Charlotte Anne Moberly y Eleanor Jourdain, dos damas inglesas, paseaban por los corredores del Palacio de Versalles en agosto de 1901. Se trataba de personas con un alto nivel educativo. Desde 1886, Moberly trabajaba como directora de una residencia para estudiantes mujeres en el St Hugh’s College de Oxford. Mientras tanto, Jourdain enseñaba inglés a los niños parisinos y había escrito varios libros.
Mientras recorrían el Palacio de Versalles, intentaron mantener el interés ante el desconocimiento histórico del lugar. Posteriormente decidieron dar un paseo por Petit Trianon, un pequeño castillo edificado en los terrenos del palacio que alguna vez sirvió como residencia de María Antonieta. Inexplicablemente, en el camino hacia ese lugar Moberly y Jourdain terminaron perdidas.
Un pequeña aventura en el tiempo.
Al intentar recuperar el camino, supuestamente las mujeres se toparon con dos hombres. Los describieron como funcionarios muy solemnes ataviados con largos abrigos de un tono verde grisáceo y pequeños tricornios sobre la cabeza. Estos hombres les habrían indicado que siguieran recto.
Más adelante, se encontraron en un kiosco circular rodeado por exuberante vegetación. Posteriormente identificarían este sitio como el Temple d’Amour, un jardín folie situado entre los jardines del Petit Trianon. Junto al kiosco observaron un hombre de aspecto rudo con un abrigo encima, que supuestamente puso nerviosas a las dos.
De la nada, otro sujeto salió corriendo en dirección a las mujeres y, en un francés extraño y con acento muy marcado, les indicó que se dirigieran a la casa que se encontraba a su derecha. Como este lugar se alejaba del personaje intimidante en el kiosco, no dudaron en acatar las indicaciones y seguir por la dirección indicada. Cuando se voltearon para agradecerle, el hombre simplemente había desaparecido.
Episodio siniestro.
Moberly y Jourdain siguieron hacia la dirección indicada, por un camino que las condujo a un pequeño puente rústico y a un jardín frente a una edificación cuadrada con múltiples ventanas. En ese momento se percataron de una señora “sentada” en las cercanías, “sosteniendo un papel como si lo mirara con el brazo extendido”. Más tarde, las mujeres asumieron en un testimonio que aquella dama “estaba dibujando”.
“La mujer portaba un enorme sombrero blanco descansando sobre una densa cabellera rubia que le cubría parcialmente la frente. El ligero vestido de verano se sostenía de los hombros y revelaba un estampado parecido al de los pañuelos […] era una prenda anticuada y muy inusual”.
Las mujeres llegaron a describir aquella experiencia como “antinatural, y por ende desagradable. Incluso los árboles tras el inmueble parecían planos y carentes de vida, como si se tratara de un papel tapiz”. Y los alrededores del lugar se percibían “profundamente calmos”, con una cualidad siniestra.
Tras observar a la extraña mujer dibujando, un empleado se aproximó para integrarlas a un grupo de visitantes, con quienes posteriormente recorrieron el interior de Petit Trianon.
¿Moberly y Jourdains viajaron en el tiempo?
Moberly y Jourdain quedaron tan sorprendidas por la extraña experiencia, que no dijeron una sola palabra de lo que sucedió en los jardines hasta una semana después. De hecho, para ese momento ya estaban convencidas de que el Petit Trianon estaba embrujado. Un mes después, en Oxford, cada una escribió un relato por su cuenta y procedieron a compararlos.
Los testimonios eran increíblemente similares. Además, tras realizar una nueva visita al Petit Trianon encontraron los jardines muy distintos a los que observaron en su primera visita. Por ejemplo, aquel pequeño puente de madera que cruzaron ya ni siquiera existía. Sin embargo, sí lo identificaron en los antiguos mapa del castillo.
Las teorías de lo sucedido en el Palacio de Versalles.
Al investigar más a fondo, considerando la posibilidad de que se toparan con una puesta en escena, no encontraron registro de algún evento importante que sucediera ese día. Tras reflexionar e investigar su extraña experiencia en el Palacio de Versalles, las dos mujeres concluyeron que ese día viajaron al pasado. Para ser precisos, tuvieron un desliz temporal que les permitió echar un vistazo a la vida de María Antonieta, la desafortunada reina de Francia.
Casi una década después de los eventos, Moberly y Jourdain colaboraron para escribir un libro titulado Una aventura en el tiempo, que causó todo un revuelo en la época. Los escépticos se mostraron ansiosos por desestimar aquella experiencia como una ilusión compartida o un caso de mala interpretación de sucesos cotidianos.
Algunos sugirieron que, sin querer, Moberly y Jourdain terminaron en una de las excéntricas y populares fiestas temáticas del poeta Robert de Montesquiou. Este artista francés se hizo conocido por vestir trajes de época junto a sus invitados con la intención de revivir el pasado.
Independientemente de la verdad, el incidente de Moberly y Jourdains sigue intrigando y desconcertando a los amantes de estos temas. Con el nivel de detalle e investigación que contenían sus testimonios, además de su reputación como testigos, es inevitable preguntarse si realmente estas mujeres sufrieron un pequeño desliz temporal aquel día en Versalles.
Cortesia de Rucky el "galan" de los blogs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario