La misteriosa muerte de al menos 89 personas en Sudán del Sur se volvió motivo de preocupación para la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La tragedia sucede en Fangak, en el estado de Junqali, un pequeño pueblo devastado por graves inundaciones en meses previos. Como los investigadores locales no logran identificar el padecimiento, la OMS envió un equipo de científicos para proporcionar una respuesta rápida al problema.
“Se envió un equipo de respuesta rápida para evaluar riesgos y hacer investigación de campo. En estos momentos toman muestras a individuos enfermos, aunque el número de decesos reportados ya asciende a 89”, señaló Sheila Baya, una funcionaria de la OMS. Con más de 780 mil damnificados, las inundaciones que afectaron a Sudán del Sur fueron catalogadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como las peores en décadas.
Para empeorar la situación, el país africano enfrenta una serie de crisis humanitaria por la falta de alimentos causada por las inundaciones. Diversas organizaciones humanitarias alertaron que la situación puede desencadenar un brote de enfermedades. “Niños, mujeres y ancianos llegan exhaustos y hambrientos”, señaló en octubre Arafat Jamal, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Sudán del Sur.
“Algunos tienen días sin comer. Otros están a su suerte en las islas, resguardados bajo los árboles e incapaces de atravesar con seguridad. A las personas les preocupa mucho la salud de los niños. Hay un aumento de infecciones provocadas por enfermedades mortales transmitidas en el agua contaminada”, finalizó Jamal.
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