Existe una narrativa convencional donde se dice que los aztecas, o mejor dicho mexicas, confundieron a los conquistadores con dioses. El arribo de los españoles en el siglo XVI acompañados de armas, acero y caballos causó tal impresión en los nativos, que la improbable conquista orquestada por un pequeño ejército se hizo realidad.
Pero, al comienzo nadie hablaba de esta confusión, ni siquiera los propios españoles. Probablemente, los mexicas inventaron esta historia para reformular su humillante derrota. Minimizando las fallas militares y arrojando toda la culpa sobre los símbolos religiosos.
Incluso en estos tiempos es difícil asimilar que un puñado de españoles logró conquistar a una civilización tan formidable como la mexica. En este sentido, suponer que los mexicas confundieron a los españoles con dioses parece la mejor alternativa. Pero la realidad es que, sin la colaboración de los pueblos sometidos por los mexicas, la conquista española habría fracasado terriblemente.
La llegada de Hernán Cortés.
En 1519, el imperio mexica era una confederación de diversos pueblos nativos cuyo único vínculo era el yugo mexica. Los gobernantes que conoció Hernán Cortés jamás destacaron por su benevolencia o interés hacia estos pueblos. Cada pueblo sometido debía entregar una tercera parte de todos los bienes y cosechas que se producían en sus dominios. Pero, más allá de eso, los mexicas preferían que sus conquistados se gobernaran por cuenta propia.
Víctimas de un brutal sistema de esclavitud tributaria, la llegada de los españoles suponía una atractiva alternativa. Consideraban que los extranjeros no podían ser peores que los mexicas. Mediante pequeñas acciones, Cortés demostró a estos pueblos que sus hombres eran rivales formidables contra los temidos guerreros mexicas. Y en el camino hacia Tenochtitlan, la capital del imperio mexica, los españoles formaron alianzas con los nativos. Decenas de miles ayudaron en la conquista, integrando la vanguardia de un ejército de conquistadores nativos.
El mito de los españoles visto como dioses.
¿Pero, cómo surgió la leyenda de que los españoles eran dioses? Definitivamente no fueron los españoles. Tanto en las cartas como en las memorias de Hernán Cortés no aparece una sola referencia a que los conquistados lo aclamaran como deidad. Lo más parecido al “mito de Dios” son las descripciones sobre el asombro de los nativos al atestiguar el poder de las armas de fuego españolas. En uno de los relatos, se dice que un nativo confundió la caballería con centauros, antes de percatarse que estaba frente a “un hombre sobre una bestia”. Eso está lejos de una adoración.
Aparentemente, la leyenda surgió de los propios mexicas tras el desastre que supuso la conquista. El Códice Florentino, escrito en 1550, es un relato escrito por los nativos que detalla la conquista española. Aquí aparece el registro más antiguo sobre la divinización de los conquistadores. Probablemente, esta narración se construyó a partir de relatos proporcionados por guerreros que lucharon contra los españoles. Evidentemente, la misma clase guerrera que llevó a la supremacía mexica era la responsable por la improbable derrota.
Religión y guerra.
Si las profecías y símbolos vistos durante la conquista sugerían que los dioses estaban de vuelta, los gobernantes mexicas tuvieron un justificante para su indecisión. La devoción religiosa y el “mito de Dios” habrían paralizado la respuesta ante la invasión. Así, la derrota del imperio mexica no tuvo nada que ver con la ignorancia sobre las amenazas extranjeras, la opresión que terminó por alienar a los súbditos o la efectividad del armamento español.
Más tarde, los españoles harían su parte fabricando toda clase de mitos. Por mucho que destacaran su destreza en la guerra, la verdad es que los conquistadores aprovecharon el mito de Dios para invocar el derecho cuasi divino de autogobierno. Esto también sirvió como justificación para adjudicarse las nuevas tierras. De repente, la invasión no provocada por los conquistadores empezó a ser aceptada entre los conquistados. Después de todo, era su culpa por dar la bienvenida a Hernán Cortés como uno de sus dioses.
Cortesia de Palurdtol cruza de Huichol con Zapoteco
No hay comentarios:
Publicar un comentario