En la Segunda Guerra Mundial, las mujeres del 588.º Regimiento de Bombardeo Nocturno de la Unión Soviética, grupo apodado “Brujas de la noche” por los alemanes, volaban sin radar, paracaídas, ametralladoras o radio. Y a pesar de las carencias tecnológicas, a lo largo de cuatro años consiguieron desplegar exitosamente más de 30 mil bombardeos en los que descargaron más de 23 mil toneladas de explosivos sobre líneas enemigas.
Marina Raskova.
Las Brujas de la noche se crearon directamente por el anhelo femenino de participar activamente en los esfuerzos de guerra que mantenía la Unión Soviética. Muchas mujeres estaban cansadas de ser destinadas exclusivamente a labores de apoyo durante el conflicto, y deseaban ir al frente de batalla para combatir.
Desde los primeros meses del conflicto, la Coronel Marina Raskova empezó a recibir peticiones de mujeres que deseaban ingresar al combate. Raskova, a quien algunos apodaron la “Amelia Earhart soviética”, solicitó autorización directamente a Iósif Stalin para integrar un regimiento de mujeres piloto que pelearían contra los alemanes, y también ejerció presión para que las candidatas fueran exclusivamente soviéticas.
En octubre de 1941, Stalin accedió a las presiones y ordenó que se abrieran tres escuadrones del aire integrados de forma exclusiva por personal femenino. Aquella decisión resultó histórica, era la primera vez que un país permitía a sus mujeres entrar en combate de forma oficial. Sin embargo, sólo el 588.º Regimiento de Bombardeo Nocturno quedó bajo el control absoluto de las mujeres, las Brujas de la noche eran pilotos, mecánicos y hasta comandantes.
Fue bajo esta configuración que el regimiento entró en acción para 1942 en la localidad de Engels, un pequeño pueblo cerca de Stalingrado. Las casi 400 mujeres que conformaban el regimiento eran muy jóvenes, con edades entre los 17 y 26 años. Aquellas futuras piloto de combate habían sido recibidas por la propia Marina Raskova, quien desde el principio dejó muy clara la seriedad y gravedad de su alistamiento.
Aviones fumigadores en batalla.
Como los uniformes venían en tallas destinadas para hombres, muchas recibieron prendas excesivamente grandes. Y lo peor sucedió con el calzado, pues las botas eran tan grandes que se vieron en la necesidad de rellenarlas con trapos para evitar que se salieran. Por si fuera poco, el equipo con el que operaban era obsoleto. Las aeronaves que les entregaron, básicamente, se utilizaban para fumigar plantaciones y jamás fueron diseñadas para combate.
Como ejemplo tenemos al Polikarpov Po-2, un biplano de dos plazas con cabina abierta construido en madera contrachapada y lienzo prensado. Esta cosa no ofrecía ningún tipo de protección contra el clima, y durante las frías noches estas mujeres piloto debían soportar vientos helados con el riesgo constante de sufrir hipotermia. Durante los despiadados inviernos en territorio soviético, el simple hecho de tocar algunas partes del avión conllevaba el riesgo de sufrir heridas en la piel.
Misiones hormiga.
De hecho, esta clase de aeronaves tenía tan poco espacio que resultaba imposible cargar dos bombas a la vez. Por eso, las Brujas de la noche debían realizar las misiones en tandas, realizando hasta ocho recorridos por noche. Entre las figuras más legendarias del escuadrón estaba Nadezhda Popova, quien llegó a realizar 852 misiones, con un record personal de 18 recorridos en una sola noche. Y todo esto sobre aviones lentos, altamente inflamables y carentes de cualquier armadura.
Sin embargo, el diseño primitivo del avión también proporcionaba algunas ventajas tácticas a las Brujas de la noche, como el hecho de que eran prácticamente indetectables por los radares de la época. Además, cuando alcanzaban el objetivo la piloto simplemente apagaba el motor y planeaba de forma sigilosa sobre la zona a bombardear.
La planeación de estos aviones era tan lenta que en estas condiciones se desplazaban a la mitad de la velocidad con la que lo hace un paracaidista. Más allá de un particular zumbido provocado por el planeamiento “sigiloso”, los alemanes no tenían ninguna otra advertencia sobre la llegada de las Brujas de la noche.
Las encantadoras Brujas de la noche.
Precisamente, la táctica de ataque que empleaban estas piloto les valió el apodo. Para los soldados alemanes, la forma de deslizarse de estas mujeres era una reminiscencia de los palos de escoba con que volaban las brujas, por lo que empezaron a llamarlas Brujas de la noche. En el frente de batalla, los alemanes temían tanto al escuadrón que evitaban encender cigarrillos en la oscuridad para no revelar su posición. Las mujeres del 588.º Regimiento de Bombardeo Nocturno supieron del mote que les habían puesto los alemanes y lo adoptaron con mucho orgullo.
Para los alemanes resultaba tan increíble la pericia de estas mujeres, que empezaron a difundir rumores sobre una mejora experimental que había realizado el gobierno soviético a la visión de las damas, un medicamento que supuestamente les otorgaba una especie de visión felina. De hecho, los alemanes odiaban tanto a las Brujas de la noche que prometieron condecorar con la Cruz de Hierro a cualquier soldado que derribara a estas mujeres.
Sin embargo, el escuadrón siempre tuvo plena conciencia de las desventajas técnicas, y por eso se limitaba a volar exclusivamente por las noches. Realizaban las misiones en grupos de tres: dos aviones funcionaban como señuelo atrayendo los disparos y reflectores. En determinado momento, giraban de forma brusca en direcciones opuestas para evitar los cañones antiaéreos. Mientras tanto, el tercer avión volaba en completa oscuridad hacia el objetivo donde desplegaba el bombardeo. La secuencia se repetía hasta que los tres aviones descargaban los explosivos.
Brujas sin magia.
La lentitud de los aviones que pilotaban fue aprovechada por las Brujas de la noche en forma de maniobrabilidad. Además, los aviones que intentaban repeler sus ataques volaban a mucha mayor velocidad. Por eso, los alemanes disponían de un pequeño intervalo de tiempo para regresar el fuego antes de realizar un giro amplio y volver a embestirlas. Las Brujas de la noche aprovechaban esos intervalos para desvanecerse en la oscuridad.
Pero no todas lograron salir bien libradas. Durante su participación en la Segunda Guerra Mundial, el escuadrón llegó a perder 32 pilotos, incluida la Coronel Raskova cuando la desplegaron en el frente de batalla. Esta mujer tuvo el honor de recibir el primer funeral de estado de la Segunda Guerra Mundial, y sus cenizas fueron sepultadas en el Kremlin.
Por otro lado, 23 mujeres piloto, incluida Popova, quienes recibieron el prestigioso título de Héroe de la Unión Soviética.
Tristemente, las Brujas de la noche no llegaron a participar en el desfile del día de la victoria en Moscú, supuestamente por que sus aeronaves eran demasiado lentas. Sin embargo, esta injusticia no restó méritos a la audacia y el valor inconmensurable de estas mujeres. De hecho, celebraban su situación dibujando flores en el fuselaje de los aviones y pintándose los labios con lápices de navegación.