La habilidad de regenerar colas y brazos parece exclusiva de pequeños reptiles, como lagartos e iguanas. Sin embargo, una investigación reciente reveló que los caimanes tienen la capacidad de regenerar sus colas cuando son cortadas. Esto los convierte en los animales más grandes conocidos con dicha habilidad. Una estrategia evolutiva, seleccionada a través de miles de años, que permitió a estos animales sobrevivir tras la pérdida de algún miembro.
El caimán del río Misisipi o aligátor americano puede alcanzar los cuatro metros de longitud y pesar media tonelada. El estudio de la Universidad Estatal de Arizona, en los Estados Unidos, reveló que los especímenes jóvenes de Alligator mississippiensis puede regenerar un 18% de sus colas, o aproximadamente 22 centímetros.
Niveles de regeneración en animales.
Cabe mencionar que la mayoría de los animales poseen la capacidad de regenerar tejidos. Por ejemplo, los mamíferos logran reconstruir vasos sanguíneos, nervios y piel en porciones pequeñas. En los humanos, el hígado es el único órgano capaz de regenerar hasta el 75% de su tamaño original.
Lo que diferencia a un animal de otro son los niveles de regeneración. Ningún mamífero posee la capacidad de desarrollar un brazo nuevamente, sólo se limitan a reconstruir la piel para cubrir la herida. Pero, animales como el ajolote pueden regenerar un miembro casi idéntico con piel, cartílago, músculo esquelético, hueso e incluso médula espinal.
En los pequeños reptiles también se observa la capacidad de reconstruir miembros, aunque no siempre resultan iguales a cómo eran previo a la amputación. El falso camaleón (Anolis carolinensis) logra reconstruir el cartílago y músculos de su cola, pero no los huesos. No es un miembro idéntico al que poseía de nacimiento, pero una cola reconstruida lo ayuda a equilibrarse lo suficiente como para sobrevivir más tiempo.
La regeneración de los caimanes es superior a la de los mamíferos, aunque menor a la observada en los lagartos. Cuando les amputan un miembro logran reconstruir piel y cartílago, pero no el hueso ni los músculos. ¿Pero, por qué la evolución no los premió con un don tan útil como el de los ajolotes?
“El desarrollo de tejidos demanda mucha energía. Si el animal gasta su energía recreando una estructura a la perfección, termina descuidando otros procesos esenciales”, señala la investigadora Cindy Xu.
Caimanes con capacidad regenerativa.
Los biólogos que participaron en el estudio estudiaron cuatro colas de aligátores americanos jóvenes. Observando que desarrollaban estructuras deformes y más pequeñas a lo normal. La regeneración del miembro amputado se constató mediante análisis de rayos x y resonancias magnéticas. Kenro Kusumi, un biólogo que lleva décadas estudiando la regeneración en pequeños vertebrados, recibió la primera muestra de una cola de caimán en 2017.
Cabe la posibilidad de que la habilidad también esté presente en caimanes más viejos, aunque por ahora sólo se estudiaron especímenes jóvenes. Este descubrimiento, además de aportar al acervo sobre la evolución de las especies, promueve el interés para estudiar la regeneración en otras especies de gran tamaño. Aunque los pájaros y caimanes poseen un ancestro común que existió hace 250 millones de años, se desconoce el motivo por el que las aves desecharon la habilidad de regenerar miembros.
“Este hallazgo sobre los caimanes que mantuvieron el mecanismo celular para recrear colas complejas hace que nos preguntemos en qué momento los ancestros de los pájaros perdieron dicha habilidad. ¿Los dinosaurios que originaron a los pájaros también regeneraban sus colas? Hasta ahora carecemos de evidencia para ofrecer una respuesta”, dice Kusumi.
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