sábado, 11 de diciembre de 2021

Se cortó un brazo para vivir



La historia de Aaron Ralston conmovió al mundo en 2003. Es un alpinista que había programado un viaje corto al cañón Blue John en Utah cuando repentinamente resbaló y desprendió una roca de 360 kg de peso. Esta apretó su brazo y lo dejó atrapado contra la pared del cañón. Intentó romper la roca con su navaja multiusos y forcejeó para liberar su brazo pero no tuvo éxito.

En esas condiciones pasó cinco días. Sabía que nadie podría encontrarlo puesto que no había comentado sus planes de visitar el cañón, por lo que se preparó para morir en ese lugar.

Finalmente, la deshidratación dio paso a delirios y a alucinaciones que lo llevaron a romper su brazo utilizando el peso de su cuerpo. Luego, tomó su navaja afilada y se dedicó a cortar los cartílagos, la piel y los tendones de su extremidad. Armó un torniquete improvisado con una goma de su equipo y tuvo que hacer rappel a lo largo de una pared de 19 metros de altura para salir de ese lugar. Luego tuvo que seguir caminando medio moribundo y perseguido por los animales de carroña hasta que fue rescatado.



Aaron tiene hoy un brazo mecánico con el que sigue escalando de vez en cuando y se dedica a dar esas conferencias sobre autosuperación que tanto gustan a los estadounidenses. Y seguramente acudió al cine a ver a James Franco poniéndose en su sufrida piel. En pantalla gigante. Sin cortes.




Nota Cortesía de JOTORICK




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