Pese a las discrepancias, la evidencia sugiere que el aguacate surgió en México. El registro más antiguo sobre su consumo proviene de una cueva en la localidad de Coaxcatlán, en Puebla. Hace 8 mil años, en ese lugar un humano prehistórico ya disfrutaba la textura cremosa y delicioso sabor de este misterioso fruto. Eventualmente, la lengua náhuatl hablada por los mexicas terminaría dándole tan peculiar nombre.
La palabra “aguacate” deriva del término ahuacatl que, además de referir a la fruta, en el náhuatl posee otro significado: testículo. No resulta tan sorprendente, pues la forma y textura de los aguacates guardan cierto parecido con las gónadas masculinas. Además, ambos siempre se encuentran colgando. Por cierto, ahuacatl-molli es la combinación de palabras en náhuatl de dónde derivó el término “guacamole”. Significa salsa de aguacate o salsa de testículo, pero de esto último no vamos a hablar.
Aguacate: un anacronismo evolutivo.
Para los biólogos, el aguacate es un “anacronismo evolutivo”. Somos extremadamente afortunados al poder degustarlo, pues la fruta evolucionó para satisfacer un nicho de ecosistema que desapareció hace decenas de miles de años. Como sucedió con muchas frutas modernas, el aguacate se desarrolló en función del beneficio que pudiera obtener de la relación con los animales. El árbol les entregaba alimento delicioso y nutritivo, pero también exigía que dispersaran sus semillas.
¿Has visto el tamaño de una semilla de aguacate? Bueno, en la naturaleza las semillas deben tener el tamaño suficiente como para circular por el tracto digestivo de los animales que consumen el fruto. En muchos casos, la evolución logró que las semillas resultaran amargas o lo suficientemente tóxicas como para hacer vomitar al animal.
Así, los animales aprenden que la semilla no es para consumo y simplemente la tragan entera. Cuando llega el momento de defecar, el sistema digestivo del animal expulsa las semillas enteras acompañadas de estiércol rico en nutrientes. Estas son condiciones ideales para que surja una nueva planta.
¿Qué animales esparcían las semillas de aguacate?
Hasta donde sabemos, el aguacate no es la excepción a la regla. Debieron existir animales que consumían el aguacate entero, diseminando las semillas conforme defecaban por los territorios que habitaban. Es improbable que la supervivencia de esta especie vegetal dependiera de que los humanos pincharan el hueso con palillos de dientes y lo suspendieran en agua hasta que brotara la raíz. ¿Qué animal en esta zona del planeta tenía tamaño suficiente para comer un aguacate entero y expulsar un hueso tan grande?
Actualmente ninguno. Y si alguna vez existió, lo desconocemos. Por eso es que los científicos consideran al aguacate un “anacronismo evolutivo”, tal como sucedió con el mango y los dodos. Hace 10,000 o 20,000 años, en América prevalecía una megafauna: animales que reinaron hasta la llegada de los humanos. Aparentemente, nuestra especie los cazó hasta la extinción.
En Sudamérica, una región relativamente aislada del resto del continente, la evolución posibilitó la existencia de animales como el gliptodonte, un armadillo del tamaño de un automóvil sedán. O las macrauquenias, auténticas devoradoras de hierba que parecían una mezcla entre un elefante, camello y jirafa.
También estaba el formidable perezoso terrestre, un animal de más de seis metros que pesaba hasta cinco toneladas. Finalmente tenemos al gonfoterio, un animal parecido a un elefante que pudo vagar por Sudamérica hace apenas 9,000 años. Las cuatro especies son sospechosas de ser compañeros coevolutivos del aguacate. Y de no haber resultado tan delicioso para los humanos, probablemente habría desaparecido junto con el armadillo con esteroides.
Curiosidades del aguacate.
Variedad de aguacate Hass.
Existen docenas de variedades de aguacate, pero la más famosa de todas es la Hass. Casi 8 de cada 10 árboles de aguacate que existen en el mundo son Hass. Y cada uno de ellos desciende de los esquejes de un solo árbol propiedad de Rudolph Hass. En 1935, este cartero de La Habra Heights, en California, se percató de que un árbol de linaje desconocido producía frutos durante todo el año. Por eso patentó el árbol de aguacate Hass y empezó a vender esquejes. El árbol original murió en 2002, cuando su raíz se pudrió.
El legado histórico de la fruta.
Un árbol de 8 años bien fertilizado y con suficiente agua es capaz de producir unos 800 aguacates por año. Además, si consideramos que los aguacates crecen en los árboles concluiríamos que se trata de una fruta. ¿Pero, de qué tipo? A diferencia de otras frutas que cuelgan de los árboles, como las manzanas o peras, el aguacate se considera “una baya monosperma”.
El aguacate se ha cultivado en América desde hace miles de años. De hecho, cuando no estaba asesinando o saqueando a las poblaciones nativas, Hernán Cortés disfrutaba de los deliciosos aguacates. Alguna vez escribió: “al centro del fruto se encuentra una semilla parecida a una castaña pelada. Entre ésta y la cáscara localizamos la parte comestible que, además de ser abundante, es una pasta parecida a la manteca y de muy buen gusto”.
Peras caimán.
Marks & Spencer, una cadena minorista de Gran Bretaña, intentó en la década de 1960 introducir el aguacate a los consumidores ingleses. Como el término “aguacate” o “avocado” les parecía demasiado extranjero, la tienda optó por comercializar la fruta bajo el nombre de “alligator pears” (peras caimán, en español).
El plan no funcionó, pues al llamarlos peras los clientes dedujeron que la fruta era dulce. Cuando intentaron producir postres con el aguacate, resultó un desastre culinario. Tras una lluvia de quejas sobre tartas y pasteles incomibles hechas a base de “alligator pears”, Marks & Spencer enmendó el error dejando el término “avocado” para referir a la fruta en inglés.
Cortesia de Heli Salvador p2p patas hediondas
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