Fue el portavoz del Dandismo, el Gentleman de la Época Victoriana, el árbitro de la Elegancia, el Hombre que revolucionó el mundo con sus aforismos y sus epigramas geniales.
En 1854, desde el seno de una Noble familia, nacía en Dublín, Óscar Wilde.
Combinó sus estudios universitarios en Oxford, con viajes a Italia y Grecia, al tiempo que publicaba en varios periódicos y revistas, sus primeros poemas.
En 1882, viajó a EEUU, donde ofreció una serie de conferencias sobre su teoría de la Filosofía Estética, que defendía la idea del "Arte por el Arte", en la cual sentaba las bases del Dandismo.
A su regreso, siguió con ese ciclo en Universidades y Centros Culturales, siendo muy bien recibido.
También lo fue en Francia en 1883, donde entabló amistad con Verlaine. Al año siguiente, contrajo matrimonio con Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, un Consejero de la Reina. La pareja tuvo dos hijos; Cyril en 1885 y Vyvyane, nacido en noviembre de 1886.
Pero en 1895, su vida cambiaría para siempre.
Llevado a juicio por la relación sentimental que mantenía con Lord Alfred Douglas, un joven poeta de gran belleza, llamado cariñosamente por él como Bosie, en tiempos en que la homosexualidad era castigada con penas de cárcel de hasta 2 años.
Su caso fue ventilado en todos los periódicos, y tomado por la conservadora sociedad Victoriana como un escándalo.
Así, por esa doble moral de su época, pasó de ser un Hombre aclamado, vitoreado y muy querido, a uno arruinado, despreciado e insultado, por esa misma sociedad, que poco tiempo atrás admiraba su Talento.
Su mayor delito fue enfrentar la hipocresía e intentar vivir su vida, siguiendo sus deseos.
Salió de prisión en 1897.
Su mujer no quiso recibirle, no volvió nunca más a ver a sus hijos, y perdió todo aquello que había conseguido durante su brillante tarea como Escritor.
Bajo el nombre de Sebastián Melmoth, se refugió en París, donde murió olvidado y en la miseria en 1900, tenía 46 años.
Considerado uno de los más grandes Escritores de la Literatura Universal, fue una de las mentes más lúcidas y agudas de su generación, y fue víctima de una sociedad que nunca le perdonó tratar de ser Él mismo.
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