¿Imaginas lo increíble que sería poder dormir en cualquier lugar y a la hora que se te antoje? El ejército de los Estados Unidos desarrolló una técnica en la década de 1980 que promete justamente eso:conciliar el sueño a voluntad. Aquellos que padecen insomnio conocen perfectamente la situación pues han intentado con tés, lectura, baños calientes… y sólo consiguen mantenerse despiertos dando vueltas en la cama durante horas.
En determinado momento, el ejército de los Estados Unidos se dio cuenta de las terribles decisiones que tomaban sus pilotos bajo condiciones de estrés e insomnio, situación que era completamente evitable. Además, los soldados en tierra muchas veces eran incapaces de descansar adecuadamente fuera de las batallas, y toda esa fatiga acumulada muchas veces terminaba costando vidas.
Una guía detallada para dormir mejor.
Poner a prueba el método es extremadamente simple, solo hay que repasar cada uno de los pasos que se exponen a continuación. Según los creadores de esta técnica para dormir, se requiere aproximadamente de mes y medio de entrenamiento y adaptación. Una vez que el cerebro es condicionado, su efectividad alcanza hasta un 96% independientemente de que nos encontremos bajo los efectos de alguna bebida estimulante, como la cafeína. ¿Qué puedes perder con intentarlo?
1 – Busca una posición cómoda (y acéptala).
¿Eres de los que imagina lo bien que se sentiría dormir sobre un colchón de memory foam con almohadas de plumas de cisne? Así nunca vas a conciliar el sueño, simplemente acepta lo que tienes y convéncete de que es suficiente. A los pilotos se les entrenaba para dormir sentados, sobre una silla.
2 – Los músculos del rostro relajados.
Ninguna zona en tu rostro debe estar tensionada, esto resulta esencial sobre todo cuando hablamos de la frente. La mejor forma de lograrlo es haciendo respiraciones profundas y soltando paulatinamente los músculos que tensionan la lengua, mandíbula, frente y mejillas.
3 – Todo tu cuerpo a descansar.
Cuando tu rostro y globos oculares se relajan, el cerebro entiende que ha llegado el momento de dormir. Ahora, procura relajar las otras partes de tu cuerpo, de arriba hacia abajo: cuello, hombros, brazos, manos, espalda, cintura, piernas.
4 – Respiraciones profundas.
A estas alturas debes hacer respiraciones lentas y profundas, procurando sentir cada uno de esos músculos que estás relajando. Siempre tienen prioridad aquellos músculos que dominas, por ejemplo, el antebrazo derecho para un diestro. Si notas que no se han relajado por completo, haz pequeñas contracciones y repite el proceso.
5 – La mente en blanco.
Una de las partes más complicadas de esta rutina es deshacerse de la avalancha de pensamientos que suelen golpearnos apenas nos metemos en la cama. Sin embargo, aquellos que padecen esto saben que entre más pronto nos deshagamos de los pensamientos, más rápido conciliamos el sueño. En el ejército les enseñan un pequeño truco para hacer frente a este inconveniente.
Durante diez segundos, ya relajado, imagina que estás en un lugar oscuro y extremadamente cómodo. Si no funciona, repite hasta el cansancio la frase “no pienses”. Al concentrar tu atención en esta frase tan sencilla evitas que tu cerebro divague buscando soluciones a problemas futuros o, peor aún, que empiece a contar las horas que faltan para que suene el despertador.