viernes, 22 de octubre de 2021

Taquile

 Taquile es un sitio peculiar donde el valor de un hombre lo determina su capacidad para tejer. En esta pequeña isla al sur de Perú, saber tejer es mucho más importante que actividades como la caza o la pesca. 

Sikuris de la Isla de Taquile

Pues a un buen tejedor le resulta más fácil conseguir pareja y procrear. “La mayoría aprende observando. Como tuve un padre ausente, aprendí viendo a mi hermano y abuelo”, recuerda Alejandro Flores Huatta, un hombre que lleva 67 años viviendo en esta comunidad.

Con apenas 1,300 habitantes, Taquile se ubica en el lado peruano del lago Titicaca. Aquí, los hombres aprenden a tejer desde pequeños, a menudo utilizando una espina de cactus como aguja. La isla se hizo famosa por sus productos textiles, especialmente por unos gorros artesanales denominados chullos. Mientras las mujeres cuidan a las ovejas que aportan la lana e hilan el material, los hombres se encargan de confeccionar los artículos.

Los chullos como símbolo de masculinidad en Taquile.

Los chullos juegan un papel protagónico en la dinámica social de la isla y poseen un profundo significado cultural. Además de comunicar su estado civil, estos gorros permiten a los hombres comunicar sus sueños y aspiraciones. Así como demostrar su creatividad, posibilitando incluso externar su estado de ánimo al momento en que confecciona el chullo. Y es una antiquísima tradición que los locales se han esforzado por preservar.

agricultura sobre laderas de una montaña

Esta forma de vida y herencia cultural se debe a que la isla estuvo relativamente aislada, al menos hasta la década de 1950. Los taquileños se guían por una máxima en quechua que dice: “ama sua, ama llulla, ama qhilla”. En español, esta frase equivale a “no robes, no mientas y no seas perezoso”. Por tradición, las seis comunidades que habitan la isla se dedican a la agricultura alternando entre cultivo de frijol, cebada, papá y maíz en las laderas de las montañas.

 

 

Los textiles de Taquile como patrimonio cultural.

Gracias a la ovinocultura obtienen lana para sus tejidos, pero también crían gallinas, cerdos y cuyos. Además, sobre las aguas del lago Titicaca desarrollan la pesca. A partir de 1970, Taquile adquirió relevancia turística en Perú y la actividad se convirtió en una nueva fuente de ingreso para los lugareños. Cada año, miles de turistas se alojan en hospederías sencillas y familiares donde los invitan a participar en la cosecha y degustar la gastronomía local. Por supuesto, también adquieren las artesanías textiles.

cria de ovejas en taquile peru

 

 

Desde 2005, la artesanía textil de Taquile se considera patrimonio cultural intangible por la UNESCO. En toda la isla solo se reconocen siete maestros tejedores, incluido Alejandro Flores y el propio alcalde del lugar, Juan Quispe Huatta. La tradicional confección de los chullos existe al menos desde hace medio milenio, aunque probablemente es una herencia de civilizaciones antiguas como los incas.

Tradición de generaciones.

La confección de chullos es un aprendizaje que se transmite de generación en generación. Desde los 5 años, los niños ya aprenden a tejer estos sombreros. La tradición exige que el primer chullo tejido por los niños sea blanco. Posteriormente, tiñen la lana con minerales y plantas del lugar, una técnica que refinan con el paso del tiempo hasta alcanzar la excelencia. La confección de estos sombreros es un proceso lento, e incluso los maestros tejedores requieren de varias semanas para terminar una sola pieza.

chullos

 

Los intrincados patrones son el reto a superar, pues a través de ellos el tejedor refleja toda clase de problemas personales o comunitarios. Quizá, el aspecto más interesante sobre los chullos es el papel protagónico que tienen en la formación de matrimonios jóvenes. El valor social de un hombre depende de su capacidad para tejer exitosamente un chullo empleando agujas diminutas. Un buen partido, según Alejandro Flores, es aquel hombre capaz de confeccionar un chullo con una urdimbre tan cerrada que en el sombrero se pueda almacenar agua.

La tradición del chullo en Taquile.

Con mucho orgullo, Flores presume que sus chullos pueden retener agua hasta por media hora sin filtrar una sola gota. Hace 44 años, una mujer llamada Teodosia Marca Willy quedó tan impresionada con esta habilidad que se casó con él. “Las mujeres buscan los mejores chullos. Quienes confeccionan un buen sombrero tienen más probabilidades de conseguir novia más rápido”, dice Juan. Y es todo un espectáculo público cuando el futuro suegro comprueba el talento textil del futuro yerno.

hombres peruanos

 

No existen chullos idénticos, pero los colores, escenas e iconografías suelen repetirse con frecuencia. Uno de los símbolos más comunes es la rosa de seis pétalos, en alusión a las seis comunidades que habitan Taquile. También se ilustran símbolos agrícolas y figuras de animales locales como el cóndor, la oveja o garza ganadera. El color azul es un homenaje a Mama Cocha, como llaman cariñosamente los taquileños al lago que mantiene a toda la comunidad. Por otro lado, la lana teñida de rojo representa las batallas que sucedieron en el pasado.

Los chumpis confeccionados por mujeres.

Aunque los novios pueden elaborar sus propios chullos, los que portan el día de la boda son obsequios de los padrinos. Para muchos es un rito de paso a la edad adulta. Las mujeres también tejen coloridos cinturones llamado chumpis, artículos que obsequian al novio el día de la boda. Es una prenda muy íntima, pues al interior del cinturón la mujer cose mechones de su propio cabello.

vestimenta tradicional en taquile isla

Cuando se trata de hombres solteros, el cabello al interior del chumpi es de la madre. Y al igual que con los chullos, los patrones en estos cinturones son específicos para cada familia o zona de la isla y las técnicas de confección se transmiten entre generaciones. Pero, no solo funcionan como accesorios, se trata de elementos funcionales que sirven como respaldo durante la labranza.

Efectos de la pandemia en Taquile.

Aunque Taquile es una zona remota aislada de la civilización, las comunidades no se salvaron de los efectos de la pandemia. Durante 12 meses, la isla se mantuvo completamente cerrada a los turistas, limitando una importante fuente de ingresos para los residentes. Esos efectos ya están presentes en los chullos elaborados por nuevas generaciones. Juan Quispe dice que un niño tejió un círculo con púas en referencia al coronavirus.

mujeres vendiendo chullos

 

Para los tejedores de Taquile, la situación actual vuelve todavía más relevante la preservación de la cultura y tradiciones de su comunidad. Especialmente su dialecto, una variación del quechua que sobrevive gracias a la transmisión oral, pues no está escrito.

Cortesia de Palurdotl jefe pluma chueca



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