Toda la vida Dawn Brancheau soñó con trabajar rodeada de animales. Sin embargo, jamás imaginó que este sueño se convertiría en la principal causa de su muerte. Cuando todavía era una niña, Brancheau y toda su familia disfrutaron de unas paradisíacas vacaciones en Orlando. Sin embargo, la realización de su gran sueño sucedió al visitar el parque acuático Sea World. Aquella pequeña quedó maravillada con la presentación de la orca Shamu, y en ese momento supo que dedicaría su vida a estos temibles mamíferos.
La legendaria entrenadora Dawn Brancheau.
En 1994, tras graduarse en la Universidad de Carolina del Sur, Dawn Brancheau empezó a trabajar en el parque de Six Flags en Nueva Jersey. La mujer se hizo de una buena reputación en el medio: era óptima cuidando a animales marinos y tenía talento para llamar la atención.
Un par de años después, en 1996, realizaría su gran sueño al convertirse en entrenadora de orcas en Sea World. Dawn conocía muy bien los peligros que encontraría en su lugar de trabajo. En esa época el parque ya tenía el antecedente de que Tilikum, la ballena asesina más grande de lugar, mató a su antigua cuidadora.
Sin embargo, el amor que sentía esta mujer por los animales terminó superando al miedo. Durante muchos años, Dawn Brancheau protagonizó prácticamente todas las presentaciones con orcas, que se destacaban como las principales atracciones del parque. El sueño que vivía resultaba tan encantador, que jamás consideró que la profesión sería responsable de su propia tragedia.
Orcas en cautiverio en Sea World.
Organizaciones de activistas por los derechos de los animales ya venían alertando y protestando sobre la crueldad a la que se sometían los especímenes en cautiverio. En su hábitat natural, las orcas suelen nadar varios kilómetros todos los días. Pero, una vez que se les retira de la naturaleza viven apretadas en pequeños estanques y son obligadas a nadar en círculos hasta que mueren.
Las orcas en cautiverio se vuelven animales más estresados y violentos. Era una realidad que Sea World ocultaba muy bien, transmitiendo a sus visitantes la ilusión de un mundo mágico en el que los animales amaban a sus entrenadores y, sobre todo, a Dawn Brancheau.
La gran tragedia en Sea World.
Pero, toda la ilusión se derrumbó el 24 de febrero de 2010. Lo que parecía un día perfectamente normal para la entrenadora senior se convirtió en un infierno. Dawn ejecutó una rutina perfecta acompañada de Tilikum. Pero, al final del espectáculo la entrenadora se recostó sobre el rostro del animal dentro del estanque, como una forma de abrazarlo.
Acostumbrada a estas demostraciones de cariño, la entrenadora nunca imaginó que el furioso animal tiraría de su cabello para arrastrarla al fondo del estanque frente a todos los espectadores que disfrutaban de la presentación. En cuestión de segundos, el caos se apoderó del lugar.
Los empleados del parque arrojaron comida a Tilikum, lanzaron redes e intentaron de todo para que la orca soltara a Dawn, pero el macho se obsesionó con atrapar a la entrenadora. Mientras hacían hasta lo imposible para llamar su atención, la ballena asesina arrastraba a Dawn sin parar. Tras 45 minutos, la cansada orca finalmente liberó el cuerpo mutilado de Brancheau.
Las consecuencias.
La entrenadora murió ahogada con un grave traumatismo craneoencefálico. La ballena partió su columna vertebral en dos y le provocó fracturas en la mandíbula, múltiples costillas y la vértebra cervical. Le arrancó el cuero cabelludo y también el brazo izquierdo.
Tres años después de la escandalosa tragedia, el documental Blackfish reveló todos los abusos que sufrían estos grandes mamíferos en condiciones de cautiverio. Aquello fue suficiente para suponer los motivos que condujeron al comportamiento agresivo de la mayor atracción en Sea Wolrd. A consecuencia del escándalo, el parque puso fin a los espectáculos con orcas y emitió un comunicado donde aseguraba que jamás volverían a retirar animales de la naturaleza.