Hace casi un siglo y medio, el 27 de agosto de 1883, en el planeta Tierra se produjo el sonido más alto que haya registrado la humanidad. El estruendo se generó en el archipiélago Krakatoa, que se ubicaba en Indonesia entre las islas de Java y Sumatra, y pudo escucharse a más de 5,000 kilómetros de distancia (equivalente a realizar un recorrido por el litoral desde Tijuana hasta la frontera entre Colombia y Ecuador) en 50 localizaciones geográficas distintas.
El Día del Juicio.
La distancia que recorrió el sonido entre Nueva Guinea y el sitio donde se encontraba el volcán Krakatoa es equivalente a la que existe entre Dublín, Irlanda, y la ciudad de Boston, en los Estados Unidos. Suponiendo que el sonido haya recorrido 1.2 mil km/h, los papuanos escucharon el estruendo cuatro horas después de desatado el pandemonium en Indonesia.
Una embarcación de bandera británica llamada Norham Castle se encontraba aproximadamente a 64 km del Krakatoa en el instante que entró en erupción. En la bitácora del capitán hay un relato que menciona: “de tal violencia fueron las explosiones que los tímpanos de la mitad de mis hombres terminaron perforados. Mis últimos pensamientos fueron para mi amada esposa. Estoy completamente convencido que el Día del Juicio ha llegado”.
Un estruendo ensordecedor.
En una publicación de The Independent se menciona que la fuerza liberada por esta explosión fue 10,000 veces superior a la de una bomba de hidrógeno, y que el estruendo a 160 kilómetros de distancia alcanzó los 172 decibelios. Sólo para que te hagas una idea: un ser humano promedio empieza a experimentar el umbral del dolor a partir de los 130 decibelios.
Si alguna vez tienes la desgracia de ubicarte al lado de una turbina en funcionamiento, tus oídos experimentarán hasta 150 decibelios. Y el límite superior que el sonido puede alcanzar en la atmósfera de nuestro planeta es de 194 decibelios.
A una distancia de entre 5,000 y 6,000 kilómetros de la isla del Krakatoa el sonido dejó de ser audible; sin embargo, la onda que se produjo reverberó por la Tierra durante varios días. Nuestra atmósfera se mantuvo vibrando como la campana de una iglesia, un fenómeno imperceptible para nuestros oídos pero que pudo ser detectado por instrumentos ubicados en estaciones climáticas de distintas regiones del mundo. Estas variaciones en la presión del aire fueron registradas en Calcuta, en la India.
Los muertos.
El volcán Krakatoa entró en erupción con tal violencia que generó suficiente fuerza como para romper la isla, liberando una columna de humo y ceniza que rebasó los 27 kilómetros de altura. La explosión también generó un poderoso tsunami cuyas olas alcanzaron los 30 metros de altura y destruyeron 165 pueblos costeros. En aquella época el territorio de Indonesia funcionaba como una colonia neerlandésa, y el Imperio estimó que las pérdidas humanas ascendieron a 36,000.
Sólo para que te hagas una idea de la violencia con que estalló este volcán, échale un vistazo a este volcán en Papúa Nueva Guinea que entró en erupción en 2014, en una explosión mucho más débil que la del Krakatoa.