Todos, sin excepción, tenemos miedo a algo. Es inevitable y forma parte de la naturaleza humana. Existen miedos que resultan comunes entre los individuos, como el miedo a las alturas, a los insectos o a la violencia en nuestra sociedad.
Y también están los miedos raros, como el miedo a los árboles. Este último forma parte de una clase de miedos que la mayoría no suele admitir. Y es que, si se detienen a pensarlo un poco, la fobia solo adquiere sentido en sus cabezas.En Deep Dark Fears, el ilustrador Fran Krause transformó esa clase de miedos en pequeñas ilustraciones en formato de tiras cómicas. Aunque no resultan intencionalmente graciosas, para muchos es inevitable esbozar una pequeña sonrisa al sentirse identificados.
Solía pensar que Santa obtenía sus elfos secuestrando a los niños que estaban despiertos cuando llegaba.
Tenía miedo del autolavado, así que mi madre me dijo que los estropajos rojos no eran otra cosa que cabellos de payaso.
Me encontré completamente distraída, y ni siquiera podía recordar los últimos minutos. Estaba cuestionándome si choqué algunas millas antes, pero mi alma se mantenía conduciendo.
Cada vez que estoy en el aeropuerto y atravieso el escáner, temo que encuentren un arma de la que no tenga conocimiento.
Si escucho pasos por la noche, asumo que es mamá. Me pregunto si cuando ella está en cama, también asume que soy yo.
Mi habitación estaba cubierta, desde el piso hasta el techo, con paneles de madera repletos de rostros.
Adquirí el hábito de hacer muecas bajo el cubrebocas. Me da miedo que cuando todo esto pase, ese hábito se mantenga.
Mi perro tiene el mismo nombre que el fantasma que habita mi casa. Cada vez que lo llamo por su nombre, ambos vienen.
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