El mestizaje es el encuentro biológico y cultural o su ordenamiento entre etnias diferentes, en el que estas se mezclan, dando nacimiento a nuevas especies de familias y nuevos genotipos. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en América que la llevó a su estado racial y cultural actual. Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias especies de familias, en lugares como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos.
En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos factores, como el clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros aspectos que provocaron, en diferentes regiones dentro de un mismo país, que el mestizaje haya sucedido en diferentes ritmos y grados de profundidad. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida por gran parte del territorio.
Este proceso se ha definido como uno de transculturación, que ha definido la identidad latinoamericana. El proceso de mestizaje en América se originó con la llegada de los europeos al continente y subsecuentemente de los esclavos africanos que vinieron con ellos. En este encuentro de culturas surgieron varios tipos de mestizos:
• Mestizo: mezcla de indígena y europeo (principalmente español)
•Cholo o coyote: mezcla de mestizo con indígena
• Mulato: mezcla de negro y europeo
• Zambo: mezcla de negro con indígena
• Castizo: mezcla de mestizo con español
• Criollo: españoles nacidos en los territorios Americanos
El mestizaje ha sido uno de los temas fundamentales en los países americanos pero especialmente en América Latina. Esta característica de fusiones culturales, ha sido acogida en las últimas dos décadas para explicar el fenómeno de la pluralidad en Iberoamérica. Así mismo, esta misma ideología le ha dado fuerza a la teoría de que detrás de la percepción de la sociedad como producto del mestizaje existe un fenómeno enmascarado de racismo y exclusión.
El mestizaje en América se dio debido a la colonización española y portuguesa en este continente. En el caso español, la escasez de mujeres españolas en las Américas determinó la tendencia a buscar parejas entre las mujeres locales. En la Real Cédula de 1514 el rey autorizaba la legalidad de los matrimonios mixtos para promover la evangelización, pero los españoles solamente se casaban con las indias provenientes de las élites o la nobleza, aunque continuaron teniendo hijos ilegítimos con las nativas y mancebas ya que, en muchos casos, tenían a su esposa legítima en la península. En los primeros tiempos, ilegitimidad y mestizaje llegaron a ser categorías equivalentes. En 1549, Carlos V prohibió que mulatos, mestizos y cualquier hijo ilegítimo pudiera acceder a cualquier cargo municipal, posición pública o repartimiento en las Indias. No tener sangre pura española era signo de inferioridad, y cuanto más «sangre» española, mayor era la jerarquía social del individuo; incluso para tener acceso a la educación superior había que presentar un examen de «pureza de sangre». La pureza de sangre garantizaba el derecho de los hijos legítimos a heredar las encomiendas de sus padres y la obtención de determinados cargos públicos o religiosos. Este mestizaje generó un sistema de castas en los territorios del Nuevo Mundo. En 1533, la Audiencia y la Cancillería Real de la Nueva España solicitaron a la Corona que proporcionara algún consuelo para el creciente número de descendientes de españoles y mujeres indias que vivían desamparados entre indios. Del mismo modo que las prohibiciones y autorizaciones no influyeron en el vínculo con las indias, el hecho de que la ley española prohibiera el matrimonio entre un funcionario español peninsular en ejercicio y una criolla, es decir, mujer blanca nacida en América descendiente de españoles, no impedía que se efectuaran uniones de hecho entre mujeres criollas y funcionarios españoles.
Según el historiador hispanista inglés Hugh Thomas:
"El mestizaje fue la mayor obra de arte lograda por los españoles en el Nuevo Mundo, una mezcla de lo europeo y lo indio. A aquellos que piensen que se trata de una afirmación obvia les pediría que consideren cuán raro fue este estado de cosas entre los anglosajones y los indios de Norteamérica. Existen razones obvias para dicha rareza, por supuesto -y no es la menor la ausencia de una sociedad urbana entre los indios norteamericanos-, pero no tenía por qué haber constituido una barrera tan grande como resultó".
Según el historiador Enrique Otte, en una carta de Andrés García desde México a su sobrino Pedro Guinón en Colmenar Viejo fechada el 10 de febrero de 1571 escribía:
“Caséme en esta tierra con una mujer muy a mi voluntad. Y aunque allá os parezerá cosa reçia en aberme casado con hindia, acá no se pierde honrra ninguna, porque es una nación la de los hindios tenida en mucho.”
El hecho clave para la aparición de la población mestiza fue la escasa presencia de mujeres blancas en los primeros años de la conquista de América. A pesar de que, al menos desde el tercer viaje de Cristóbal Colón (1498), ya hubiera algunas mujeres españolas en las nuevas tierras y de que estas estuvieran presentes en algunas expediciones como la de Hernán Cortés a México (1519-1521), la de Pedro de Mendoza al Río de la Plata (1536) o la de Pedro de Valdivia a Chile (1541), su número no era representativo y, en la mayoría de los casos, las empresas de exploración y conquista fueron exclusivamente masculinas.
Según el historiador Luis Ernesto Ayala Benítez, entre los factores históricos fundamentales que propiciaron el mestizaje, se pueden citar, en primer lugar «la falta de mujeres españolas en los primeros tiempos de la conquista», sumado a «la existencia de factores de prestigio y posición favorables a la unión de la mujer india con el español» y « el número reducido de familias de origen asentadas en suelo americano durante las primeras fases del poblamiento hispánico, o ibérico en general, de aquel continente».
Según Diego García la baja extracción de los conquistadores emigrantes sumado al hecho de que eran muy pocas las mujeres españolas existentes en Indias fue lo que influyó grandemente en el fenómeno del mestizaje. Entre ellos había ex soldados dados de baja, forajidos, expresidiarios indultados, nobles arruinados, es decir, todo tipo de aventureros atraídos por el oro y la riqueza del nuevo continente que buscaban elevar su posición social, aunque también estaban quienes solían pertenecer a la pequeña nobleza
Esta escasez de mujeres europeas durante los primeros años de la conquista, hizo que los conquistadores españoles generaran, con las mujeres indias nativas de cada zona, a través del rapto, la violación y el amancebamiento, una nueva población mestiza.
Según el historiador Alberto M. Salas:
"Entendemos que en el mestizaje no hubo mayor responsabilidad ni una notoria generosidad racial, insinuada por algunos autores. Fue un hecho natural, incontenible en aquellas circunstancias. En cuanto a los prejuicios raciales debemos señalar que durante el proceso de la Conquista y luego durante el inmediato de la colonización y asentamiento del dominio, los españoles habitualmente no se casaban con las indias, sino con las españolas que acudían a la riqueza de las tierras. Se pueden catalogar matrimonios mixtos, pero no son habituales, y casi siempre muy interesados.
La generalidad de las uniones de españoles con indias son amancebamientos, más o menos perdurables, y la mayor parte de los mestizos son, en consecuencia, ilegítimos, circunstancia que los disminuye notablemente, los sume en una masa común y anónima, en la que incidieron poderosamente otros elementos raciales".
Los varones blancos eran los que se mestizaban con mujeres indias, mestizas, negras y mulatas en uniones casuales, generalmente en relaciones de amo-esclava o amo-sirvienta.
Los hijos e hijas que los conquistadores tenían con las mujeres indias fueron creando lo que se denominó una nueva «casta»: para la india significaba un ascenso social. En cambio, para la mujer española, mezclarse con el indio significaba una fuerte deshonra, por eso, cuando las cautivas blancas eran rescatadas preferían volver a vivir con los indios y sus hijos mestizos.
Según el historiador Alberto M. Salas:
"En oposición a la conducta del hombre, que en Indias abandona muchas inhibiciones y se olvida de la mujer e hijos que dejó en España, la mujer española actuó en el sentido absolutamente inverso. Voluntariamente no se mezcló con el indio porque ello suponía su desprestigio social y el desprestigio de sus hijos, que saltaban hacia atrás en la escala de valores de aquella sociedad naciente. Es posible que hayan existido relaciones voluntarias y hasta algunos matrimonios, pero resulta evidente que el mestizaje lo realizó el varón español, como gesto voluntario. Si la mujer española participó en esta mezcla de razas fue de manera involuntaria, forzada, como la presa apetecida de las indiadas que asolaron las ciudades del sur de Chile".
Con la llegada de más mujeres europeas la situación cambia pero no tanto. Según la historiadora Cristina Iglesia:
"Las mujeres blancas escasean en América y, sobre todo, en el Río de la Plata. Algunas pocas cruzarán el océano para restaurar el orden blanco pero sólo contados españoles podrán tener acceso a una esposa blanca. En estos casos, la india sólo cambiará de lugar y seguirá siendo concubina del señor en las zonas más oscuras del hogar español. La mezcla es ya un proceso irreversible".
Cortesía del Chilango Achangado
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