Se conoce como ‘arrieros’ a aquellas personas que se ganaban la vida llevando mercancías de un lugar a otro mediante animales de carga. La etimología del término proviene del vocablo ‘arre’ que es la exclamación con las que se alentaba a los animales a echar a andar o aligerar el paso.
Los arrieros solían ir de una población a otra llevando sus artículos y mercaderías con la intención de venderlos (ya fuera a comerciantes locales o en algún mercadillo callejero), por lo que la competencia entre ellos solía ser grande.
Muchas eran las ocasiones en las que un arriero no había podido cerrar un trato a causa de que otro se le había adelantado o había hecho algún tipo de triquiñuela que dificultaba una venta.
Conocedores de que los problemas y disputas no debían ser tratados en público (debido a que eso perjudicaría su imagen para futuras transacciones) arreglaban sus afrentas lejos de las poblaciones, utilizándose en tono de advertencia la expresión ‘Arrieros somos y en el camino nos encontraremos’, que vendía a ser un ‘Ya nos veremos tu yo’, ‘Ya ajustaremos cuentas…’.
Cabe destacar que en algunas ocasiones la frase podría no haberse dicho como advertencia ante una afrenta sino con el sentido de que si entre ellos se ayudaban (cuando uno estuviera en una dificultad) el otro haría lo propio en otra ocasión (algo así como ‘hoy por ti y mañana por mí), aunque este otro sentido no está respaldado por la mayoría de expertos e historiadores.
Es común encontrarse esta misma expresión en el modo ‘Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos’ e incluso con un simple ‘Arrieros/arrieritos somos…’
Cortesía del Gato Tamalero
No hay comentarios:
Publicar un comentario