domingo, 24 de octubre de 2021

La morgue



Igor Volsk es uno de los científicos criminalistas ruso más famosos del mundo, en una entrevista para Rusia Today el periodista le preguntó, que era lo más difícil que le ha tocado vivir dentro de la morgue.

El le miró y sonriendo dijo: Sabe para mí es un trabajo normal, y lo disfrute, por más de 24 años he visto y abierto cuerpos en busca de las causas de muerte que he perdido la cuenta. Cuando era un novato sentía miedo hacer mi trabajo en ocasiones, sin embargo nada me aterrar, pasado 25 años después de mi graduación algo hizo que me alejara de la mesa de investigación en la morgue.

-¿Qué fue?-Pregunto el periodista

Una noche me llamaron de urgencias 6 niñas habían sido asesinadas en un orfanato, necesitaban que hiciera mi trabajo con urgencia para que la policía hiciera su labor de encontrar al criminal.


Llegué cerca de la media noche y allí estaba mi ayudante y un oficial, más diez o doce personas familiares de las víctimas esperando por los resultados, es común en estos casos.

Yo y mi ayudante entramos hacer nuestro trabajo recuerdo que comenzamos lavando los cuerpos como costumbre luego hicimos los apuntes básicos, todas aquellas chicas fueron asesinadas con una bala en la cabeza antes de ser violadas por la misma persona, todas tenían un día de diferencia de muerte. La primera en ser asesinada tenía signos de descomposición y esa fue la que aterrorizar a mí y mi acompañante pues en el momento de hacer el corte central tomó mi mano y abrió los ojos.

Créame es algo que no tiene explicación, pues un cadáver en descomposición puede emitir ruidos, abrir los ojos, la boca, e incluso llegar a mover sus extremidades, pero sin embargo es más común ocurra en alguien que tenga unas horas de fallecido.

Lo que ocurrió esa noche fue fuera de toda explicación científica la chica tomó mi mano, abrió los ojos y pronunció el nombre de su asesino alto y fuerte. Es más parecía llena de salud. Esto fue cuestión de unos breves segundos.


¡Esta viva! Dijo mi ayudante, le dije, no, no lo está, por supuesto que no puede estar si incluso su piel estaba agrietada, y destilaba agua sangrosa, su piel ya no era blanca, era verde, y la hinchazón de la descomposición era evidente.

Si me preguntan que pasó esa noche, solo digo:Dios la envió a decir quien había sido el diablo que la asesino.

Esa noche terminamos el trabajo aterrados, al día siguiente dejé de hace autopsias y me fui a dar clases a la Universidad, mi compañero se fue de logística para un hospital.

Desde entonces no entre nunca más a una Morgue, créeme no tengo miedo a los muertos pero si a las cosas que no tienen explicación. Dije el nombre pronunciado a la policía dije que lo tenía escrito en su mano casi borrado, no quería nos tomarán por locos. Por suerte el asesino hoy cumple sentencia.




Cortesía de Marcia SANTERA CIRUGIADA



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