El adenovirus entérico es una de las principales causas de diarrea infantil. De acuerdo con algunas estimaciones, cada año este padecimiento mata a más de 50 mil niños menores de cinco años. Por supuesto, la gran mayoría de los casos sucede en países en vías de desarrollo. Conocer el patógeno a detalle contribuye al desarrollo de una vacuna que prevenga todas esas muertes. Por eso, el estudio divulgado por personal de la Universidad de Umeå, en Suecia, es esperanzador.
«Los hallazgos mejoran la comprensión sobre el mecanismo con el que el virus atraviesa el estómago y sistema intestinal. Investigaciones futuras podrían revelar si esta propiedad puede emplearse en la creación de vacunas que funcionen como ‘polizontes’. Así, en lugar de jeringa se emplearían de forma comestible», señala el investigador Lars-Anders Carlson.
Con ayuda de la criomicroscopía electrónica y equipo de avanzada, los científicos obtuvieron imágenes detalladas del adenovirus entérico. En base a esto, modelaron un rompecabezas tridimensional que proporciona una imagen clara de la estructura del virus a nivel atómico. Hasta la fecha, el virus es una de las estructuras biológicas más complejas estudiadas a ese nivel.
Ese caparazón que protege su genoma y le permite diseminarse entre humanos, está compuesto por dos mil moléculas de proteínas. En total, la estructura posee seis millones de átomos.
Vacunas comestibles.
Los investigadores también concluyeron que el adenovirus entérico mantiene su estructura gracias al bajo índice de pH en el estómago. El estudio les permitió analizar y comparar con adenovirus respiratorios. Descubrieron la forma en que determinada proteína es alterada, así como nueva información sobre el mecanismo que empaqueta el genoma al interior de la coraza. Al unir todas estas piezas, la ciencia logra una mejor comprensión de como este virus se desplaza para generar enfermedades y muerte.
«Tenemos la esperanza de transformar esas capacidades del virus en una herramienta que nos permita combatir otras enfermedades, incluso la misma Covid-19. Es un pequeño paso en la dirección correcta, pero todavía queda mucho camino por recorrer», aventura Carlson.
Algunas vacunas probadas contra la Covid-19 parten de adenovirus genéticamente modificados. Actualmente, su inoculación depende de una inyección para que actúe en el organismo. Sin embargo, si las vacunas pudieran basarse en un adenovirus entérico, habría posibilidad de que se administre de forma comestible. Ya puedes imaginar lo eficiente que sería algo así en una vacunación a gran escala.
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