Lo más lógico es pensar que existe una relación directa entre la formación recibida de los padres y su entorno más que de la sociedad porque esta misma sociedad donde viven los ‘ninini’ es en la que convive una generación de jóvenes altamente responsables, cualificados, y ambiciosos, que luchan y trabajan duramente para abrirse paso en la vida y para los que buscar empleo es un trabajo más al que se enfrentan con entusiasmo y sin regatear esfuerzos.
Todos los seres vivos tanto del reino animal como del vegetal, tiene como prioridad que sus crías se desarrollen con la capacidad de sobrevivir por sus medios y perpetuar la especie. Lo hacen los mamíferos que defienden la vida de la descendencia a la que están formando con su ejemplo, o la tortuga que busca la playa más idónea para poner sus huevos, o la mamá pata que se hace seguir de los patitos a los que enseña los trucos de supervivencia, o las plantas con sus frutos y semillas preparadas para sobrevivir muchas veces en condiciones extremas. En este mundo donde todos somos depredadores salvo algunas especies vegetales, que aún sin serlo también defiende la vida matando a otras si es necesario para lograr luz o agua, no parece razonable que el ser humano, supuestamente el más listo de todos, encuentre dificultades para luchar por la vida y no quiera abandonar el nido hasta cerca de los cuarenta años, y no siempre porque a la primera dificultad retornan.
Lógicamente estamos hablando de países europeos más desarrollados o Latinoamérica, por ejemplo, que se cumplan los 20 años sin haberse ido de casa esta muy mal visto, probablemente porque en sus casas mandan sus padres y el independizarse es un deseo arraigado, pero también porque prima la cultura del esfuerzo y el aplauso social al que triunfa (el winner) o la repulsa al que fracasa (el loser), y todo motivado porque saben que con esfuerzo y perseverancia no hay limites. No sabemos muy bien porque aquí los jóvenes y los llamados adultos emergentes (de los 25 a los 35), se han dividido en dos grupos, los que piensan que la fortuna hay que ir a buscarla y quieren ser adultos, y los que piensan que lo que haya de venir vendrá, o en otras palabras, los que no les asustan las responsabilidades ni los detienen los errores, y los que se estresan de tomar riegos con posibilidades de fracaso prefiriendo continuar la vida adolescente de ocio y despreocupación financiados por sus padres.
El ser humano, a diferencia de otros seres vivos, tiene las necesidades primarias, las fisiológicas como todos, pero también las secundarias de afecto y sentimientos, o las terciarias de realización personal, y otras muchas que ha ido apareciendo al tener bien cubiertas las primarias. El problema surge cuando a partir de la generación del 68, y sobre todo de la siguiente, se educa a los hijos con mucho cariño tratando de ganar su amor, tratando de ser sus amigos, y tratando de que sean felices gracias al esfuerzo de sus progenitores. Esto se ha visto durante la crisis de 2008 cuando el presupuesto dedicado al ocio, vestido, o formación de los hijos desciende mucho menos que el de sus padres. En otras palabras, la cultura del esfuerzo y la disciplina necesaria para mantenerlo, queda relegado a determinados colegios, generalmente de pago y de mucho pago, o internados donde los mas ricos envían a sus hijos, aquellos donde salir el fin de semana se gana con el esfuerzo de la semana.
Expertos hay para decir lo que está bien y lo que está mal, filósofos, psicólogos, educadores, o quien investigue estos asuntos, pero lo que podemos afirmar es que si nos alejamos de los países que mejor les va, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, o los nórdicos, por ejemplo, algo estamos haciendo mal.
Cortesia de Ramon el NiNiNi de los blogs
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