Homer Aubrey Tomlinson, antes que reverendo o cualquier otra cosa, era un auténtico empresario. Nació en 1892 en la localidad de Westfiel, Indiana, Estados Unidos, como primogénito y presunto heredero de Ambrose Jessup Tomlinson, el hombre que fundó la Iglesia de Dios de la Profecía, una de las primeras denominaciones pentecostales que apareció en el mundo. Tras laborar en una agencia de publicidad, Homer decidió unirse al grupo religioso de su padre en 1922 después que “un rayo casi lo impactara”, experiencia que terminó cambiándole la vida.
La Iglesia de Dios.
Ayudó a establecer la congregación en Nueva York y Jamaica, también evangelizó el noreste del país pero, sobre todo, Homer se hizo famoso gracias a sus majestuosos actos. Por ejemplo, durante la Feria Mundial de Nueva York celebró la primera boda en paracaídas de la historia. Además de la novia y el novio, Homer Tomlinson, una dama de honor, el padrino y cuatro músicos saltaron de una avioneta para celebrar la unión.
Muy posiblemente, debido a su comportamiento tan controversial Homer Tomlinson no sucedió a su padre como líder del grupo religioso cuando este último murió en 1943. Los miembros más viejos de la iglesia argumentaron haber recibido el mensaje de “dar luz al hijo menor” para hacerse con el control del grupo, por lo que Homer quedó completamente fuera tras perder la batalla legar por el control de la institución religiosa.
Pero, cuando se recuperó de esta decepción, Homer Tomlinson decidió que fundaría su propia denominación: la Iglesia de Dios, cuya primera sede se inauguró en Nueva York.
Carrera presidencial de Homer Tomlinson.
Como nuestro hombre era realmente ducho en asuntos publicitarios, Homer Tomlinson empezó a divulgar que la misión de su iglesia era esparcir el Reino de Dios impulsando miembros para que ocuparan cargos públicos. Como las esperanzas de que el partido Demócrata o Republicano lo postularan para la presidencia eran mínimas, decidió que fundaría su propio partido político. En 1952, la propuesta del partido Teocrático era muy simple: la unificación de la iglesia y el estado, sustituir todos los impuestos por el diezmo y reformar el gabinete con un nuevo secretario de la justicia y un secretario de la Santa Biblia.
Jamás obtuvo el apoyo de las masas, pese a que se postuló a presidente de los Estados Unidos en 1952, 1960, 1964 y 1968. En 1964, cuando mejores resultados obtuvo, el número de votos a su favor era de 20.
El Rey del Mundo.
Homer Tomlinson fracasó en sus aspiraciones presidenciales, pero eso no lo detuvo para buscar metas mucho más grandiosas. En 1953, durante una convención de la Iglesia de Dios, Homer casi se declara “el nuevo Mesías”, pero se contuvo y sólo se proclamó Rey del Mundo. El sujeto visitó más de 100 países y, de hecho, en cada viaje procuraba organizar la mayor cantidad de ceremonias de coronación donde proclamaba su privilegiado estatus.
Tomlinson solía aparecer en escena con una corona bañada en oro, una túnica azul, un globo inflable, una bandera adornada con el “cetro de la rectitud” y una silla plegable que hacía las veces de “Trono de David”. Ciertamente, las ceremonias de coronación de este sujeto eran pintorescas, por decir lo menos.
Aunque la mayoría de estos eventos tuvo lugar en aeropuertos locales, una ceremonia de coronación se realizó en la Plaza Roja de Moscú con toda la intención de incomodar al gobierno Soviético. Más tarde, Tomlinson llegaría a declarar que su coronación de 1958 en la Plaza Roja de Moscú había “derretido la cortina de hierro” y contribuido a la paz mundial. En años posteriores a sus primeras coronaciones como Rey de todas las naciones y los hombres, declararía: “me he coronado en cada estado, y en 67 colegios, visité 101 países y me coroné como rey de cada uno, incluida Rusia en la Plaza Roja de Moscú el 12 de julio de 1958”.
Homer no dejaba de afirmar que en sus recorridos por todos estos países había presentado el Reino de Dios ayudando a prevenir revoluciones, contribuyendo a la paz mundial y poniendo fin a las sequias.
Gobierno mundial basado en el cristianismo.
Entre sus grandiosos planes para remodelar el mundo, Homer pretendía que la sede de la ONU se trasladara a Jerusalén, donde todos los embajadores serían sustituidos por predicadores. Pero más allá de que Jerusalén se convirtiera en el centro político y financiero del mundo, Homer pretendía que cualquier nación que provocara una guerra sufriera las consecuencias de la sequía y las plagas. Tambiénpromulgaría como ley los Diez Mandamientos y en cada región del mundo los impuestos serían sustituidos por el diezmo.
El mundo entero quedaría regido por sus “48 leyes” que, entre otras cosas, prohibían el consumo de tabaco y alcohol, declaraban la igualdad universal, promovían el amor y ofrecían un perdón expedito a los delincuentes arrepentidos.
Nunca se obtuvieron cifras reales sobre el tamaño de la congregación que lideraba Homer Tomlinson, pero con toda confianza mencionó que alcanzaba los 75 mil miembros (a quienes bautizó como “santos”) y 600 ministros bajo sus órdenes. Repetidas veces asumió que cada pentecostalista del planeta le debía obediencia (aunque probablemente del otro lado no pensaban lo mismo).
En realidad, muchas personas que lo seguían estaban frustradas por su liderazgo, entre ellos un hombre llamado Grady R. Kent que fundó su propia denominación en 1957: la Iglesia de todas las Naciones.
Tonto, pero no tanto.
Cuando no se encontraba de viaje, Homer administraba su “imperio” religioso desde una propiedad de dos niveles en Queen’s Village, en la Ciudad de Nueva York, donde había vivido desde 1920. Homer Tomlinson siguió adelante con su “misión” hasta su muerte, en 1968. Según un obituario publicado por el New York Times, murió discretamente en un hospital de Manhattan tras atravesar una larga enfermedad. Lo sepultaron en un cementerio de Long Island.
Aunque la Iglesia de Dios aún existe, en el sitio web no se hace referencia alguna a la excéntrica vida del obispo Tomlinson. Voy M. Bullen lo sucedió en el cargo y decidió trasladar la sede de la iglesia a Huntsville, Alabama, para aproximarse más al núcleo de su movimiento. Aunque la iglesia fundada por Tomlinson ha pasado por varios movimientos y cismas desde su muerte, aseguran que sus seguidores superan los 70,000 individuos, cifra que probablemente está inflada.
Gracias a su elaborada campaña del “Rey del mundo”, Homer Tomlinson logró mantenerse en el ojo del huracán religioso. Toda esta controversia le aseguraba un mayor reconocimiento entre las otras denominaciones religiosas contra las que competía, lo que le permitió mantenerse vigente incluso si en el camino tenía que hacerse pasar por imbécil.