Las bellezas naturales de cada país se han convertido en puntos turísticos de interés, y en cada uno encontramos características particulares fuera de lo común. Los humanos gastan enormes cantidades de dinero y tiempo en los viajes que conducen a estos destinos. Sin embargo, en la naturaleza abundan lugares extremadamente peligrosos. Estos ríos y lagos son un claro ejemplo de que, si no se tiene cuidado, un viaje puede resultar fatal.
Y es que la imagen que tenemos de ríos y lagos es la de un sitio tranquilo y relajante en el que podemos zambullirnos para divertirnos un buen rato. La situación no siempre es así de favorable, y en algunos lugares del mundo existen ríos y lagos que sí proporcionan paz y descanso… eterno.
El lago que hierve.
En Dominica, un país insular al norte de Venezuela, podemos encontrar un lago de agua hirviendo. El interesante fenómeno se localiza en las inmediaciones del Parque Nacional Morne Trois Pitons, una región de mucha actividad volcánica poblada por cinco volcanes. Las imágenes parecen las de una zona de aguas termales.
Sin embargo, el agua está tan caliente que burbujea en la superficie y se estima que alcanza temperaturas de hasta 90°C. Las enormes nubes de vapor que se forman sobre la superficie del lago producen un paisaje idílico que llama la atención de propios y extraños.
El agujero azul de Dahab.
El agujero azul de Dahab se popularizó con el nombre «Blue Hole». Se ubica al sudeste de la Península de Sinaí y se le considera uno de los lugares más peligrosos del mundo. Básicamente, se trata de una depresión geológica (dolina) con 130 metros de profundidad. Es una caverna subacuática en la que muchas personas han muerto, pues se pierden y no logran volver a la superficie.
Los únicos que se atreven a explorar el agujero azul de Dahab son buceadores profesionales, aunque varios han muerto en el proceso.
Río Wharfe.
En el histórico condado de Yorkshire, Inglaterra, el río Wharfe tiene la fama de «tragarse» a las personas. Es aterrador, pero no hablamos de nada sobrenatural. La corriente en este río es tan poderosa, que cualquier objeto o ser vivo que cae en el agua termina en el fondo, atrapado entre las rocas.
Existen diversos informes de personas que tuvieron la desgracia de caer en el río y sus cuerpos jamás se recuperaron. Por eso, en las zonas donde la corriente es más intensa se instalaron carteles de advertencia.
Río Tinto.
La inusual coloración de este río ya es motivo suficiente para sospechar de su peligrosidad. El río Tinto corre por la región de Huelva, en España, y debe su coloración a la descomposición de minerales que contienen sulfuros de metales pesados. Por todo el río se encuentran yacimientos de hierro, cobre, manganeso y metales pesados.
El agua tiene un pH de 1.2, por lo que los microorganismos que la habitan están adaptados a hábitats extremos. Prácticamente todos los pueblos que se asentaron en la región, desde hace 5,000 años, mantuvieron la actividad extractora hasta principios de la década del 2000.
Lago Kivu.
El lago Kivu es uno de los lagos más grandes de África. Se ubica en la zona limítrofe entre la República Democrática del Congo y Ruanda. A simple vista parece un lago calmo, pero en el fondo alberga más de 50,000 millones de metros cúbicos de metano y contiene capas de dióxido de carbón. En 1994, en el marco del genocidio en Ruanda, muchas víctimas se arrojaron a este lago y no sobrevivieron.
Ahora puedes ver que un lago o río no siempre es sinónimo de aventura y diversión. El peligro tiene muchas formas, incluso la de una atractiva belleza natural.
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