El problema empieza con los crash test dummys, típicos maniquíes empleados durante las pruebas de seguridad que exigen para la comercialización de los automóviles.
El peligro de ser una conductora.
Tan sólo en 2019, 10 mil mujeres estadounidenses perecieron en accidentes de tránsito y alrededor de un millón sufrió algún tipo de lesión. Aunque los hombres contribuyen en mayor medida a generar los siniestros, las mujeres mueren en mayor porcentaje. Algunos argumentan que el desafortunado desfase estadístico se debe al procedimiento de seguridad que siguen los automóviles previo a su venta.
Factor crash test dummy.
En ese país la entidad reguladora es la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA). Y la exigencia básica son pruebas para cuatro tipos de accidentes: impacto frontal, impacto lateral, capó e impactos laterales sobre los postes. Los diseñadores de automóviles toman en cuenta dichas exigencias. Sin embargo, la NHTSA sólo exige que las pruebas tengan lugar con el asiento del conductor ocupado por un crash test dummy basado en el cuerpo masculino.
En el asiento del copiloto suelen representar a la mujer con un maniquí más pequeño. Sin embargo, la silueta del muñeco no hace distinción alguna sobre la forma corporal de un cuerpo femenino. Además, tampoco toman en cuenta las estructuras musculares y densidad ósea de las mujeres. Ni siquiera el tamaño del muñeco encaja con el estándar femenino.
Y se trata de diferencias significativas. Por ejemplo, cuando comparamos el cuello de una mujer contra el de un hombre encontramos menos masa muscular y fuerza. Tan sólo esta diferencia las hace un 22.1% más vulnerables a sufrir lesiones en la cabeza. Los lineamientos vigentes están orientados a evitar que la cabeza masculina impacte contra el tablero de instrumentos. Y su implementación funciona, pues los casos se redujeron 70%.
La firmeza de los asientos.
En Suecia, una investigación concluyó que los asientos modernos no protegen a las mujeres de lesiones por latigazo debido a su firmeza. En esta clase de accidentes, las lanzan hacia el frente mucho más rápido que a los hombres. Y es que durante la construcción de los asientos no se toma en cuenta que las mujeres tienen cuerpos más ligeros.
Elementos de seguridad tan imprescindibles como el cinto de seguridad y las bolsas de aire, también significan un riesgo para las mujeres. Principalmente porque no toman en cuenta la presencia de los senos. En 2011, un estudio a cargo de la Universidad de Virginia encontró que las conductoras con cinturón de seguridad tienen hasta 47% más riesgo de sufrir lesiones graves que el sexo opuesto bajo condiciones semejantes. Tratándose de lesiones leves, esa cifra se disparó hasta el 71%.
Diseño excluyente.
Investigadores como Caroline Criado Pérez, estiman que las mujeres tienen mayor probabilidad de morir durante un accidente de tránsito. Criado cree que el principal responsable es el crash test dummy, cuyo diseño se basa basado en un hombre percentil 50 que no ha cambiado en décadas.
En estas diferencias también influye el hábito que tienen las mujeres de recorrer el asiento hacia delante mientras conducen. Como tienen menor estatura, deben sentarse con la columna más alineada para tener buena visión mientras se acercan para alcanzar los pedales. El ángulo de las piernas y la posición de la cadera también aumentan el riesgo de sufrir lesiones en la zona baja. Pero, para la industria automotriz esta posición huye del estándar.
Afortunadamente, es algo que cambiará en el futuro. Diversos grupos activistas presionan a la NHTSA para que incluya un maniquí más acorde con las características anatómicas de la mujer. También solicitan se tome en cuenta a personas mayores, individuos con sobrepeso y niños que no ocupan los autoasientos de seguridad.
Además, una disposición de ley en la Cámara de Representantes busca la actualización de los estándares y una mayor representación de los maniquíes empleados en las pruebas de choque.
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