Las personas en la Edad Media no lanzaban sus excrementos por las ventanas ni la peste en Europa fue provocada por la suciedad.
Uno de los mitos más populares de la Edad Media era que la gente tiraba sus excrementos en la calle y las ciudades eran muy sucias. Que no existía saneamiento ni salubridad y por eso existían muchas enfermedades y como resultado de vivir entre la mugre y las ratas se diseminó la peste negra en Europa matando millones.
La realidad histórica por otro lado demuestra que existían políticas de saneamiento en las ciudades medievales y que se penalizaban cualquier conducta desordenada de limpieza. Tanto las letrinas publicas como las privadas de las casas eran limpiadas continuamente, y el excremento acumulado en pozos negros usado como fertilizante por los granjeros.
En San Gimignano en 1255 se ordenó regular periódicamente las letrinas publicas y la inspecciones del estado y limpieza de las calles. En los documentos de 1270 de Paris se menciona la presencia de recolectores e inspectores de limpieza y en las ordenanzas de Aviñón de 1245 decretan la prohibición de verter aguas residuales en las calles, así como también tirar basura, excrementos y cualquier otro desecho bajo penas de multa.
En Londres las penas podían ser mucho más severas, incluso hasta cárcel. El alcalde de la ciudad, Gregory Rocksley, a finales del siglo XIII había decretado que los ciudadanos eran responsables de la limpieza de su sector de la calle bajo una multa considerable. Esto llevó a que en 1326 en Cheap Street un grupo de aprendices linchara y matara a un peletero luego de tirar piel de anguila frente a sus tiendas. Evidentemente tirar excremento por la puerta o la ventana estaba fuera de discusión...
Todo esto no evitó que llegara la peste a Europa en 1347 y se extendiera rápidamente matando a mucha gente. La idea de que la peste negra, las ratas y la suciedad están relacionados solo se presenta en el caso europeo, a pesar de que esta enfermedad se originara en Asia y Medio Oriente sufriera la misma devastación que Europa por la misma.
La idea de que Europa estaba infestada de ratas por la ausencia de saneamiento no se apoya en ninguna evidencia arqueológica y documental. El estudio del ecologista David E Davis sobre la distribución de la rata negra, la portadora de la pulga transmisora del Yersinia pestis, en Europa, muestra que este animal se encontraba en profusión en zonas templadas a cálidas, y en lugares urbanos y áreas agrícolas y que tendían a evitar los bosques y los lugares fríos, con una presencia muy escasa en el norte de Europa.
Esto no quiere decir que la enfermedad no se introdujera a Europa por las ratas, ya que estas podían ser transportadas en barcos, pero contradice la idea de que a partir de ahí la rata fuera la principal transmisora de la peste en Europa. También la falta de registros documentales y arqueológicos que mencionen muertes masivas de ratas infectadas durante la pandemia.
Un estudio de investigadores del departamento de biología de la Universidad de Oslo en el 2018 demostró que la extensión y la velocidad de los contagios del siglo XIV no concuerda con un modelo de las ratas como principales transmisoras. La investigación concluye que el principal vector fue el ser humano.
Esto también demuestra que el declive sanitario no causó la llegada de la peste sino que viceversa. La peste provocó una emergencia sanitaria importante que llevó a las autoridades a actuar. La falta de personal de limpieza provocó enormes problemas sanitarios y la gente comenzaba a tirar sus desechos en cualquier lado. La creencia medica de que el aire pútrido provocaba enfermedades obligó a las autoridades a retomar el control, creando instalaciones para aislar a los infectados en las primeras políticas de cuarentena.
Cortesía del Enano Argüendero
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