Los antepasados prehistóricos de los humanos rara vez elegían primos como pareja. Así lo concluyó un estudio reciente que, gracias a un modelo computacional, analizó el ADN buscando relaciones de parentesco.
Actualmente, las relaciones maritales entre primos de diversos grados se consideran una práctica común. Y algunas estimaciones sugieren que 1 de cada 10 matrimonios está conformado por primos.
La herramienta computacional empleada por los investigadores detecta extensiones genéticas idénticas en copias de ADN, heredadas de la madre y el padre respectivamente. La aparición y extensión de esos segmentos idénticos es directamente proporcional a la consanguineidad de los padres.
El estudio.
Investigadores de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania) escudriñaron entre los datos genéticos de humanos antiguos que vivieron en los últimos 45 mil años. Buscaban determinar si en la procreación de nuestros antepasados las relaciones parentales eran comunes. Y al compararlos con cifras actuales, los datos son abrumadores: un porcentaje muy por debajo de lo que vemos hoy.
En la investigación se analizó una muestra conformada por información genética de 1,785 individuos. Del total, solo en 54 encontraron evidencia de que sus padres eran primos. Es un porcentaje de apenas 3%, lejos del 10% que estiman en la actualidad. Pero, tal vez es importante tener en cuenta el espacio temporal. Es probable que esos 54 individuos no pertenecieran al mismo periodo, sugiriendo que las relaciones parentales eran esporádicas en las poblaciones antiguas.
Sobre todo, entre los pueblos de cazadores-recolectores que vivieron hace más de 10 mil años. Para ellos, las uniones de esta naturaleza eran toda una excepción.
Cortesia del gato fruto de primos
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