Es la tradición más importante de San Luis Potosí y, sin duda, una de las celebraciones más famosas de México. De hecho, está considerada Patrimonio Cultural de la entidad y la segunda mejor (en su realización) a nivel mundial.
Se desarrolla cada año, desde 1954, todos los Viernes Santo con un Vía Crucis donde participan devotos y locales de todo el estado. Durante el recorrido, se representa la “Pasión y Muerte de Cristo”, de forma muy similar a la que se realiza en Sevilla, España.
Pero aquí todo es solemnidad y misticismo: las calles del centro de la capital se llenan de fieles y visitantes, quienes arriban hasta aquí para presenciar cada momento de la Procesión del Silencio.
Todo inicia en punto de las 20:00 horas, cuando el olor a incienso se apodera del Centro Histórico de la ciudad y el silencio se hace unánime. A los pocos minutos, las puertas del Templo del Carmen se abren para ver salir de ahí a un grupo de tambores que anuncian el inicio de la marcha, y quienes no dejarán de tocar sino hasta el final de la celebración.
Después, siguen las Cofradías, participan unas 30, cada una con un color distinto en su vestuario. También hacen su aparición los encapuchados, cuya capucha simboliza el luto y la humildad, y los costaleros, que llevan en los hombros la imagen de su cofradía. Además, durante la procesión y en puntos estratégicos, se escuchan saetas y pregones, que son cantos agudos y discursos de reflexión sobre cada imagen que representa el Vía Crucis.
Luego de atravesar las calles de Universidad, Galeana, Independencia, Av. Carranza, Aldama, Madero y Manuel José Othón, el recorrido concluye justo donde comenzó: en el Templo del Carmen. A la media noche llega la última cofradía y finalmente, las puertas del templo se cierran.
Otras actividades que se realizan durante la Semana Santa en San Luis Potosí son: la Procesión de Ramos, la Pasión de Cristo y la Quema del Judas.
Cortesia de Padme
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