A comienzos de 2014, una operación especial del FBI cateaba el Biological Resource Center en Phoenix, Arizona, Estados Unidos. Dada la naturaleza de sus actividades, este lugar solía recibir cadáveres humanos. Sin embargo, los agentes encontraron un escenario perturbador. Apenas ingresaron a las instalaciones parecía que estaban en el escenario de una película de terror.
Tan solo en el primer congelador que revisaron encontraron un montón de miembros del cuerpo humano. Numerosos recipientes con sangre e incluso una cabeza cosida a un cuerpo que no le pertenecía. En el transcurso de las próximas 24 horas, la investigación del FBI descubrió diez toneladas de restos mortales humanos. Completamente congeladas localizaron 281 cabezas, 241 brazos y 337 piernas.
Venta de cadáveres en Phoenix.
En 2019, el periódico The Arizona Republic publicó una serie de documentos vinculados a este escabroso episodio de la historia estadounidense. Los reporteros del medio tuvieron acceso a una demanda civil contra la compañía encargada de las instalaciones. Entre otras cosas se supo que el dueño de la empresa, Stephen Gore, asumió toda la culpa por la incorrecta manipulación de los cadáveres.
Además, también se reveló que el uso que dieron a estos cadáveres no era el acordado con los donantes. Para convencer a los donadores, la empresa les decía que los cuerpos se usarían exclusivamente para investigación médica. Donar cadáveres para fines científicos es algo relativamente común en algunos países del mundo.
Sin embargo, el uso que daban a estos cuerpos distaba mucho de la investigación científica. Los demandantes acusaron a la compañía de desmembrar los cuerpos sin el mayor cuidado o respeto. Asegurando que con las donaciones mantenían un mercado de venta de órganos alrededor del mundo.
Matthew Parker, uno de los agentes que participó en el cateo de las instalaciones, confesó: «me costaba dormir por las noches después de ver todo eso». A los pocos meses del episodio tuvo que retirarse del trabajo como consecuencia del estrés postraumático. Otro ex agente del FBI llamado Mark Cwynar comentó que los cadáveres parecían tratados de una forma «burlona y mórbida».
Precios por parte del cuerpo.
Cwynar recuerda localizar la cabeza de una mujer cosida al enorme cuerpo de un hombre colgado en la pared. Respecto a la venta de partes humanas, en la demanda se especifican algunos precios dependiendo del miembro que solicitaban. Por ejemplo, por US$ 2,900 se podía comprar un cuerpo entero sin los brazos o la cabeza. Mientras que un torso con cabeza se ofertaba hasta en US$ 2,400.
Por una pierna había que desembolsar US$ 1000, US$ 450 por un pie y US$ 375 por una rodilla. Según una investigación publicada en 2017 por la agencia Reuter, ese centro recibió más de cinco mil donaciones. Y se estima que más de 20 mil partes de cuerpos humanos se distribuyeron en instalaciones de investigación o entrenamiento médico.
Compensación para los afectados.
En 2019, la mitad de los demandantes obtuvo una respuesta favorable al caso. En total, los compensaron con US$ 58 millones a través de una demanda colectiva contra el dueño de la empresa. 50 millones se destinaron a reparar daños punitivos y el resto a daños compensatorios.
Gwen Aloai, una de las demandantes, donó el cuerpo de su esposo. La investigación reveló que desmembraron al hombre y lo repartieron por diversos estados del país. La mujer recibió US$ 5.5 millones como compensación. «Me partió el corazón. Conocí a muchas personas durante el juicio. Individuos con los que nunca hablé, los otros demandantes, personas muy amables de las que se aprovecharon vilmente», señaló la mujer en una entrevista en 2019.
Así reportaba el canal BC15 Arizona el cateo al Centro de Recursos Biológicos en enero de 2014.
Nota cortesia de Humberton Escoria24 el muerto en vida
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