Gary Oldman en su magnífico papel de Drácula, dicía aquello de “Absenta, el afrodisíaco del alma.
El Hada Verde que vive en la Absenta quiere tu alma, pero tú estás a salvo conmigo” En efecto, el licor de absenta fue durante muchos años el más claro emblema de las artes, y a él recurrían poetas, novelistas, músicos y pintores, en búsqueda de aquella inspiración que los condujese a dar con su próxima gran obra.
Fée Verde, Diablo Verde y especialmente Hada Verde… Los nombres del licor de absenta son tan variados como la intensidad de su sabor. Esta bebida alcohólica, de paladar anisado y elaborada a base de las hierbas Artemisa Absinthium, constituye toda una evocación a lo romántico y a lo artístico. De hecho, fue la bebida más popular del selecto grupo de poetas, escritores y pintores del París del finales del siglo XIX, quienes buscaban su abrazo y sus efectos para transportar su mente henchida de curiosidad y alcohol al sugestivo olimpo de las Musas, ahí donde Baudealaire tejió las “Flores del Mal” y donde Vincent Van Gogh entrevió sus lienzos de noches estrelladas y nerviosos campos de maíz.
Se trata de una bebida alcohólica de alta graduación, que contiene en su fórmula ingredientes como el ajenjo, el hinojo y el anís. También, de acuerdo a quien la prepare, puede llevar otras hierbas como la nuez moscada, el regaliz o el hisopo, aunque su inclusión hace que se consideren variaciones del licor de absenta.
Su origen se remonta hasta el lejano año de 1792 y se atribuye a un doctor francés llamado Pierre Ordinaire.
El primer uso de la absenta fue el de pócima medicinal, que se empleaba para bajar la fiebre o combatir los problemas estomacales. Y fue así como, curiosamente, las monjas del convento de Couvet, en la frontera de Francia y Suiza, fueron las primeras en impulsar su comercialización.
Al ir creciendo en popularidad, la receta original de la pócima o licor de absenta fue comprada a las monjas por un personaje de nombre Mayor Dubied. Fue él quien abrió las puertas de la primera destilería del hada verde bajo el nombre de Dubied Père et Fils, en 1797.
El éxito fue tan abrumador, que su segunda destilería, a la que llamó Maison Pernod Fils, copó pronto el mercado, convirtiéndose en la marca de referencia. Durante la Belle Epoque en los bares parisinos, no se pedía licor de absenta, sino simplemente un Pernod Fils. Pero de ser la bebida más popular de Europa, pasaría muy pronto a desaparecer de las barras.
Cabe recordar que esta bebida tiene un contenido en alcohol que va entre el 55 y el 89,9% y que, a menudo en el pasado, para acentuar sus efectos, se le añadía una pizca de cloruro de antimonio. De ahí las graves alucinaciones que se cree que generaba y que terminaron por execrarla del consumo social.
El rito de preparación del hada verde tenía dos variantes: la primera era la llamada estilo gitano, que consistía en rociar de alcohol un terrón de azúcar hasta que prendiera, para después, mezclarlo en la propia bebida hasta que se tornase turbio.
La segunda variante era el método parisino, se servía en una copa de cristal junto a una cuchara con perforaciones, ahí donde se dejaba el terrón de azúcar. Al lado, solía ponerse una jarra de agua fría para rebajar la mezcla de absenta, vertiéndola poco a poco a través de la cucharilla, de modo que, poco a poco, el brebaje iba adquiriendo una tonalidad similar a la de la leche, algo que los franceses denominaban como “louche” (turbio).
¿Por qué se prohibió el hada verde?
La historia del licor de absenta se movió a pasos voraces. Para el año 1919 se vendieron 36 millones de botellas tan solo en territorio francés. Pero en ese mismo año el hada verde fue prohibida en Suiza y, cinco años después, también en Francia.
De ser la más popular, pasó a prácticamente desaparecer y para este escenario se estiman dos grandes causas. La principal fue que se atribuyó al consumo de este licor el hecho de que las personas presentaran fuertes alucinaciones, que incluso podrían conducirles a la locura. Incluso, una leyenda al respecto cuenta que fue bajo los efectos del licor de absenta que ocurrió el accidente de la oreja de Van Gogh. Se dice que se la cortó, para regalársela a una prostituta de quien se había enamorado.
El hecho fue que las alucinaciones contribuyeron a crear una terrible fama en torno al consumo del hada verde. La segunda razón, no menos coherente, es que gracias al consumo de esta bebida, eran cada vez menos las personas que tomaban vino. Entonces los grandes propietarios de los viñedos, entre los que se incluía a la propia Iglesia Católica, empezaron a difundir una campaña en la que se tenía al licor de absenta como un verdadero veneno para el cuerpo humano.
Literatura, arte y absenta
licor de absenta
Oscar Wilde dijo una vez: “¿Cuál es la diferencia entre un vaso de Absenta y el ocaso?” Tal vez intentaba transmitir en esa frase el límite al que solían llegar los artistas de la época para encontrar placer e inspiración. Un atractivo abismo al que asomarse de mano del hada verde. Verdad o no, el mito del licor de absenta siempre ha estado unido a personajes como Picasso, Manet, Rimbaud o el propio Oscar Wilde, habituales admiradores de su reflejo verde y de los vapores de su abrazo.
En la actualidad el hada verde no tiene regulaciones, y la podemos encontrar junto al whisky o el coñac sin que sepamos muy bien si está elaborada de forma tradicional… pero, eso sí, sus grados de alcohol siguen siendo considerablemente altos.
En Francia, tal vez por el recuerdo de aquellos años, se prohíbe tajantemente la venta de cualquier bebida que tenga la palabra “Absenta”… Sin embargo, y aquí viene el dato curioso, sí permite que el producto pueda ser exportado. De ahí que la podamos encontrar bajo la etiqueta de “bebida espirituosa a base de plantas”.
Nota cortesía de Doña Natus
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