sábado, 7 de mayo de 2022

el automóvil de Hitler

Volkswagen el automóvil de Hitler

 Adolf Hitler siempre soñó con construir el “carro del pueblo”: un automóvil de producción masiva, ahorrador de combustible y con espacio suficiente para transportar a dos adultos y tres niños. Todo esto bajo la guía del gobierno alemán. Como otros países presumían sus autos insignia, el dictador añoraba un bólido que simbolizara al régimen nazi.

Los estadounidenses tenían las manos sobre Ford, Chrysler y Buick. Por eso, Hitler quería una automotriz alemana de excelencia. En esa búsqueda del auto alemán soñado se encontró con Ferdinand Porsche. Un ingeniero emprendedor de la época que también figuraba como miembro destacado del partido nazi.

El automóvil de Hitler.

Para nadie es un secreto las condiciones tan adversas que enfrentaron los alemanes tras la Primera Guerra Mundial. Por eso, la Alemania nazi implementó una política clave que giraba en torno al fortalecimiento de su economía. En la mente de Hitler, el país se interconectaría por una vasta red carretera llena de autos alemanes.

Es irónico que Hitler tuviera estos planes para su pueblo, pues el hombre ni siquiera sabía conducir. Vamos, ni siquiera tenía licencia para hacerlo. Pero, el dictador quedó fascinado desde muy temprana edad con la industria automotriz. Uno de los primeros personajes por los que manifestó profunda admiración fue Henry Ford, el talentoso empresario estadounidense que posibilitó la producción masiva del famoso Modelo T.

Volkswagen 1943 KdF Typ 60
Volkswagen 1943 KdF Typ 60.

Motorización de Alemania.

En 1924, mientras cumplía condena en prisión, Hitler quedó fascinado por un artículo periodístico titulado “Motorización de Alemania”. En su mente empezó a gestarse el sueño de convertirse en el hombre tras el Modelo T alemán. De hecho, en los albores de 1930 llegó a esbozar un pequeño vehículo familiar con un tope en el costo de mil Reichsmarks. Esta cantidad estaba al alcance de la gran mayoría de los alemanes.

Para 1934, la Asociación del Reich de la Industria Automotriz Alemana (RDA) empezó las negociaciones con Porsche. La RDA encargó a Ferdinand Porsche producir un automóvil que simbolizara su consigna: “fuerza mediante el placer” (Kraft durch Freude). Aunque extraño, este lema se asociaba con la NC Gemeinschaft Kraft durch Freude, una organización nazi destinada a promover actividades de ocio.

La idea era enfatizar las ventajas del nacionalsocialismo al mezclarlo con actividades de recreación y turismo.

La fábrica de Volkswagen en Wolfsburgo.

Un año después, Hitler en persona daba el visto bueno al prototipo de este nuevo automóvil. En 1938, en Wolfsburgo se estableció una fábrica de Volkswagen con capacidad para producir 1.5 millones de vehículos al año. Desafortunadamente, el ambicioso objetivo casi nunca se cumplió. Y es que en el folleto de ese auto se especificaba que el automóvil debía ser adecuado no solo para uso comercial, sino también para fines militares.

Wolfsburgo fábrica de Volkswagen
Fábrica de Volkswagen en Wolfsburgo.

Y sí, las especificaciones militares del automóvil soñado por Adolf Hitler tenían una razón. Durante un mitin de los nazis, Hitler dijo: “este automóvil se construyó para las masas. Su propósito es satisfacer las necesidades de transporte. Y su destino es proporcionarles alegría”.

Adolf Hitler en la ceremonia de inauguración de la planta de Volkswagen en Wolfsburgo (KDF Stadt) imagen
Adolf Hitler en la ceremonia de inauguración de la planta de Volkswagen en Wolfsburgo (en ese entonces KDF Stadt).

A finales de la década de 1930, solo 1 de cada 50 alemanes podía darse el lujo de adquirir un automóvil. Por eso, el Volkswagen con un precio de 999 Reichsmarks significó una revolución en la industria automotriz. El automóvil explotó al máximo su enorme asequibilidad. Una carta de presentación que fascinaba a los alemanes, acostumbrados a usar bicicleta como medio de transporte.

El automóvil de Hitler: un Volkswagen para todos los alemanes.

Además, Porsche incentivó a los alemanes para que abandonaran la bicicleta con un excelente plan de financiamiento. Con un abono semanal de tan solo cinco Reichsmarks, la adquisición de esos automóviles no representaba un impacto considerable a la economía del pueblo. El objetivo era que cada ciudadano alemán, independientemente de su profesión, tuviera un Volkswagen.

Volkswagen Kübelwagen,
Volkswagen Kübelwagen,

Pero, con el tiempo se hizo evidente que el automóvil se diseñó para fines militares más que para satisfacer las necesidades del pueblo. En 1939, la Segunda Guerra Mundial detuvo por completo la producción del Volkswagen. El conflicto dejó la fábrica en ruinas y muchos alemanes que se apuntaron al plan de financiamiento jamás recibieron sus automóviles.

Terminada la guerra, el modelo pasó a llamarse “Escarabajo” y le hicieron un profundo rebranding.

Trabajo forzado en la fábrica de Volkswagen.

Desde su apertura en 1938, la fábrica de Volkswagen sufrió la falta de mano de obra. Es más, durante el conflicto bélico recurrieron al trabajo forzado para satisfacer los esfuerzos de guerra. Los trabajadores de la fábrica eran prisioneros de guerra soviéticos, judíos en campos de concentración e inmigrantes. Desde entonces, Volkswagen es objeto de escrutinio por el trato inhumano de esa época.

Volkswagen Typ 87
Volkswagen Typ 87.

De acuerdo con algunos informes, la planta de Volkswagen avaló el trabajo forzado de 300 prisioneros provenientes de Auschwitz. La necesidad de mano de obra gratuita hizo que la planta dispusiera de trabajadores en cuatro campos de concentración y ocho campos de trabajos forzados. Hasta 1944, al menos 4,800 empleados “del este” trabajaban en la fábrica.

Se estima que más de dos mil de esos trabajadores eran mujeres, algunas de las cuales llegaron embarazadas al lugar. Estas personas recibieron un trato inhumano característico por la discriminación racial que promovía el régimen nazi. A estos trabajadores les cancelaron todas sus libertades y ni si quiera contaban con los servicios más indispensables. Volkswagen también empleó a los hijos de los trabajadores “del este”.

Ascenso del Escarabajo alemán.

Con el fin de la guerra, los Aliados buscaron reactivar la economía alemana y entre sus planes estaba revivir Volkswagen. Como la gente asociaba al vehículo con el régimen nazi, al principio las ventas fueron pocas. Sin embargo, poco a poco el automóvil compacto se ganó el cariño de los consumidores. En 1960, el gobierno de Alemania vendió más de la mitad de las acciones de la empresa.

Volkswagen Käfer 1973
Volkswagen Käfer 1973.

Volkswagen finalmente se desnacionalizó, y en el transcurso de una década el Escarabajo superó el récord de ventas con 15 millones de autos. Aunque conservó su esencia, la apariencia del icónico vehículo alemán evolucionó con las tendencias para aumentar sus ventas.



Cortesia de Don Ramon



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