Sobre un área sumergida de 300 m2 se levanta una enorme formación rocosa conocida como Monumento Yonaguni. A mediados de la década de 1980, un buceador que pretendía observar tiburones martillo en el área distinguió un inusual patrón que emergía del lecho marino. Posteriormente, seguidores de la arqueología fantástica empezaron a sugerir que era un monolito tallado hace miles de años por el hombre.
Previo al hallazgo de la inusual formación rocosa, la isla Yonaguni ya era destino favorito de buceadores de todo el mundo. Actualmente, se le considera una parada obligada cuando se bucea cerca de Okinawa. La única diferencia es que los buzos se sumergen para explorar la misteriosa estructura piramidal de Yonaguni y los artefactos que la rodean.
El hallazgo del Monumento Yonaguni.
“El hallazgo arqueológico del siglo”, como lo denominaron algunos expertos, se descubrió por “accidente” en 1986. Un hombre llamado Kihachiro Aratake exploraba una región de Yonaguni Jima para divisar a los majestuosos tiburones martillo. Por razones desconocidas, Aratake rebasó la zona de seguridad designada por las autoridades. En ese momento se topó con una estructura rocosa en el lecho marino, a unos 35 metros de profundidad.
Se acercó para apreciar los detalles y quedó maravillado con el tamaño de la estructura. En esa época estaba cubierta de coral, por lo que resultó imposible determinar de que se trataba. Aratake rodeó varias veces la estructura y tomó fotografías antes de volver a la costa.
Primeros estudios del lugar.
El geólogo marino Masaaki Kimura, de la Universidad de las Ryūkyūs, es pionero en la investigación del Monumento Yonaguni. Durante varios años estudió el sitio y recopiló datos en busca de una respuesta. Aunque llegó a conclusiones importantes, sus hallazgos también generaron contrargumentos y un montón de dudas.
El Monumento Yonaguni todavía es un punto de interés para los buzos que buscan sacar sus propias conclusiones. ¿Se trata de una ciudad submarina que albergó a una civilización perdida? ¿Es posible que la naturaleza esculpiera esta formación rocosa de forma tan caprichosa? La respuesta definitiva está lejos de alcanzarse.
Localización del Monumento Yonaguni.
La peculiar curiosidad submarina se localiza frente a la costa sur de Yonaguni, una isla en la esquina suroeste de Japón. La isla se encuentra a unos 110 km de Taiwán y posee un exuberante bosque verde delimitado por una costa de arenas blancas. Buzos de todo el mundo viajan a Yonaguni para observar el misterioso monumento y recorrer la isla.
Mucho se ha hablado sobre la posibilidad de que la estructura piramidal fuera construida por una antigua civilización. De hecho, algunos la refieren como la “Atlántida japonesa”. Kimura está convencido de que el monumento es obra del hombre. Y tras 15 años de estudiar el lugar, concluyó que la zona sumergida alguna vez estuvo habitada. Este monumento sería una prueba de la existencia de Mu, un continente perdido tras un poderoso huracán.
¿Ciudad sumergida?
Durante sus numerosas inmersiones en la zona, Masaaki Kimura recopiló evidencia contundente sobre la participación del hombre en la construcción de la antigua estructura. Su teoría se basa en múltiples características artificiales observables en el lugar. Por ejemplo, las marcas de herramientas, un supuesto camino, el muro de contención, puertas, canales de drenaje, escaleras y dos esculturas con forma de tortuga.
El geólogo también localizó restos de supuestas herramientas hechas de piedra, así como un enorme relieve tapizado con figuras de animales. “Es difícil creer que la naturaleza creó contornos tan definidos”, concluyó Kimura.
La investigación del geólogo japonés menciona que en la topografía de la isla Yonaguni hay evidencia sobre una antigua ciudad sumergida. Dicha evidencia son otras construcciones, como templos de menor tamaño y caminos que los interconectaban. Además, una serie de tablillas recuperada en la zona (Piedras Rosetta de Okinawa) sugieren la existencia de una antigua ciudad.
En base a toda la evidencia, Kimura estimó que la ciudad tenía más de 10 mil años de antigüedad. Sin embargo, más adelante ubicó su rango entre los 2,000 y 3,000 años.
Escepticismo en torno al Monumento Yonaguni.
Evidentemente, el Monumento Yonaguni no logró escapar a los argumentos de los escépticos que refutan cualquier evidencia sobre antiguas ciudades sumergidas. Los detractores argumentan que esos bordes tan definidos de la estructura se producen naturalmente en las areniscas. En otras palabras, los bordes rectos serían producto de un proceso natural de erosión como sucede con los prismas basálticos.
De hecho, al interior de la isla se encuentran varias tumbas antiguas que guardan semejanzas con el Monumento Yonaguni. Tal vez, los nativos imitaron el diseño natural de la estructura o alteraron la estructura natural de la misma con sus herramientas. Sin embargo, esto no quiere decir que haya una ciudad sumergida por allí.
El Monumento Yonaguni ha cautivado a numerosos investigadores desde hace décadas. Sin embargo, nadie lo considera un hito cultural relevante. Todas las teorías que lo rodean son suficientes para que el gobierno japonés no muestre interés en preservarlo. De hecho, toda la responsabilidad recae en los investigadores y otras personas que trabajan en el lugar.
Como sucede con Atlantis desde hace siglos, el Monumento Yonaguni en Japón probablemente siempre será un imán de escepticismo. Cualquier evidencia no hará más que respaldar la especulación y, frecuentemente, causará un contrargumento. Por ahora, lo más conveniente es que el misterio reserve su atractivo. Pues sumergirse en lo desconocido supone un desafío mucho más satisfactorio para una mente curiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario