en la casa de los Sehidis, la policía encontró rastros de sangre y sesos por todas partes, dos motosierras y los sesos guardados en el refrigerador. Otro detalle escalofriante en la escena del crimen era la palabra “ERROR” escrita en una de las paredes. Cuando le preguntaron el significado de esa palabra, no respondió. Dado el tiempo que transcurrió entre los asesinatos y la confesión de Sehidis, las autoridades griegas jamás localizaron los restos de la familia.
Quienes conocieron a Teófilo Sehidis lo describían como un sujeto taciturno, amante de la literatura y música clásica. Murió en 2019, a los 47 años de edad, mientras cumplía cadena perpetua en la prisión Korydallos.
Cortesia de Marcia Pellejos
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