Cuando se habla de ricos y famosos, las posibilidades son infinitas. Por lo tanto, para muchos no resulta particularmente sorprendente que contraten personal para que les hagan las tareas más ridículas.
¿Te da pereza programar un despertador? Contrata a un asistente que te despierte cada mañana. ¿Eres torpe al caminar? Págale a alguien para que te atrape sí caes. ¿Necesitas que alguien te sostenga la comida mientras navegas en redes sociales? No hay problema, habrá alguien que lo haga. Cuando se tiene dinero y se es una celebridad, puedes pagar a las personas para que hagan toda clase de cosas extrañas por ti.
Lady Gaga: una persona para hacer cucharita por las noches.
Una almohada para embarazo o un peluche gigante simplemente no funcionan para Lady Gaga. Mientras duerme, la intérprete de Poker Face necesita un cuerpo cálido y agradable que abrazar para conseguir un sueño reparador. Y tampoco vamos a juzgarla, pues para la mayoría es mejor dormir acompañado. En 2003, Jennifer O’Neill, ex asistente personal de Lady Gaga, interpuso una demanda por horas extras no pagadas.
En la versión de los hechos, O’Neill señaló que le exigieron dormir en la cama de Gaga pues la cantante estadounidense disfruta dormir acompañada. Además, su jornada laboral no tenía horario fijo, por lo que debía estar disponible 24/7. En la demanda, la ex asistente señaló que solo percibía un sueldo anual de US$ 75,000 por todo ese trabajo. Sospecho que muchos aquí harían cucharita con Lady Gaga sin percibir sueldo alguno.
Mark Wahlberg y su despertador humano.
Más allá del polémico comportamiento que tuvo Wahlberg en el pasado, debemos darle el crédito por ser un hombre puntual. Tan metódico con su agenda que contrató a un asistente personal para que lo despierte cada mañana. Sería mucho más sencillo programar una alarma en el teléfono, pero cuando se tiene dinero la vida se ve de otra forma.
Tal vez, el protagonista de Ted ni siquiera sospecha que tiene un despertador en la palma de su mano. Aunque este «servicio» es algo común en hoteles, la estrella de Hollywood lo llevó a un ámbito mucho más personal y costoso.
El pellizca pezones de Pink.
¿Por qué alguien pagaría a otra persona por un pellizco en los pezones? Dicen que Pink lo hace por la oxitocina que libera tras un buen pellizco en esta delicada zona del cuerpo. Justo antes de subir al escenario, la cantante acude a su empleado para que le apriete un pezón a la antigua. Afortunadamente, encontró un asistente que sabe como exprimir la situación. Y sí, estamos seguros de que muchos pagarían por esta oportunidad.
Rod Stewart y su personal para oscurecer la habitación.
Es innegable que el sueño resulta imprescindible cuando hay que descansar la mente y el cuerpo. Rod Stewart se toma el sueño tan en serio que contrató a un equipo para oscurecer su habitación. El objetivo es estimular la producción de melatonina y caer en los brazos de Morfeo cuanto antes. Como la edad ya le cobra factura, debe garantizar su descanso para realizar las presentaciones llenas de energía que lo caracterizan.
Antes de que Stewart ingrese a su habitación de hotel, un séquito de trabajadores oscurece el ambiente para que el cantante tenga el sueño perfecto. Básicamente, impiden el paso de cualquier rayo de luz natural o artificial a la habitación. Y la técnica parece funcionar, pues la estrella del rock sigue reventando los escenarios a los 72 años de edad.
Mariah Carey contrató a una persona que la atrape si cae.
De Marey Carey se podrán decir muchas cosas, pero difícilmente la identifican como una celebridad elegante. Tras múltiples caídas en el escenario, la diva se ganó la fama de torpe. De hecho, su asistente personal se encarga de llevarle las bebidas y otro miembro del equipo de tener siempre a mano su papel higiénico favorito. Pero, su empleado más increíble es uno que camina hacia atrás justo frente a ella. El trabajo de este sujeto es atraparla en caso de que Carey tropiece y caiga hacia el frente.
Justin Bieber y su cargador de alimentos.
La fama y el dinero que cosechó Justin Bieber fascinando a niñas de 10 años le permiten ser un engreído de lo peor. A menudo, haciendo el ridículo en encontronazos innecesarios con la ley para demostrar su «hombría». Y siempre va acompañado de un séquito que le cumple todos sus caprichos. Eso incluye a una persona que le sostiene la comida y bebida cuando no está en su boca.
Desconocemos los motivos que le impiden dejar sus alimentos sobre alguna superficie, como lo hace cualquier mortal. Pero tratándose de alguien como Justin Bieber, ni siquiera vale la pena cuestionar un hábito tan tonto.
El cargador de batería de Ludacris.
Todos sabemos el «suplicio» que supone sacar un dispositivo electrónico solo para encontrar que se ha quedado sin batería. Por eso, Ludacris contrató a una persona para garantizar que todos sus dispositivos estén cargados en todo momento. Además de power banks, el asistente lleva baterías de repuesto que cambia cuando es necesario. En la era de la información, es absurdo que las mimadas celebridades tengan que preocuparse por algo tan banal como la falta de batería en sus dispositivos.
Oprah Winfrey y su experto en sostenes.
Para las mujeres, pocas cosas son más incómodas que tener una varilla del sostén clavándose en su cuerpo. Una pesadilla que la multimillonaria Oprah Winfrey no desea volver a experimentar nunca. Además del séquito de empleados que satisfacen todas sus necesidades, Winfrey tiene un asistente personal que se asegura de que sus sostenes ajusten a la perfección. Imagina que cada mujer pudiera permitirse a un especialista en sostenes, la vida de los hombres sería mucho más fácil.
Le obsesiona tanto este asunto que ya lanzó varias campañas para concientizar sobre la importancia de un ajuste perfecto. Considerando que pasó de la pobreza a dirigir un gigantesco imperio mediático, parece que Oprah Winfrey sabe muy bien donde están las prioridades.
Las personas que desvisten al príncipe Carlos.
Ser miembro de la familia real británica implica cero preocupaciones por tareas insignificantes, como desvestirte. El príncipe Carlos sabe muy bien de esto, pues un grupo de personas se encarga de quitarle la ropa. Tras una extenuante jornada dando sorbos a una taza de té y practicando ganchillo, un grupo de personas lo desviste y lleva su ropa a lavar.
Como si no fuera lo suficientemente ridículo, también tiene un asistente que le plancha los cordones de los zapatos. Algunos rumores dicen que, probablemente, el príncipe Carlos jamás se ha desvestido por cuenta propia. Imagina como le explicas algo así a tu esposa.
Cortesia de Escoria24
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