Tener hijos debería ser una decisión completamente personal, y ningún factor externo a la pareja debería influir en este tema. Sin embargo, si formas parte del creciente grupo de parejas que ha decidido no tener hijos (y estás harto de tener que justificar tu decisión frente a los demás), podrías aprovechar varios de los buenos argumentos para no tener descendencia que te presentamos a continuación.
Porque no son garantías para un matrimonio.
¿Alguna vez has escuchado que la llegada de un hijo es capaz de unir más a un matrimonio? Es una creencia bastante común. Sin embargo, la evidencia ha demostrado que tener hijos resulta contraproducente para la vida en pareja.
El profesor de psicología de la Universidad de Binghamton, Matthew D. Johnson, se dio a la tarea de analizar varias décadas de estudio sobre los efectos psicológicos que se producen en las parejas tras la llegada de un hijo. Concluyó que el índice de reducción en la satisfacción respecto a la relación prácticamente se duplica entre las parejas que tienen niños comparadas con los matrimonios sin hijos.
Cuando se trata de un embarazo no planeado, ambos experimentan un impacto negativo y mucho más profundo en la relación.
Por la discusión en la crianza de los hijos.
Muchas veces, la insatisfacción en una relación subyace en las discusiones generadas a partir de la forma en que se deben criar los hijos.
Además, la llegada de un neonato significa una reducción en las horas de sueño – una necesidad indispensable para la buena salud física y mental de los seres humanos. No descansar correctamente puede conducir a un cuadro clínico donde las personas se vuelven más susceptibles a desarrollar enfermedades cardíacas y problemas mentales, padecen reflejos lentos, sistema inmunológico debilitado y un largo etcétera.
Al privarse de una rutina suficiente de sueño, el humor de las personas también cambia para peor, lo que irremediablemente termina afectando a su percepción de la felicidad.
Por el dinero.
Con el dinero existe cierta contradicción. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales en los Estados Unidos, las mujeres con hijos ganan un 3% menos que aquellas mujeres sin hijos, mientras que en los hombres sucede lo contrario al ganar un 15% más aquellos que tienen descendencia. Esto se debe a un machismo profundamente arraigado en nuestra cultura, donde un padre es visto como el “proveedor”, mientras que la madre juega el rol de “cuidadora”. Por eso, se supone ellas deben quedarse en casa, mientras que ellos deben encargarse de obtener el dinero.
Evidentemente, el salario de muchas personas con descendencia no está relacionado con sus aptitudes profesionales. Un estudio llevado a cabo en la universidad de Cornell encontró que, cuando se presentan currículos idénticos, excepto por una línea donde se menciona que la persona forma parte de una asociación de padres de familia y profesores, las mujeres reciben respuestas la mitad de las veces que sus colegas sin esa observación en la hoja de vida, mientras que los hombres reciben más respuestas.
Los padres ganan más, y las madres ganan menos. De cualquier forma, quizá ese incremento en el salario para los “proveedores” no sea suficiente para cubrir los gastos enormes que se generan al tener un hijo.
Para que nos hagamos una idea, un ciudadano estadounidense que decida tener un hijo y criarlo hasta los 17 años de edad, tendrá que desembolsar un promedio de US$ 237,000 (evidentemente es una cantidad que no se puede equiparar a lo que se gasta en un país latinoamericano, pues los costos de vida así como los salarios son totalmente distintos). Recordemos que es hasta los 17 años, sin incluir los gastos de la educación universitaria, tampoco se incluyen los gastos extras en golosinas ocasionales o los juguetes que el escuincle quizá nunca llegue a tocar en su vida.
Porque la satisfacción con la vida no cambia.
Si eres de la clase de persona que siempre ha querido tener hijos, cuando tengas a un pimpollo entre los brazos evidentemente tu satisfacción con la vida aumentará (pero no hay garantía).
Las investigaciones han revelado que tu satisfacción con la vida también puede no ser mayor que la de una persona que ha decidido no tener hijos por elección propia.
Por eso, si no deseas tener un hijo, el argumento o el pretexto de “los niños traen tanta felicidad” no es totalmente cierto.
Por los beneficios al planeta.
Los seres humanos ya rebasamos los 7.5 mil millones de personas habitando en este diminuto punto azul. Los científicos estiman que nuestros recursos, de seguirlos empleando como lo hemos hecho hasta ahora, sólo alcanzarán para mantener a 10 mil millones de humanos.
Por eso, desde ya resulta imprescindible que las familias empiecen a reducir su tamaño, o incluso que la pareja no tenga hijos, para reducir las amenazas de una superpoblación donde las hambrunas masivas serían una regla.
No traer hijos al mundo también es más benéfico desde un punto de vista ecológico. Un solo niño en los Estados Unidos produce tantos gases de efecto invernadero como 106 niños en Haití. Entre más desarrollo tenga una nación, mayor es la cantidad de dióxido de carbono que produce una persona en la vida.
Si te gusta cuidar el medio ambiente, puedes volverte vegano, andar en bicicleta, sembrar árboles o no tener hijos.
Conclusión.
Eso no quiere decir que odiamos a los bebés. Al contrario, los humanos en ese estado son las cosas más hermosas del planeta. Este artículo no tiene la intención de convencer a nadie de no tener hijos, pero puede servir como consuelo para aquellos que han decidido seguir este camino y que frecuentemente viven atormentados por el statu quo de la sociedad.