viernes, 22 de mayo de 2020

¿Por qué China es comunista?

En el escenario mundial, para bien o para mal, China siempre tiene un papel protagónico. Ya sea para presumir crecimiento económico o figurar como epicentro de una nueva enfermedad, el país está en boca de todos y parece no cansarse de presentarnos ciertas peculiaridades. Curiosamente, siempre llama la atención que el sistema socioeconómico y político que rige a los chinos sea el comunismo. Y esto conduce a la pregunta obligada: ¿cómo y porqué China se convirtió en una nación comunista?
comunismo en china
A continuación, resumiremos algunos de los factores históricos que orillaron a los chinos a adoptar el comunismo como ideología política, social y económica.

El ascenso del comunismo en China.

El comunismo en China jamás habría despegado sin la participación de un personaje llamado Mao Zedong. No recibió buena educación en la infancia, pero Mao siempre destacó por su brillante inteligencia y capacidad para influenciar al pueblo. En 1911, el joven Mao se unió a las filas del Ejército Nacional para participar en la Revolución de Xinhai, liderada por Sun Yat-sen. Este evento derrocó a la última dinastía imperial de China (Qing) y estableció oficialmente la República de China. Al poco tiempo, Mao recibiría una poderosa influencia de la ideología plasmada en el marxismo.
Sin embargo, comprender los verdaderos motivos requiere que regresemos a 1889, año en que inició el Levantamiento de los bóxers. Este movimiento popular erradicó de China todas las influencias extranjeras, pero también generó hambre, pobreza extrema y un gran sufrimiento que se tradujo en la pérdida de incontables vidas humanas. Todos esos conflictos allanaron el terreno para que hombres como Mao Zedong y la filosofía comunista de Karl Marx se incrustaran profundamente en la cultura china.
Mao y el comunismo en China
Propaganda con Mao Zedong al frente acompañado de personajes ilustres del comunismo soviético como Stalin, Lenin y Marx.
En 1916, tras someterse a la voluntad de los señores de la guerra, algunos chinos empezaron a integrar grupos revolucionarios y partidos políticos con la esperanza de impulsar un cambio en el país. Bajo estas condiciones, durante y después de la Gran Guerra (1914-1918) en China surgieron diversos movimientos que impulsaban fuertemente la doctrina comunista, sobre todo por la enorme insatisfacción que produjo el estilo de gobierno del Kuomintang (KMT, Partido Nacionalista Chino).
Toda esta atmósfera de caos y profunda desesperación jugó un papel imprescindible en la aceptación de Mao. En aquella época, el 85% de los ciudadanos chinos respaldaron las propuestas de este personaje, principalmente porque una gran parte de la población la conformaban agricultores pobres.
En 1921 se funda el Partido Comunista de China y Mao Zedong pasa a liderar los ideales de los comunistas hasta que termina la Revolución china de 1949, cuando los combatientes revolucionarios derrotan a los nacionalistas gracias al apoyo que recibieron de la Unión Soviética.

La apertura económica de China.

El boom económico en China empezó a finales de 1978, cuando el gobierno impulsó amplias reformas económicas para cambiar definitivamente los rumbos del país. La gran reforma, impulsada por Deng Xiaoping, sólo fue posible porque la cabeza del Partido Comunista de China vio en esta propuesta un salvavidas a su frágil economía, situación que podría generar la convulsión política del país ante la muerte de Mao Zedong dos años antes.
Mao Zedong (1893 1976) y Deng Xiaoping (1904 1997) en Peking, circa 1965
Deng Xiaoping (1904-1997) y Mao Zedong (1893-1976) en Pekin, circa 1965.
El Partido Comunista de China optó por implementar las reformas de mercado en dos etapas. La primera entró en vigor a finales de la década de 1970, y consistía en la descolectivizacion de la agricultura, apertura a la inversión extranjera y autorización para que los emprendedores iniciaran negocios propios. Pese a esto, el Estado conservó un porcentaje mayoritario de propiedad sobre la industria.
A finales de la década de 1980 se implementó la segunda etapa de la reforma. Se recurrió a ciertas medidas de privatización y contratación de gran parte de la industria estatal, aunque mantuvieron ciertas medidas propias del sistema comunista como el control de precios, políticas proteccionistas y regulaciones. Al final, la reforma resultó un éxito pues las empresas estatales y el sector privado crecieron de forma nunca antes vista, y la economía china alcanzó un crecimiento promedio anual de 9.5%.
El éxito de estas políticas económicas y la forma en que se implementaron trajeron grandes cambios a la sociedad china. En los últimos 40 años observaron una reducción considerable en los niveles de pobreza, y simultáneamente creció el ingreso promedio. Las reformas fueron tan beneficiosas para el país que lo colocaron como potencia mundial, con el consecuente cambio en sus intereses geopolíticos internacionales.

¿China todavía es comunista o se volvió capitalista?

Tras los profundos cambios económicos y sociales desencadenados por las reformas, ¿sería mejor decir que China es comunista con economía de mercado o una nación capitalista con gobierno comunista? Sí atendemos al concepto de “capitalismo de estado”, probablemente ambas opciones son correctas. El propio Deng se mantuvo pragmático al respecto, llegando a decir que “no importa el color del gato, lo importante es que atrape ratones”.
yuan chino billetes
Aunque las empresas chinas (medianas y pequeñas) alcanzan un éxito relativo en los mercados de exportación, la gran mayoría no son “privadas” en el sentido occidental, pues mantienen lazos muy estrechos con el gobierno local. De hecho, casi todas las grandes empresas de China son propiedad del estado y las pocas auténticamente privadas (Lenovo, Huawei y Ali Baba) son muy cercanas al gobierno chino. El Estado domina amplios sectores como el bancario, energético y de telecomunicaciones.
Por eso, aunque la China de nuestros días se muestre más abierta a los negocios respecto al país que dejó Mao Zedong, está lejos de encajar en la política liberal que tanto se pregona en Occidente. Que China termine abandonando definitivamente los ideales “comunistas” en el futuro depende de muchos factores. La legitimidad del Partido Comunista de China como generador del progreso económico se pondrá a prueba cuando el país tenga que administrar una sucesión de problemas económicos con potencial para afectar cuestiones futuras, como los nuevos estándares de vida.
Por ahora, parece que las cosas no cambiarán a corto plazo. Aunque enfrenta ciertos problemas, el gobierno chino todavía se muestra efectivo a la hora de mantener los engranajes de su economía funcionando, propiciando que gran parte de su población atestigüe un desarrollo nunca antes visto en un país cuya historia estuvo marcada por la tragedia y adversidad.