Guarapari es el municipio de Brasil donde se localiza Areia Preta, una playa de arena oscura con niveles de radiación altísimos. El territorio brasileño dispone de un montón de playas para el disfrute de los turistas, pero Praia Da Areia Preta es única. La arena de esta zona, particularmente la arena negra, contiene un mineral de fosfato conocido como monacita. Esta sustancia es rica en varios elementos raros, como el uranio y torio.
Anualmente, la radiactividad natural de esta playa puede alcanzar niveles de 175 mSv o 20 μSv/h. Pero, en aquellas zonas donde se registran pérdidas de arena negra, los niveles de radiación ionizante superan los 55 μSv/h. Para que te hagas una idea de lo grave que resultan estás cifras, debes saber que durante una radiografía tu cuerpo queda expuesto a 100 μSv. En México, los niveles de exposición a la radiación promedian 0.34 μSv/h.
Hallazgo de la monacita en Areia Preta.
En la década de 1880, el científico austríaco Carl Auer von Welsbach se percató de las altas cantidades de monacita en la arena de esta región. El hombre acababa de inventar un dispositivo para generar luz blanca denominado camisa de Welsbach, y en esa playa encontró la fuente de torio que tanto necesitaba.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, en esta región de Brasil proliferaron las minas de monacita dando pie a una industria de elementos raros. Sin embargo, sería hasta finales del siglo XX que las playas de arena de monacita empezaron a llamar la atención del turismo sanitario. A principios de la década de 1970, una médica llamada Silva Mello empezó a promocionar una terapia a base de arena radiactiva.
Una playa que “cura” las enfermedades en Brasil.
Esto a pesar de que la radiactividad en la arena de monacita era de dominio público desde hacía al menos un siglo. Mello afirmaba que con la arena negra podía tratarse una variedad de condiciones médicas, incluido el reumatismo. En la actualidad, miles de turistas acuden a esta playa para cubrirse con la arena radiactiva bajo la creencia de que cura multitud de enfermedades.
Mientras rebozan sus cuerpos en la arena negra, ignoran los peligros de una exposición prolongada a altos niveles de radiación. Pasaron más de cinco décadas desde que Silva Mello promocionó los supuestos beneficios de la arena de monacita. Sin embargo, muchos brasileños continúan convencidos de que exponerse a esta sustancia es benéfico para la salud.
Areia Preta y el turismo de salud.
La industria turística del municipio de Guarapari ha lucrado tanto con la narrativa, que no hace esfuerzo alguno por aclarar las cosas. De hecho, presumen con orgullo el mote de “La ciudad saludable”, pese a la controversia por los efectos de la exposición a la arena radiactiva. Para la mayoría de habitantes esto no es un problema, pues en otras áreas de Guarapari la radiación natural apenas promedia 0.6 µSv/h, niveles que no representan riesgo alguno para la salud.
Pero, en playas como Areia Preta la situación es muy diferente. Mientras el incesante vaivén de las olas desgasta las montañas costeras ricas en monacita, los compuestos radiactivos alcanzan la costa en forma de arena negra.
Desde hace años han advertido que en Areia Preta, incluso la radiación gamma por sí sola ya representa un peligro para los turistas. En 2002, una investigación concluyó que los niveles de radiación gamma en la playa de Areia Preta se equiparaban a los registrados a 1 kilómetro de la Central nuclear de Chernóbil. Los investigadores aclaran que, aunque la composición de los radioisótopos en estos lugares difiere, la radiación gamma en Areia Preta es tan elevada que requiere equipo de protección.
Consecuencias de la exposición a altos niveles de radiación.
Mientras la radiación absorbida a través de la piel puede causar cáncer de piel, los compuestos radioactivos que se respiran en esta playa pueden dar pie a un cáncer pulmonar. De hecho, el organismo gubernamental encargado de temas nucleares en Brasil recomienda limitar la exposición a playas radiactivas como Areia Preta.
Alguna vez se propuso retirar la monacita de la arena para vender el producto como elementos raros. Así, la famosa arena negra de Guarapari mantendría su atractivo turístico sin exponer a los visitantes a radiación potencialmente dañina.
Cortesia de Beto "matablogueras" Alfaro
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