Denominado COSO, este anticonceptivo masculino funciona dando un baño tibio a las gónadas del usuario. El dispositivo es propuesta de una diseñadora que ya ganó un premio James Dyson.
Hasta la fecha, los hombres disponen de solo dos opciones anticonceptivas: la vasectomía y el preservativo. El primer método implica abandonar definitivamente la capacidad de procrear. Mientras tanto, para algunos la segunda opción resulta incomoda o menos placentera.
La alemana Rebecca Weiss, diseñadora industrial por la Universidad de Múnich, consideró que deberían existir más opciones. Su idea resultó de una motivación personal que surgió después que le diagnosticaran cáncer. «Hace alrededor de un año me diagnosticaron un cáncer temprano de cuello uterino a consecuencia de emplear píldoras anticonceptivas. Después de esto, descarté completamente la anticoncepción hormonal», señaló Weiss en la ceremonia de los premios James Dyson.
«Al buscar otros métodos anticonceptivos en compañía de mi pareja, nos percatamos de la ausencia de anticonceptivos para hombres… así empecé a idear un nuevo enfoque de anticoncepción masculina que presenté como tesis para mí maestría», mencionó.
Una bañera tibia y burbujeante.
Tras una extensa investigación, el trabajo de Weiss resultó en el COSO, una propuesta que parece funcional, según la evidencia disponible. En esencia, COSO es una bañera de plástico con el tamaño justo para introducir los testículos. Y es el usuario quien debe llenar el recipiente con agua suficiente para que sus gónadas queden sumergidas. Posteriormente, el dispositivo tibia el agua a una temperatura agradable evitando que las partes nobles sufran algún tipo de lesión.
Lo único que debe hacer el usuario es quitarse los calzoncillos, meter los tompiates en el COSO y encenderlo. Eventualmente, la producción y movilidad de espermatozoides se verá reducida por el tratamiento ultrasónico. Y la eficacia anticonceptiva alcanza mayor efectividad dos semanas posteriores al tratamiento. Para mantener el efecto anticonceptivo, se requiere que el hombre meta los testículos en el COSO una vez cada 60 días.
En el momento que decida procrear, solo debe dejar de usar el COSO. Transcurridos seis meses la fertilidad quedará completamente restaurada. Sé que para muchos parece radical emplear ultrasonido para atacar a los espermatozoides. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que la anticoncepción por ultrasonido no solo es eficaz, también resulta segura. «Hasta ahora, el procedimiento sólo se probó en animales. Entonces, los parámetros técnicos pueden extrapolarse hipotéticamente a los humanos», advirtió Weiss sobre la anticoncepción por ultrasonido.
Satisfacción garantizada.
Además de apoyarse en estudios científicos con más de una década de antigüedad, a Weiss también le interesó conocer la opinión de los eventuales usuarios. Al entrevistar a 422 hombres, supo qué tan demandada sería su máquina. La muestra estaba compuesta por varones de entre 25 y 30 años con una relación estable. La diseñadora los invitó a una serie de talleres donde aportaron toda clase de ideas para el baño testicular. Además, les solicitó que dibujaran como veían en su mente al COSO.
A partir de esos bocetos, Weiss elaboró los primeros conceptos de diseño. En esta fase se asesoró con expertos en urología, terapia sexual, andrología y psicoterapia para evaluar la funcionalidad del dispositivo. «Tras culminar el formulario mediante bocetos, elaboramos prototipos ergonómicos de cartón para probar las dimensiones. Apoyados en el urólogo, verificamos que el prototipo se adaptara al promedio de mayor tamaño y que la forma se ajustara a la anatomía testicular», explicó la diseñadora.
Y se agradece tanto interés, pues si este método llega a popularizarse el dispositivo tendrá que resultar cómodo para hombres de todas las formas y tamaños.
Planes a futuro.
Desafortunadamente, todavía no es hora de poner las bolas en un baño ultrasónico. Aunque COSO recibiera un premio por su diseño, Weiss solo tiene un diseño hipotético. A corto plazo, el proyecto COSO busca desarrollar un prototipo funcional que demuestre su viabilidad técnica. Eventualmente, planean fabricar un prototipo de alta fidelidad a gran escala.
Weiss advierte que, antes de lanzar cualquier producto al mercado, se debe construir una base completa de datos clínicos. «Para lanzar COSO como un anticonceptivo, se requiere gran apoyo financiero para ensayos clínicos. Además de socios industriales y contactos en el ámbito de la investigación», dijo. Pese al gran camino por recorrer, si COSO tiene éxito proporcionará a los hombres un método anticonceptivo rápido, placentero y fácil de usar. Por si fuera poco, entregará unos testículos higienizados.
Cortesia de Ojos de Sapo enamorado
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