A veces el trabajo puede convertirse en una auténtica tortura. Siempre digo, en tono sarcástico, que aquel que dijo la frase “el trabajo dignifica al hombre” nunca asfaltó carreteras en verano.
Menciono este chascarrillo porque viene muy al caso con la etimología de la propia palabra. Y es que su origen viene del latín tripaliare, que a su vez deriva de tripalium, es decir, tres palos. No parece tener mucha relación, pero si os digo que el Tripalium era un yugo elaborado con tres palos en los que se amarraba a los esclavos para azotarlos, todo parece cobrar sentido.
Así que, a modo de resumen, para los romanos ir a trabajar era, de un modo tan metafórico como irónico, lo mismo que ir al tripalium a ser azotado por el amo. Dos mil años después, tampoco ha cambiado tanto la cosa…
Cortesía de Doña Natu
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