En Mayak, una de las mayores instalaciones nucleares en Rusia, sucedió el accidente de Kyshtym: un desastre nuclear que mantuvieron en secreto. Tres décadas antes de la famosa explosión del reactor nuclear en la planta de Chernóbil, los soviéticos ya experimentaban las terribles consecuencias de una catástrofe nuclear. La zona donde se ubica la planta de Mayak está próxima a la ciudad de Kyshtym, en el distrito de Chelíabinsk.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos destinaron gran cantidad de recursos a la construcción de la instalación nuclear de Mayak. De hecho, al principio sirvió como motor para el emergente programa nuclear soviético. Precisamente allí producían todo el plutonio destinado a la fabricación de armamento nuclear. Pero, la incursión de los soviéticos en temas nucleares fue algo lenta.
El rudimentario programa nuclear soviético.
Desde la perspectiva de los científicos soviéticos, el armamento atómico era inviable principalmente porque la investigación nuclear no tenía aplicaciones prácticas. Así, gran parte de los recursos destinados al programa nuclear terminaron desperdiciados en una investigación que los condujo a un callejón sin salida.
La construcción de la central de Mayak empezó en 1948 a toda marcha. Lavrenti Beria, un arquitecto y político soviético que lideraba el programa nuclear en la época, forzó a casi 50 mil prisioneros de guerra a trabajar en la construcción de la planta. Además, decidió que la ciudad de Ozersk, en la periferia, sirviera como vivienda para sus familias.
En aquel lugar se encontraría el reactor nuclear más grande de toda Rusia, con una extensión estimada de 90 km2. Era lo suficientemente grande como para que lo consideraran una pequeña ciudad. Mayak y Ozersk eran proyectos tan secretos que ni siquiera aparecían en los mapas públicos del territorio soviético. Así, la existencia y ubicación de estos lugares sólo eran conocidos por los trabajadores, habitantes y altos rangos del gobierno.
Muy rápido quedó claro que la central nuclear era un lugar extremadamente peligroso. No se preocupaban por la eliminación de residuos, y la seguridad para los obreros era prácticamente inexistente. El personal de Mayak empezó por almacenar los residuos radiactivos en el subsuelo.
Eventualmente, el espacio se terminó y el río Techa empezó a recibir todo el desperdicio. De ese cuerpo de agua dependían más de 100 mil habitantes. En unos pocos años, cada uno de los cuerpos de agua que circundaba la central de Mayak presentaba una contaminación extrema.
El accidente de Kyshtym.
Y las tragedias no se hicieron esperar en la zona. En 1953, todo estaba bajo aparente normalidad hasta que un obrero desarrolló un grave padecimiento vinculado a la radiación. El equipo médico tuvo que amputarle las piernas. Sin embargo, el evento más notable, que pasaría a la historia como el «accidente de Kyshtym», sucedió el 29 de septiembre de 1957.
Aquel día, el sistema de enfriamiento en uno de los contenedores de residuos falló. La situación pasó completamente desapercibida para el personal de la planta hasta que el contenedor explotó. La energía liberada generó una fuerza equivalente a 70 toneladas de TNT. Aunque oficialmente la explosión no mató a nadie, sí generó una nube radiactiva sobre la zona.
Cuando los residentes en el distrito de Chelíabinsk vieron al cielo, observaron el humo. Rápidamente, la prensa local empezó a especular sobre la naturaleza del evento. Hasta ese momento, a los residentes próximos a la planta nuclear ni siquiera se les informó del accidente. Había que mantener el secreto a como diera lugar. En los días posteriores, los vientos desplazaron la nube radiactiva a cientos de kilómetros desde Mayak. Se estima que el área contaminada era de entre 15,000 y 22,000 km cuadrados, y que se puso en riesgo la vida de 270 mil habitantes.
La evacuación.
El gobierno empezó a evacuar los asentamientos más próximos a la planta nuclear casi diez días después de la explosión. Sin embargo, a los pobladores no se les informó el motivo del desplazamiento. Los oficiales llegaban a las casas, indicaban que prepararan las maletas y al poco tiempo regresaban por toda la familia.
En un período de dos años, alrededor de 10 mil familias fueron evacuadas en las inmediaciones de la planta de Mayak. Un año después, la prensa en occidente empezó a publicar rumores de un supuesto accidente nuclear en esta zona de Rusia. Cuando la Unión Soviética suspendió sus pruebas nucleares en marzo de 1958, un periódico en Copenhague empezó a especular que la razón era un accidente catastrófico.
Los rumores sobre el accidente de Kyshtym.
En 1959, un periódico austríaco publicó un informe sobre el hecho. En ambos casos, los soviéticos negaron sistemáticamente la veracidad de estas publicaciones. La verdad salió a la luz en 1976 gracias a Zhores Medvedev, un biólogo soviético exiliado que se instaló en Inglaterra.
El científico llegó a publicar una serie de artículos sobre el accidente de Kyshtym en la revista New Scientist. Los argumentos de Zhores fueron respaldados por un informe de Lev Tumerman, otro científico soviético que viajó a la supuesta área contaminada en la década de 1960. Por alguna razón inexplicable, al principio la comunidad científica vio estos informes como nada más que rumores.
La confirmación oficial.
Como no aportaron evidencia concreta, muchos no creían en las acusaciones de Medvedev. Aunque científicos de Tennessee confirmaron la existencia de una enorme área contaminada por radiactividad, no encontraron pruebas de que el desastre fue consecuencia de un accidente en la planta de Mayak.
La información sólo sería desclasificada tras el colapso de la Unión Soviética. Jamás sabremos el número real de muertos, pues es una cifra difícil de estimar, tanto por el secretismo de los soviéticos como por el hecho de que Mayak ya estaba contaminando la zona a través de la liberación rutinaria de desechos radiactivos en el medio ambiente.
Zhores Medvedev aseguró que el accidente de Kyshtym fue un desastre incluso peor que el de Chernóbil, pues aquí se liberó una gran cantidad de la sustancia radiactiva estroncio 90. Los defectos congénitos, el cáncer y múltiples problemas de salud siguen aquejando a los habitantes de la región hasta nuestros días. La única estimación del gobierno soviético es sobradamente irreal: 66 muertos a causa de un síndrome agudo de radiación y otras 22 víctimas fatales por algún tipo de cáncer vinculado al desastre.
Cortesía de Daniel Reyes
No hay comentarios:
Publicar un comentario