miércoles, 26 de febrero de 2020

Objeto en la galaxia envía señales a la Tierra

Las ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) han intrigando a los astrofísicos desde hace décadas. Se trata de emisiones de radiación en forma de ondas electromagnéticas que portan gran cantidad de energía. Estos pulsos, originados en algún lugar del espacio profundo, duran milisegundos y por ello se hacen difíciles de estudiar.
ráfagas rápidas de radio
Ráfagas rápidas de radio.
Además, las FRBs son eventos aleatorios. Cuando se logra detectar alguna, los astrónomos no pueden más que teorizar sus orígenes, pero difícilmente identificarlos con plena certeza. De hecho, de las más de cien ráfagas rápidas de radio identificadas en la historia, sólo cinco han tenido puntos de origen definidos. Y en ninguno de estos casos se ha encontrado al culpable de tales emisiones.
Para complicar todavía más las cosas, por primera vez en la historia de las FRBs los científicos identificaron una señal de radio no aleatoria, un pulso que cumple con un ciclo temporal definido.

Señales cada 16 días.

La emisión ha sido bautizada como RB 180916.J0158+65. Y fue identificada por primera vez en 2016, por el radiotelescopio canadiense CHIME, siguiendo un patrón de 16.35 días. Durante cuatro días seguidos, la señal se identifica varias veces. A continuación, se ausenta durante 12 días. Vuelve a surgir cuatro días más, y así sucesivamente.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de astrónomos analizó las señales durante más de un año, entre septiembre de 2018 y noviembre de 2019. Y la investigación fue publicada en la plataforma arXiv.
Estamos frente a un descubrimiento único, dado que la naturaleza de una ráfaga rápida de radio es fortuita e irrepetible. Por eso, estudiarlas y ubicar su lugar de origen es un proceso difícil. En ocasiones, estos fenómenos se presentan más de una vez, pero nunca con intervalos definidos. En estos eventos excepcionales, los astrónomos son capaces incluso de mapear sus rutas y ubicar la galaxia dónde se originaron.
Los investigadores desconocen el porqué de este nuevo ciclo observado en los últimos años, pero ya han propuesto algunas teorías. Y, al menos, no navegamos en completa oscuridad: la FRB 180916.J0158+65 es una de las únicas cinco señales sobre las que se encontró el origen, pues se repitió múltiples ocasiones tras su primera identificación.
La ráfaga se originó en una galaxia espiral a 500 millones de años luz de la Tierra, la menor distancia entre todos los sitios de origen de las FRBs identificados hasta ahora. Además, en esta región se ha observado una alta tasa de formación estelar, lo que contribuye a explicar el misterio.

¿Evidencia de inteligencia extraterrestre?

Aunque la intuición así lo sugiera, la periodicidad no es una característica tan inusual en los fenómenos del espacio. Por ejemplo, objetos masivos como agujeros negros, estrellas y planetas presentan patrones temporales en sus movimientos. Como las FRBs involucran enormes cantidades de energía, es muy probable que se originen a partir de eventos violentos donde están involucrados agujeros negros o estrellas.
Si tomamos en cuenta que el lugar de origen de esta nueva señal es una zona con alta actividad de formación estelar, resulta probable que algún objeto orbitando un agujero negro sea responsable de la emisión. Los 16.35 días serían su periodo orbital, en el que su posición nos permite identificar las ráfagas de radiación solamente durante cuatro días.
Telescopio de banda ancha
Otra posibilidad, referida en un estudio independiente, es que la señal provenga de una estrella de neutrones (los remanentes de enormes estrellas muertas) en un sistema binario, donde la otra estrella es mucho mayor.

Otras teorías.

Hipótesis de toda clase se han formulado en torno a este fenómeno, todas involucrando incontables objetos y eventos del enorme catálogo cósmico, como los magnetares (estrellas de neutrones con altos valores de campo magnético), blitzars (hipotéticas colisiones entre estrellas de neutrones y agujeros negros), colisiones entre agujeros negros, entre otras.
Sin embargo, la única verdad es que todavía no tenemos ningún tipo de certeza. Y, en este panorama, ha surgido otra hipótesis muy interesante: ¿podría la periodicidad de estas emisiones ser fruto de actividad alienígena inteligente?
Parece algo muy esperanzador para los amantes de las teorías de conspiración, pero la respuesta es casi seguramente: NO. Las ráfagas rápidas de radio de las que hablamos en esta publicación liberan decenas de miles de veces más que la energía de nuestro Sol. Entonces, es mucho más probable que estemos frente a un fenómeno cósmico.