sábado, 5 de marzo de 2022

Tratado del espacio

Tratado del espacio(1)

 El Tratado del espacio se firmó el 27 de enero de 1967. Y esta norma jurídica de naturaleza internacional es la única razón por la que el Sistema Solar no es objeto de peligrosas disputas geopolíticas. También lo que impide que existan armas nucleares en la Luna. Entre otras cosas, el pacto prohibió que los Estados de la Tierra instalaran armas de destrucción masiva más allá del planeta. Además, establece que el espacio es de nadie y de todos al mismo tiempo.

Por ejemplo, ningún país u organización puede adjudicarse la propiedad de una parte de Marte. Pero todas las naciones reconocidas tienen derecho a explorar el espacio con fines científicos. Hasta enero de 2020, 110 países han ratificado su compromiso para evitar cualquier tipo de ejercicio militar en cuerpos celestes. Este tratado también rige la dinámica de la exploración espacial, alentando a los participantes a apegarse a los principios de cooperación y asistencia mutua.

En caso de requerirse, los astronautas están obligados a proporcionar ayuda a sus colegas de otras naciones. Por tratados como este es que en la Estación Espacial Internacional trabaja la NASA (Estados Unidos), Roscosmos (Rusia), JAXA (Japón), ESA (Europa) y la CSA (Canadá).

El origen del Tratado del espacio.

Aunque, la realidad es que el Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes no surgió por un deseo de colaboración científica entre potencias mundiales. Es el resultado de una paranoia gestada durante la Guerra Fría.

reminiscensia de la guerra fría

Estados Unidos fue uno de los primeros países en proponer que el espacio se destinara exclusivamente a “fines pacíficos y científicos”. Junto a sus aliados occidentales, propuso la colaboración internacional a mediados de la década de 1950 en la Organización de las Naciones Unidas. Resultaba un tanto sospechoso que el mismo país que se levantó con la victoria en dos guerras mundiales propusiera una “paz universal”. La realidad era que los estadounidenses temían los alcances de los soviéticos.

La crisis del Sputnik.

En 1957, la Unión Soviética puso en órbita el primer satélite artificial. Que el Sputnik orbitara nuestro planeta realmente generó pánico en Occidente. Aquel primer intento por explorar el cosmos, producto de millones de años de evolución en este planeta, debía ser motivo de celebración. Sin embargo, el Homo Sapiens manifiesta formas muy particulares de ver las cosas.

Para los soviéticos, la carrera espacial con el Sputnik como estandarte era una oportunidad inigualable de declarar su capacidad tecnológica. Evidentemente, también buscaban reafirmar ante el mundo las implicaciones militares de su poderío tecnológico. Sin embargo, el Kremlin de Moscú jamás imaginó la enorme repercusión que tendría ese lanzamiento en los Estados Unidos.

Sputnik 1957
Satélite Sputnik.

Los estadounidenses no estaban tan Inquietos desde 1941, año en que se produjo el ataque a Pearl Harbour. Rápidamente tomaron esta noticia como una amenaza a la seguridad nacional. Mucha gente concluyó que, si los soviéticos podían poner un satélite en órbita, fácilmente podrían instalar otros dispositivos sobre sus cabezas para espiarlos o lanzarles bombas atómicas.

La paranoia en el país era tal que, en octubre de 1957, mes de lanzamiento del Sputnik, The New York Times publicó la friolera de 279 artículos sobre el tema, un promedio de 9 artículos diarios. Obviamente, los medios sensacionalistas no se limitaban a hacer eco de la opinión pública. Metieron un montón de cizaña para generar histeria y obtener mayores ganancias.

Carrera espacial.

En 1961, John F. Kennedy llega al poder con un país muy atrasado en avances espaciales. Para esa época los soviéticos ya habían puesto a tres perros en órbita, dos de los cuales regresaron vivos. Por eso, Kennedy hizo una advertencia a los estadounidenses: “si los soviéticos controlan el espacio, controlarán la Tierra. Así como en el pasado aquellos que controlaban los mares, dominaban los continentes”. Estrictamente hablando, la “crisis del Sputnik” marcó el inicio de lo que hoy se conoce como carrera espacial.

Apollo 12 recuperacion en el pacifico
Misión de recuperación del Apolo 12.

Doce años después de la hazaña soviética, los astronautas estadounidenses caminaban por la Luna. Esta fue una respuesta notable de los norteamericanos a las continuas conquistas espaciales por parte de los soviéticos. Irónicamente, la conquista de la Luna por parte de los Estados Unidos también generó preocupaciones que terminarían impulsando el tratado espacial.

Tratado del espacio: una victoria para la humanidad.

Dada la superioridad tecnológica de la que gozaban, en una primera instancia los soviéticos rechazaron la firma del tratado. Después de todo, no perderían la oportunidad de amenazar a sus rivales. Y es que en la misma época que pusieron al Sputnik en órbita, la URSS lanzó el primer misil balístico intercontinental de la historia. El R-7 era un arma con alcance efectivo de 8,000 kilómetros. Sería tonto que aceptaran nuevas reglas en una competencia que iban ganando por mucho.

Sin embargo, en el transcurso de una década el panorama cambió por completo. Tras el escándalo mediático del “satélite comunista”, los estadounidenses consolidaron su propia agencia espacial: la NASA. De pronto, la conquista espacial se convirtió en una prioridad para los Estados Unidos. Y este esfuerzo también preocupaba a los soviéticos. La competencia era reñida.

Programa Apolo.

Semanas después del histórico vuelo de Yuri Gagarin, el Proyecto Mercury ya tenía en órbita al primer astronauta estadounidense: Alan Shepard. Para mayo de 1961, Kennedy solicitaba apoyo al congreso para poner en marcha uno de los proyectos más ambiciosos en la historia de los Estados Unidos: el Programa Apolo. Motivó a la clase política asegurando que el programa resultaba de vital importancia para la seguridad nacional ante la amenaza soviética.

el hombre en la luna

Un año después, John F. Kennedy daba un discurso histórico en la Universidad Rice, en Texas. El evento pasaría a la historia por una sola frase: “nosotros elegimos ir a la Luna”. Y gracias a la televisión, millones de personas atestiguaron el resultado del Programa Apolo en 1969. Una década después del lanzamiento del Sputnik, la Unión Soviética había perdido su enorme ventaja en la carrera espacial.

Siguiendo la misma lógica que hasta el día de hoy nos ha salvado de un conflicto nuclear (quien dispare primero será el país que terminará convertido en ruinas), los soviéticos empezaron a respaldar la idea de un tratado que prohibiera cualquier proyecto bélico fuera de nuestro planeta. Así, a finales de enero de 1967 el Tratado del espacio quedó abierto para su firma en Moscú, Washington y Londres.


Cortesia de Monita Mausan 



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