martes, 16 de noviembre de 2021

Samir el enano y Mohammed el ciego.


La fotografía es de dos hombres que vivían a finales del siglo XIX en Siria; y este hecho es una de las primeras paradojas de lo que evidencia. Fue tomada en Damasco en 1889

Moahmmed, un musulmán que había quedado ciego, en realidad los cronistas no se ponen de acuerdo si fue ciego de nacimiento o que perdió su sentido de la vista después; muy difícil saberlo cuando la historia contiene tan pocos elementos. Pero, con los que contiene es suficiente para comprender lo que nos transmite.

Mohammed lleva en su espalda a Samir, un enano cristiano, que estaba paralizado, posiblemente cuadrapléjico, pero que podía hablar. Mientras el ciego no podía moverse por no ver el camino, el enano no se podía mover. Samir, entonces, miraba por Mohammed, y éste caminaba por Samir. No importaba su diferencia de religión, importaba su perfecta complementariedad; así hacían de su vida un lugar mejor. En verdad una paradoja por el país que los albergó, y que ahora en el siglo XXI no puede acoger a las varias religiones existentes, volviéndose imposible la convivencia pacífica. Viven una guerra desgarradora, que por lo constante ha perdido interés en el orbe.

Mohamed y Samir eran huérfanos, no tenían familia alguna. Se hicieron familia uno del otro. Vivían en la misma habitación.

Pero esta vida llega a su final, y Mohamed falleció. Samir se hundió en una depresión inconsolable. Al cabo de una semana, literalmente, murió de tristeza.



Cortesía del Chilango Maromas



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