En ocasiones los orgasmos no son sabrosos. No cuando se trata del trastorno persistente de excitación genital que impide a la víctima tener control de sus impulsos sexuales en situaciones o contextos no eróticos, por lo que desarrollan ansiedad y malestar psicológico.
¿Cómo se da?
Ocurre de la nada, a veces tras un movimiento brusco en el autobús, luego de un estiramiento o un silbido y, según la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), no hay registros de que lo hayan padecido los hombres, así que las pacientes estudiadas son únicamente mujeres.
"Es muy similar al mecanismo de los estornudos que, aunque estos también son desagradables e inoportunos, la persona puede llevarlo bastante mejor en su vida cotidiana", explica al portal CuídatePlus.
¿Por qué se da?
Barry Komisaruk, profesor de la Universidad de Medicina de Nueva Jersey, en Estados Unidos, cree que se relaciona con la presencia de quistes de Tarlov, aunque existen mujeres que lo padecen sin ellos, y Carolina Muñoz, psicóloga y sexóloga del Instituto Sexología, Medicina y Psicología Espill, podría deberse a alguna diferencia significativa en una área concreta del cerebro.
¿Hay una solución?
Su solución requiere terapia con el fin de que se controle la ansiedad que suele convertir en un infierno la vida de cualquiera y así poco a poco ir distinguiendo y discriminando los estímulos que ocasionan una respuesta erótica en contextos inapropiados.