Échale un vistazo a esta pequeña lista de cosas que, definitivamente, están más gastadas que la esperanza de superar estos tiempos calamitosos, inflacionarios, violentos y pandémicos.
Y para alegrarte el día, acompañamos estas imágenes con textos de introducción completamente inútiles, aunque necesarios.
Así se ve un cuchillo de restaurante tras ser afilado rutinariamente por años.
El pedal de este piano está tan gastado que, literalmente, perforaron el metal.
En 1985, una mujer adquirió dos osos de peluche idénticos. Uno lo obsequió a su hijo y el otro lo guardó para su primer nieto.
El patrón circular alrededor del poste metálico estaba presente en todo el piso de este vagón de metro.
Un monje oró en el mismo sitio durante 20 años y sus pies dejaron estas marcas sobre la madera.
Este es el efecto de 16 años de luz solar sobre la duela. En la parte preservada solía estar un tapete.
El dueño de esta moneda de plata solía llevarla en su bolsillo desde 1952.
El antes y después de la limpieza de una fachada en Nueva York.
Este piso de un banco muestra el desgaste de los sitios donde los clientes esperan a ser atendidos.
Por estas escaleras transitaron todas las personas que subieron a la Torre de Pisa, en Italia.
Así se ve el daño solar en el rostro de una mujer que pasó 28 años conduciendo camiones.
Cortesia de Don Peinaperros
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