Diversas fuentes señalan que China desarrolla un dispositivo supersónico capaz de generar enormes pulsos electromagnéticos. Con un alcance de 3,000 kilómetros, el arma inutilizaría redes de comunicación y suministros de energía eléctrica en un rango de 2 km.
El instrumento todavía se encuentra en fase de pruebas en la China Academy of Launch Vehicle Technology (CALVT), en Beijín. Pero, se prevé que alcance velocidades de hasta seis veces la del sonido, además de evadir sistemas de detección como los radares.
Desde Beijing, este dispositivo sería capaz alcanzar cualquier punto de Japón en menos de 25 minutos. A diferencia de los misiles balísticos, el sistema debe mantenerse en la atmósfera terrestre para esquivar los sistemas de alerta. Según Sun Zheng, de la CALVT, el arma incorpora tecnología de sigilo activo para evitar toda clase de radares terrestres. Pese a su potencial destructivo, los científicos parecen muy interesados en hacer saber al mundo que su «arma invisible» no representa riesgo alguno para los humanos.
El Armagedón en las redes de comunicación.
Por otro lado, toda clase de dispositivos electrónicos en un radio de dos kilómetros serían destruidos por la incidencia de poderosas ondas electromagnéticas. En teoría, cualquier red de información o sistema eléctrico quedaría inutilizable. Los investigadores señalan que una de las principales ventajas de este dispositivo es que el enemigo jamás sabrá cuando se despliegue un ataque.
Al viajar a altas velocidades, el calor ioniza las moléculas de aire y forma una fina capa de plasma sobre la superficie del objeto. Esa capa de plasma es capaz de absorber las señales de radar, aunque no en su totalidad. Para ocultarse por completo, este dispositivo convertiría calor ambiental en electricidad. Posteriormente, esa energía alimentaría diversos generadores de plasma estratégicamente ubicados en el cuerpo del misil.
Arma rápida, feroz y destructiva.
El arma también emplearía explosivos químicos para comprimir un imán cargado eléctricamente. Este «generador de compresión de flujo» se encargaría de transformar la energía de choque en ráfagas cortas, aunque extremadamente potentes, de microondas. El misil emplearía supercondensadores con una densidad de potencia hasta veinte veces superior a las de las baterías. Además, los condensadores de cargarían en el trayecto, transformando la energía del generador de calor en electricidad.
Dicen que el arma «puede liberar 95% de su energía en apenas 10 segundos, posibilitando una descarga inmediata que causaría graves daños con pulsos electromagnéticos […] Este dispositivo de pulso electromagnético con sigilo activo, basada en la regeneración de energía, sigue las tendencias actuales en el desarrollo de una guerra rápida, combate feroz y grandes daños a los sistemas de información en todas sus dimensiones», señaló el equipo tras el proyecto.
Cortesia de Doña Naturella
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