Emanuel Swedenborg es un personaje complejo, por decir lo menos. Nacido en 1688, su padre era un obispo que afirmaba comunicarse con espíritus, relataba curas milagrosas y practicaba exorcismos. La atmósfera religiosa que prevaleció durante su infancia no impidió que Emanuel se sumergiera en las ciencias naturales y explorara el mundo en su juventud.
Emanuel Swedenborg, el científico.
Aunque padecía una grave tartamudez que le impedía hablar en público, Swedenborg dedicó buena parte de su vida a cultivarse en física, astronomía y mineralogía. De hecho, en múltiples ocasiones buscó la manera de reconciliar la filosofía con las ciencias naturales. Como fruto de esa búsqueda proporcionó una descripción arcaica de un dispositivo para volar y un submarino.
Estudio del cerebro.
En 1736, tras rechazar una invitación a convertirse en catedrático (por su tartamudez) de la Universidad de Uppsala, en Suecia, se dedicó de lleno a la biología. Sus constantes incursiones en centros médicos de Italia y Francia resultaron claves para su investigación en anatomía y fisiología. Emanuel Swedenborg sugirió por primera vez que la corteza cerebral se dividía en regiones especificas responsables de controlar diversas partes del cuerpo.
Creía que esos “territorios corticales” especializados estaban ampliamente interconectados, lo que permitía al cerebro funcionar como un todo eficiente. Más adelante señaló el vinculo entre la región posterior de los lóbulos frontales y el control muscular voluntario. También llegó a sugerir que los lóbulos frontales guardaban algún tipo de relación con la memoria, imaginación y el pensamiento.
Científico revolucionario.
En efecto, la investigación de Swedenborg era revolucionaria para su época y pasó desapercibida para la comunidad médica de otras latitudes, al menos hasta finales del siglo XIX. Tal vez porque escribió todos sus tratados sobre el cerebro en sueco, y los textos no se tradujeron a otros idiomas en décadas.
Para ese entonces ya era muy tarde, pues los asombrosos descubrimientos de Emanuel Swedenborg fueron acreditados en otros investigadores independientes. El hecho de que no trabajara como académico resultó contraproducente para su investigación. Swedenborg pudo convertirse en pionero de la medicina si hubiera seguido investigando. Desafortunadamente, su actividad científica cesó por completo en 1743.
El comienzo de las visiones de Emanuel Swedenborg.
La extraña crisis espiritual de Emanuel Swedenborg llegó tarde, cuando tenía 55 años de edad. Toda la vida se mantuvo apegado a la religión, pero las cosas dieron un giro de 180° cuando abandonó su investigación para viajar a Países Bajos. En esa época empezó a sufrir extraños sueños que detalló fielmente en su diario.
Uno de los episodios más extraños, que Swedenborg recapituló en múltiples ocasiones, sucedió mientras comía en una taberna londinense. “Una nube negra se posó sobre mis ojos y la atmósfera del lugar cambió por completo. De repente, observé a un individuo sentado en una esquina del lugar que decía ‘¡no comas demasiado!’”.
Asustado por el inexplicable episodio, Swedenborg se apresuró a regresar a casa. Esa misma noche, el mismo sujeto de la taberna se le apareció en un sueño y se presentó como el Señor. También reveló a Swedenborg que lo había elegido para descifrar el significado espiritual de la biblia con su guía. Relató que estas visiones lo perturbaban tanto, que su médico hizo que seis hombres lo vigilaran mientras dormía.
Los textos religiosos.
Cuando finalmente se pensionó, Swedenborg dedicó su vida a escribir textos religiosos basado en las extrañas visiones que experimentaba, aunque posteriormente aseguró que todo se lo dictó un ángel. Escribió más de una docena de libros con temas espirituales mientras viajaba constantemente entre Países Bajos, Londres y Estocolmo.
Estas visiones le revelaron sitios inquietantes como el cielo y el infierno. Sin embargo, también elaboró un relato sobre su viaje por el Sistema Solar y los habitantes que encontró en esa travesía. Prácticamente todas sus obras se publicaron en vida y se hizo de una reputación como místico.
Por extraño que parezca, sus obras eran consistentes y las descripciones que elaboró sobre el cielo, infierno y universo influyeron mucho en las décadas posteriores. Aunque algunos textos de Swedenborg son raros (llegó a escribir que la Luna era habitada por seres que hablaban con el estómago), su estilo sincero y supuesta capacidad psíquica atrajeron muchos seguidores.
Sin embargo, también tenía críticos: Immanuel Kant dijo que Swedenborg debía estar encerrado en un manicomio. Y dos de sus colaboradores fueron acusados de herejía.
Un hombre trastornado.
Las obras espirituales de Swedenborg están enfocadas en los planes de Dios para empezar su reino en la tierra, aunque negaba que escribiera desde la teología. Recordemos que todo esto surgió de sus experiencias personales. Años después de este frenesí de visiones, Swedenborg se trastornó tanto que sólo se alimentaba de pan y leche.
Aseguraba que era tentado constantemente por espíritus malignos, aunque después recibía el consuelo de espíritus nobles. Swedenborg jamás se casó y, de hecho, tenía tanto miedo a las mujeres que jamás se encontró con una a solas. Murió en 1772, una época donde lo reconocían como un gran místico cuyas obras se tradujeron a numerosos idiomas.
El enigma de Emanuel Swedenborg.
Escritores celebres como Goethe, Carl Jung, Fiódor Dostoyevski y William Blake se inspiraron en las obras de Emanuel Swedenborg. Los seguidores de su doctrina fundaron la Iglesia Nueva Jerusalén en 1778. Y, pese al debate en las interpretaciones de sus escritos aún tiene seguidores, como la Sociedad Swedenborg que se dedica a divulgar sus obras.
¿Por qué un científico tan talentoso como Swedenborg tuvo un cambio tan radical en la última parte de su vida? La respuesta sigue intrigando a escritores e investigadores que analizaron su vida. La evidencia disponible no sugiere que padeciera un cuadro de esquizofrenia o alguna otra afección neurológica.
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