La noche de farra termina y a los contactos del celular se suman varios números. Algunos cuantos terminarán convertidos en “contactos especiales”, esos que parecen más interesantes y consideras prospectos para tu “ganado”. Este hábito de no dejar enfriar la conversación y siempre tener a mano una segunda opción en cuestiones amorosas está generalizado entre los jóvenes, e incluso las personas mayores lo hacen. ¿Eres de los que mantiene contacto con alguien sin muchas intenciones de hacer que la cosa funcione pero, al mismo tiempo, sin querer dejar pasar la oportunidad?
Si dices que no, hay un 73% de probabilidades de que estés mintiendo. Y es que tres de cada cuatro jóvenes tienen la costumbre de mantener al menos una opción amorosa en “la banca”, sin dejar enfriar la conversación para, en caso necesario, acceder inmediatamente a la alternativa amorosa.
En la Universidad Estatal de Michigan, el investigador Jayson Dibble hizo un profundo análisis de este fenómeno para comprender exactamente qué tan común resultaba que las personas mantuvieran una relación “back burner”. Esta expresión en inglés no podía ser más adecuada para la situación.
El término back burners hace referencia a las hornillas traseras de una estufa, sitio donde los cocineros suelen ubicar aquellas ollas o sartenes que no requieren atención inmediata, dejando las hornillas frontales para los recipientes que requieren mayor atención y cuidado. En las relaciones back burnersucede exactamente esto, solo que los sartenes y las ollas se cambian por personas.
Amor a la espera y los back burners.
La investigación partió de una pregunta muy simple: “Independientemente del compromiso actual, ¿con cuántas personas mantienes contacto debido al interés de involucrarte sentimental o sexualmente en el futuro?”.
La muestra contó con la participación de 700 jóvenes universitarios. Todos los voluntarios tuvieron que abrir la aplicación de mensajería que más utilizaban en sus dispositivos móviles, y entonces contaron el número de personas con quienes habían entablado una conversación reciente que encajara en la descripción de la pregunta. La mayoría (73%) terminó admitiendo que tenía al menos un contactoback burner. Cuando sólo se tomaba en cuenta a los solteros, el porcentaje crecía todavía más: 88% tenía al menos un contacto de esta clase.
Sin embargo, entre los novios comprometidos que se tomaban la relación en serio, el porcentaje cayó. Pese a esto, el 55% todavía conservaba al menos un contacto back burner. El detalle interesante está en la palabra “al menos”, pues el promedio de contactos en “hibernación”, tanto para solteros como comprometidos, se ubicaba entre 5 y 6.
Y la cosa no quedó allí, pues la investigación también detectó las estrategias que permitían mantener a los back burners activos. Es decir, las tácticas que utilizaban los infieles en potencia para mantener interesada a la otra persona, pero sin dar demasiadas esperanzas.
Técnicas para mantener el ganado.
- Positivismo: “interacciones divertidas, simpáticas y a veces un poco candentes”, se menciona en el artículo. Una forma bastante formal de decir “intercambio de memes y bromas picantes”, nadie lo podrá negar.
- Honestidad: no con la intención de dejar en claro que esta persona es un plato de segunda mesa, sino más bien para generar intimidad, intercambiar secretos y revelar algún tipo de información personal.
- Garantías: manifestar que se está feliz y cómodo dentro de la relación actual, señalando que posiblemente dure mucho tiempo. Pero también haciendo referencias a planes a futuro que, aunque vagos, mantienen viva la llama de la esperanza. Cosas como “qué lugar tan lindo, tal vez algún día lo visitemos juntos”.
Entre todas estas, la positividad es la herramienta principal en el mundo de los solteros: 90.6% de los voluntarios refirieron ser adeptos a la práctica. Y sí, lo más fácil del mundo es manter viva una “relación” a base de memes y bromas. Por otro lado, las garantías son las menos usadas (principalmente por “el cocinero”). Además, esta táctica prevalece más entre hombres, pues las mujeres no son mucho de ofrecer garantías a sus back burners.
El propio investigador admite que se mantuvo en este comportamiento mientras estudiaba la universidad, pero jamás imaginó que fuera una práctica tan usual. Aunque la muestra se limitó a jóvenes universitarios, mencionó que el fenómeno no es exclusivos de esta población. Los ancianos mantienen su propia versión de back burners: al preguntarles con que personas les gustaría entablar una relación en caso de que sus cónyuges llegaran a morir, sabían a la perfección el nombre de los sustitutos.